Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Verónica Córdova
Una joven se para en una esquina con un
conservador de plastoformo. Despliega un cartel y anuncia: Chicharrón de perro
a Bs 10. Alrededor de las letras, imágenes bonitas de cachorros ilustran la
oferta. Es un ejercicio de transgresión social. Consiste en realizar alguna
actividad o manifestación que provoque una respuesta social inmediata y
espontánea, tanto de los transeúntes como de los medios de comunicación.
Su objetivo es, por un lado, generar un
proceso de participación o concienciación ciudadana a través del shock; y, por
parte del transgresor, implica la previa reflexión de la temática, su puesta en
escena performática y, por último, un análisis de resultados que permita redondear
el proceso y sacar conclusiones de la experiencia personal y de la reacción
colectiva.
Sin estar alertados de la naturaleza
pedagógica del experimento, muchos transeúntes e internautas reaccionaron de
forma agresiva ante la provocación. Alguien llamó a la Guardia Municipal y a
defensores de animales. Hubo violencia, insultos y largas discusiones en línea.
Hubo quien entendió la ironía: ¿por qué genera tanta aversión la idea de comer
un perro, cuando a diario comemos otros animales sin cargo de conciencia? No es
lo mismo, responden algunos. Hay animales que son mascotas y otros que son
comida.
¿Qué genio cruel decretó esos destinos
distintos? ¿A qué deidad maligna se deben quejar cerdos, vacas y gallinas? ¿Hay
algo intrínsecamente comestible en los genes de esas desgraciadas especies, o
es que perros, gatos y canarios deben agradecer su mejor destino a un mero
golpe de suerte? Es cierto, dicen otros. Las razones por las que comemos vaca y
no bulldog son meramente culturales. Pero si de defender animales se trata,
deberíamos entonces ser todos vegetarianos y no comer carne ninguna. Hasta los
animales se comen a otros animales ¿por qué los humanos deberíamos ser
diferentes? Es cierto, digo yo. Alimentarse de carne es parte de la dieta y la
cultura humanas desde hace muchos miles de años.
El problema de los animales-comida no es
tanto cómo mueren, sino sobre todo por cómo viven. Cerdos que se crían de pie,
en jaulas diminutas, engordando artificialmente hasta que están listos para
hacerse chicharrones. Madres a las que les arrebatan a sus crías para que el
humano beba la leche que el ternero no va a tomar, porque ya es filete.
Gallinas que no hacen más que reproducirse durante toda la vida que tienen
antes de entrar al broaster. El tema no es dejar de comer carne o huevos o
dejar de beber leche; el tema es regular no solo la forma en que los animales
mueren, sino en particular la forma en que viven.
La Guardia Municipal, la Intendencia,
Defensa del Consumidor, defensores de animales todos vigilan muy de cerca los
mataderos y las cadenas de frío de los cadáveres que nos comemos; nadie se
preocupa de poner reglas y frenos a los centros de tortura en los que
encerramos a los animales antes de que lleguen a nuestras mesas.
Yo también amo a los perros y tengo una
mascota: ella me ha enseñado a entender que no solo los humanos tenemos
emociones, relaciones sociales y personalidad propia. ¿Qué genio maligno
decretó, entonces, que algunos animales sean capaces de fidelidad y amor, y
otros sean solamente chicharrón enciernes? ¿A qué deidad discriminadora deben
agradecer perros, gatos y humanos por su capacidad de emoción, que le ha sido
negada a pollos, lechones y terneros? Si una conclusión podemos sacar de este
ejercicio de transgresión social es una frase escrita por alguien en las redes
sociales: “No puedes defender a los animales con la misma boca con la que te
los comes”.
Es cineasta
y Twitter: @escuelanfp
Aumentar la conciencia social es esencial para erradicar el abandono canino. Cada corazón latiendo en cuatro patas merece amor y compromiso. Juntos, elevemos la voz contra el abandono, construyendo un mundo más compasivo
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