Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
En 1981 Pinochet privatizó el
sistema de pensiones en Chile dando paso a otro llamado de capitalización
individual, el cual se regía por la libre competencia a través de empresas
privadas que administraban los ahorros de los trabajadores denominadas APF. El
sistema consistía en que cada persona ahorre una parte de su salario a cambio
de recibir al término de su vida activa una pensión de jubilación, dejando de
lado el viejo sistema de reparto por el cual la población activa financiaba a
la inactiva. La reforma también permitió fortalecer la Bolsa de Valores de
Santiago donde se invertirían esos fondos. Este sistema tendría éxito por aquel
entonces e incluso sería imitado en otros países, entre ellos Perú y Bolivia.
Empero, conductas
anticompetitivas de colusión y de integración vertical llevaron a concentrar el
número de participantes en los últimos años. El poder de mercado se materializó
en pensiones reducidas que incluso llegaron a un nivel por debajo del salario mínimo,
mientras las comisiones que cobraban las empresas se mantuvieron altas.
Las diferencias de rentas de
jubilación se acrecentaron en un país marcado por la desigualdad salarial
principalmente entre hombres y mujeres. Aquellos sectores como las Fuerzas
Armadas y la Policía que no formaron parte de esta reforma hoy gozan de
pensiones más altas que las del sistema privatizado.
La precariedad en las rentas
llevó en 2008 a la presidenta Michelle Bachelet, en su primer gobierno, a
introducir una pensión básica con dinero estatal. En este su segundo mandato ya
inició el tratamiento de una polémica reforma que contempla elevar la
cotización del empleador del 10% al 15%, del cual el 3% se va a un fondo de
cada trabajador y 2% a otro intrageneracional (Seguro de Ahorro Colectivo),
donde los que ganen más aporten más. Otra propuesta trascendental es la
creación de una entidad pública sin fines de lucro para que administre el
fondo. El proceso se vio empañado por las renuncias recientes de los Ministros
de Economía y Hacienda.
En Bolivia en 1996 se aprobó
la Ley de Pensiones 1732 a imagen y semejanza del sistema previsional chileno
(aunque con ciertas diferencias) al son de la privatización de otras empresas
públicas. La idea fue vendida con el mismo eslogan político de la indiscutible
eficiencia del sector privado y la posibilidad de generar ahorro interno en el
mercado de valores, promesas que por supuesto no se cumplieron.
Afortunadamente para nosotros
los ajustes vinieron más temprano que tarde. En 2010 se reformó el sistema de
pensiones creándose un fondo solidario que mejora las rentas más bajas y que
tuvo un ajuste reciente ampliando el beneficio. El número de aportantes fue en
aumento de 1,3 a 2,1 millones entre 2010 y 2016, donde cada vez ingresan más trabajadores
independientes. También se otorgó beneficios sociales como la reducción de la
edad de jubilación entre otros.
La creación de una gestora
pública es otro de los cambios más relevantes cuyo objeto es otorgar mayor
rentabilidad a los fondos de pensiones y mejorar la atención a los aportantes.
A pesar de las críticas que se ha recibido por la demora en su implementación
puesto que el proceso de migración de datos es complejo y requiere la máxima
seguridad y confiabilidad, se deben reconocer que es un gran avance hacia un
sistema de pensiones más equitativo y accesible.
La propuesta de reforma
previsional en Chile deja en claro el fracaso del sistema previsional privado
que ha privilegiado el lucro antes que la solidaridad. Resulta por demás
halagador que países vecinos sean los que ahora emulen ideas adoptadas en el
sistema de pensiones boliviano como el fondo solidario y el reconocimiento del
rol protagónico del Estado, donde no solo se trata de cuestiones de eficiencia
asignativa sino de equidad redistributiva.
y Twitter: @escuelanfp
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