Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Andrés Soliz Rada
Ovando y Barrientos
Cuando Sergio Almaraz y once
intelectuales, entre quienes se destaca Zavaleta Mercado, difunden el
manifiesto: El Nacionalismo Revolucionario y la Ocupación Norteamericana, en
septiembre de 1967, la guerrilla del Che ya llevaba seis meses combatiendo en
Bolivia. El manifiesto no menciona la insurrección armada, aunque puntualiza
que el derrocamiento de Paz Estensoro, al igual que el de Juan Bosch en
República Dominicana, de Carlos Julio Arosemena en Ecuador y Joao Goulart en
Brasil, obedece a la decisión estadounidense de aislar a la Revolución cubana.
Sergio y el Che coinciden en que Bolivia es un país ocupado por el imperialismo
norteamericano, pero discrepan en la táctica liberadora. En tanto el
guerrillero argentino-cubano plantea aniquilar a las FFAA, Sergio lanza
despiadados ataques a Barrientos, de los que excluye a Ovando. Citemos algunos
de ellos:
“El régimen de Barrientos, incoherente en
cualquiera de los demás órdenes de su existencia… sabe adonde apunta con
relación a la minería, pero no para defenderla sino para entregarla”.
“La matanza en masa de mineros es obra
concreta de la presión de la Embajada norteamericana, porque para la
contrarrevolución era imprescindible destruir a esta clase peligrosa…
Barrientos acabó por ceder a esta exigencia… y así se produjeron las crueles
matanzas de mayo en Milluni, Kami, Atocha, Telamayu, Villa Victoria, Munaypata,
El Tejar, el resto de La Paz, que se repetirán después, con ensañamiento,
todavía mayor, en Catavi, en el mes de septiembre de 1965… Pero esto no
bastaba: el 24 de junio de 1967, las minas son escenario de otro genocidio,
bautizado por el pueblo como la Masacre de San Juan… Barrientos había dicho
“reprimiremos con la violencia más brutal. La exclusión de Ovando de las
críticas de Sergio, pese a tener entre sus ministros a conocidos
“barrientistas”, obedece a su empeño por alinear a las FFAA en el campo
nacional. Sobre el particular, añade el citado manifiesto:
“Se quiere pues (por parte de Barrientos,
ASR) liquidar el contenido nacionalista y antiimperialista del Ejército, bajo
el cual murieron Busch y Villarroel y los colgados del 46, por las mismas
razones por las que se destruye a balazos al sindicalismo defensor de la
soberanía económica, por las mismas razones por las que se va reemplazando a la
única forma específicamente nacional de capitalismo, que es el capitalismo
nacional minero (se refiere a COMIBOL, ASR), con las grandes inversiones
extranjeras”.
“En nombre del Ejército… se ha conspirado
contra la esencia misma del Ejército, que no es otra que la defensa de la
soberanía territorial y económica de la Nación, el resguardo de su doble
frontera exterior e interior… Hoy, en nombre del Ejército, que al fin y al cabo
no es sino la guerrilla de nuestros padres hecha institución, no hablan sino
los entregadores del Ejército, que cambian a su Patria por automóviles Mercedes
Benz (Para Abrir el Diálogo. Ensayos, 1961-1967. Editorial Los Amigos del
Libro, 1979. La Paz-Bolivia.
Podría observarse que el Manifiesto… es
un documento suscrito por doce personas, razón por la que no sería correcto
atribuir sólo a Sergio la orientación que posee. Es obvio que su contenido
mereció discusiones previas. Sin embargo, como resultado de ellas no prevaleció
el criterio escéptico de Zavaleta frente a Ovando, en su afán de colocar al
proletariado como vanguardia de un proceso enfrentado a los militares. Los
planteamientos de Almaraz están presentes en su Réquiem para una República, de
cuyo libro extractamos las siguientes citas:
“El uniforme de boina verde que
Barrientos vistió en mayo (de 1966, en las masacres mineras) es más elocuente
que la presencia de Henderson (el Embajador norteamericano) en el palacio. Este
general de aviación que… ha confundido el país con un aeródromo, presenta el
punto más bajo de la historia del ejército… Es evidente que los norteamericanos
impusieron a Barrientos… (Lo hicieron) mediante un proceso eficaz porque hizo
del Presidente un Boina Verde y de un Boina Verde un Presidente”.
Almaraz llama abiertamente al sector
patriótico de las FFAA a derrocar a Barrientos, como efectivamente ocurrió el
26 de septiembre de 1969. Ese llamado consta en el Réquiem…, donde usa estas
palabras:
“El monótono presidente (Barrientos) no
es más que la expresión del hundimiento. NO OBSTANTE ES ADMISIBLE LA
POSIBILIDAD DE UNA VARIANTE SI LOS MILITARES NACIONALISTAS DESPLAZAN A LA
CAMARILLA COMPROMETIDA CON EL PENTAGONO. Desde luego, la condición previa es
que tal desplazamiento sea respaldado por un movimiento popular” (las
mayúsculas son de ASR). La izquierda tradicional, la guerrilla del Che y la
dirección de la COB, con Lechín a la cabeza de la Asamblea del Pueblo,
impidieron que el movimiento popular fortaleciera el proceso Ovando-Torres, lo
que, a su vez, precipitó el triunfo banzerista del 21 de agosto de 1971.
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