Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Escritora, sindicalista, militante socialista
y feminista, fue la primera traductora de Madame Bovary al inglés y la primera
biógrafa de su padre, Karl Marx
La historia de una mujer que se ganó un
nombre propio en la historia del socialismo.
Mayo de
1871. Francia se encuentra conmocionada por la Comuna de París, que concentra
las esperanzas de la clase obrera y el odio de la burguesía europea. Durante la
semana sangrienta del 20 de mayo fueron asesinados más de 30.000 trabajadores y
más de 8.000 encarcelados. Pocos días antes, dos mujeres jóvenes cuyo apellido
podía hacer saltar las alarmas de la policía francesa ingresaban al país con
nombre falso.
Jenny y
Eleanor Marx iban a Burdeos para buscar a su hermana, Laura, cuyos hijos
estaban enfermos. Su esposo, Paul Lafargue, había desaparecido poco antes,
después de viajar a París para ponerse al servicio de la Comuna. Jenny y
Eleanor ayudaron a poner a salvo a la familia Lafargue atravesando los
Pirineos, pero cuando regresaron a Francia para borrar sus huellas fueron
detenidas. Retenidas en arresto domiciliario durante una semana, serían
interrogadas sobre el supuesto escondite de armas y materiales para construir
bombas.
Eleanor
Marx.
La prensa
europea acusaba a Marx de ser el artífice de la Comuna, por lo que sus hijas
eran consideradas peligrosas. La policía francesa perseguía a las pétroleuses,
mujeres que habían tenido un papel destacado durante la Comuna, como la amiga
personal de los Marx, Elisabeth Dimitrioff. Eleanor Marx tenía 16 años y
ésta fue su primera experiencia política, que la marcará para siempre. Cuando
regresa a Londres se pone a militar activamente, participa en la organización
del Congreso de la Asociación Internacional de Trabajadores y en el comité de
ayuda a los refugiados de la Comuna de París. Su perfecto manejo del inglés,
alemán y francés le permite hacer de intérprete y se ocupa de organizar el
primer acto de aniversario en homenaje a los comuneros.
Algunos,
como el húngaro exiliado Leo Frankel, se enamoran perdidamente de la joven
Marx. Pero quien despierta su interés es otro destacado comunero, el vasco
francés Hippolyte Prosper-Olivier Lissagaray, quien poco después escribirá la
primera historia sobre la Comuna de París con la ayuda de Eleanor. "Hans
Röckle era un mago que llevaba una tienda de juguetes: hombres y mujeres de
madera, animales fantásticos, gnomos y gigantes.
Las
dificultades económicas lo obligaban a vender sus creaciones al diablo y los
muñecos vivían grandes aventuras hasta regresar a la tienda". Con seis
años, la pequeña Tussy, como la llamaban en casa, escuchaba por las noches las
historias que inventaba su padre. En ese período, Marx pasaba horas trabajando
en sus manuscritos para 'El Capital', con la pequeña Eleanor jugando a su lado
o montando a caballo sobre sus hombros. Sumida en grandes dificultades
económicas, la familia Marx sobrevivía con la ayuda de Federico Engels, el
General, como llamaba Tussy a su "segundo padre".
En la
casa de Jenny y Karl Marx todos eran lectores. Colecciones de historia,
filosofía, las recientes obras de Darwin, escritos de Hegel, Rousseau y
Fourier, novelas de Balzac y Dickens, la poesía de Goethe. El preferido era
Shakespeare, que Tussy aprendió a recitar de memoria desde chica y despertó su
amor por el teatro.
A los 18
años, Tussy busca independizarse --algo raro para una mujer soltera en la
Inglaterra victoriana--, encuentra trabajo enseñando en una academia de mujeres
en Brighton y mantiene una relación --por momentos clandestina-- con
Lissagaray. Pero una crisis de nervios, la mala alimentación y el deterioro de
su salud la obligan a regresar a Londres. Su actividad política no decae y en
los años siguientes participa en los debates sobre Irlanda, los intentos de
formación de un partido socialista independiente y la campaña de amnistía para
los comuneros. Cuando su padre muere, en 1883, Eleanor tiene 28 años y junto
con Engels trabajan para preservar su legado, sus manuscritos y su
correspondencia. Le escribe a Kautsky: "Su obra debe conservarse tal como
es y todos debemos intentar aprender de ella. Así todos podremos caminar con
sus largas piernas".
La mujer
y el socialismo
Golpeado
por la muerte de su gran amigo, Engels revisa los estudios de Marx sobre la
cuestión de la familia en la historia y da forma a su libro 'El origen de la
familia, la propiedad privada y el Estado' (1884), obra pionera del feminismo
socialista. Eleanor colabora, leyendo y discutiendo los borradores. Publica
junto con su esposo, Edward Aveling, su propio trabajo: 'La cuestión de la
mujer, un punto de vista socialista'. Eleanor defiende que la lucha por la
emancipación de las mujeres solo puede lograrse en el socialismo, y que ésta es
un prerrequisito para aquel. Durante el agitado año de 1886, Eleanor y Aveling
recorren 35 ciudades de EEUU invitados por el Partido Socialista Laborista.
Tussy
habla sobre la situación de los trabajadores y las mujeres obreras. El
movimiento sindical norteamericano es un hervidero, después del encarcelamiento
de los mártires de Chicago, que serán fusilados ese mismo año. El éxito de la
gira solo se enturbia al final por unas denuncias contra Aveling, que derrocha
parte del dinero del SLP en gastos superfluos. Aveling esconde a Eleanor sus
relaciones con numerosas mujeres y miente sobre sus deudas.
En la
década siguiente Eleanor Marx se dedica a numerosas tareas políticas y de
organización del movimiento obrero. Participa del Congreso de fundación de la
Segunda Internacional, donde conoce a Clara Zetkin (traduce su discurso sobre
las mujeres) y cumple un papel destacado colaborando con las huelgas de los
portuarios, los trabajadores del gas y las fábricas químicas de Silvertown.
Auspicia la formación de la primera sección de mujeres en el Sindicato de
trabajadores del gas, asesora a las trabajadoras de comercios en huelga y apoya
la organización sindical de las obreras más explotadas que pelaban cebollas en
fábricas alimenticias.
Contra la
opinión de muchos dirigentes sindicales, Eleanor planteaba la necesidad de
organizar a las mujeres y a los trabajadores no calificados. Después del
fallecimiento de Engels, Eleanor recibe la mayoría de los papeles de Marx y se
dedica a editar sus manuscritos. En 1897 publica 'Salario, precio y ganancia',
mientras avanza en la biografía de Marx, pero el creciente deterioro de su vida
personal le impide continuar. Aveling miente cada vez más y acumula deudas a
costa suya.
Finalmente,
la crisis alcanza su cenit cuando Eleanor se entera que Edward se ha casado con
otra mujer, usando un nombre falso. Sumida en una grave crisis personal,
Eleanor muere a los cuarenta y tres años en marzo de 1898 después de ingerir
veneno. Al igual que la protagonista de la novela de Flaubert, Eleanor no logró
sobrellevar su propia tragedia privada. Muchos de sus amigos y allegados
consideraron a Aveling responsable --directo o indirecto-- de su muerte, y éste
fallece pocos meses después.
El triste
final de Eleanor Marx no oscurece la intensidad de su vida, sus aportes al
movimiento obrero y al feminismo socialista. Como escribe su biógrafa, Rachel
Holmes, "Eleanor Marx cambió el mundo. En el proceso, se revolucionó a sí
misma."
El 4 de
mayo de 1890, 250.000 trabajadores se reunieron en Hyde Park, en Londres, para
celebrar por primera vez el día internacional de los trabajadores. Eleanor Marx
tomó la palabra ese día desde la tribuna. Al terminar el discurso, citó una de
sus estrofas preferidas de Shelley:
Alzaos
cual leones tras un largo sueño.
En número invencible.
Sacudíos vuestras cadenas y que caigan a la tierra como el rocío
que durante el sueño se posó sobre vosotros.
Vosotros sois muchos y ellos son pocos.
En número invencible.
Sacudíos vuestras cadenas y que caigan a la tierra como el rocío
que durante el sueño se posó sobre vosotros.
Vosotros sois muchos y ellos son pocos.
y Twitter: @escuelanfp
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