Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

En ese sentido, no es posible pensar entonces en la
posibilidad de que las redes sociales se constituyan, en esta ocasión, en el
escenario en el cual se disputen las opciones por candidaturas de la ciudadanía
conectada (que —se sabe— consigue resonancia en la agenda mediática), esto al
menos en la teoría. No obstante, toda vez que las recientes modificaciones a
las normas y la aprobación de un respectivo reglamento apuestan, ahora, por un
enfoque garantista, es de esperar que la ciudadanía se manifieste en torno a
este proceso electoral con la mayor libertad, más aún en los canales de
expresión y opinión que hoy se han tornado las RRSSDD, lo que podría hacer que
más bien lo que vaya a ser puesto en disputa en estos escenarios sean los
sentidos en torno al proceso electoral en sí mismo.
El uso “ideal” que se le podría dar a estos escenarios
digitales, que además está contemplado dentro de la normativa que rige este
proceso, es el informativo; esto quiere decir que los contenidos generados por
usuarios y usuarias en estas plataformas coadyuve a la labor informativa que
tiene como misión llevar adelante el Órgano Electoral Plurinacional, pero en la
que también —se espera— el apoyo y compromiso de medios de comunicación,
universidades (y otros actores sociales)
a través de la generación de espacios de debate (foros, seminarios,
espacios en medios) destinados a dar a conocer a quiénes pugnarán por nuestro
voto en diciembre y sus propuestas. Pero la realidad parece apuntar en otro
sentido, como muestra se puede señalar que han bastado cinco días de que se
conozcan los nombres de las y los candidatos a Altas Autoridades del Órgano
Judicial y del Tribunal Constitucional Plurinacional para vislumbrar la
existencia de una tendencia en algunos contenidos que seguramente buscarán
orientar la opinión de las comunidades virtuales hacia la anulación del voto, a
tiempo de cuestionar la legitimidad del proceso en sí. Ya el año 2016, se podía
identificar que especialmente Facebook, se había vuelto más bien un lugar en el
que, cuando de momentos altamente politizados se trata, presentaba una fuerte
tendencia a privilegiar la desinformación y la guerra sucia por encima del
debate informado.
A pesar de todo ello, desde la vivencia de nuestras
comunidades virtuales siempre queda —cada vez más arrinconada— la tecnoutopía
de pensar a las RRSSDD como esos anhelados espacios de ampliación democrática,
en los que prima la deliberación informada y no lo contrario. Y un nuevo
proceso electoral, de alguna manera es siempre una nueva oportunidad, en clave
de desafío, para nuestra propia cultura democrática intercultural, así sea
ejercida desde un teléfono.
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