Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
¿Pena de muerte? ¿Cadena perpetua? Creo que dedicamos
demasiado tiempo y esfuerzo a debatir sobre cuál es el mejor castigo para los
violadores y asesinos de niños y nos empeñamos muy poco en encontrar las formas
de evitar estos delitos.
Los castigos vienen detrás de niñas que mueren después de
ser ultrajadas por personas muy cercanas, con quienes ellas convivían a diario.
Los niños asesinados el año pasado murieron por los golpes que les dieron sus
padres, cerraron sus ojos cansados de llorar por las torturas que les
infligieron quienes debieron cuidarlos y amarlos.
Es propio de los adultos pensar en castigar y no en cómo
solucionar el problema antes que suceda. Con esa mentalidad inventamos que “la
letra entra con sangre”, frase que solo consigue hacer odiar el aprender; es la
consigna perfecta para dejar de ser creativos y convertirnos en buscadores de
buenas notas sin la ambición del disfrute de conocer.
No necesitamos llenar las cárceles de más violentos o
asesinos. No necesitamos más niñas como Abigaíl que les rompan el cráneo con un
palo y en la autopsia descubran viejas fracturas que se curaron solas, causando
estremecimiento cuando uno imagina el dolor que ha sufrido esa niña.
Las instituciones que estudian y trabajan por los derechos
de los niños han elaborado recomendaciones para evitar que los padres y sus
cuidadores ejerzan violencia hasta matarlos.
Entre ellas está la reducción de embarazos no deseados, lo
que tiene que ver directamente con educación sexual; reducción del consumo de
alcohol; aumentar y mejorar el servicio de atención pre y posnatal, donde
asistan ambos progenitores; proporcionar a los padres formación en materia de
desarrollo infantil y métodos disciplinarios no violentos para la educación de
sus hijos, para que no se confunda castigar con educar.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha realizado un
estudio donde explica que los abusos sexuales contra la infancia derivan en un
6% de los casos de depresión de las víctimas cuando son adultas; en un 6% de
los casos de dependencia del alcohol y las drogas; 8% de los intentos de
suicidio por parte de quienes fueron abusados; 10% de los casos de trastorno de
pánico y un 27% de los casos de trastorno de estrés postraumático.
Por otro lado, las personas que han sufrido violencia física
o abuso sexual durante su infancia pueden desarrollar consumo excesivo de
tabaco y alcohol y problemas de alimentación como la anorexia, bulimia o la
obesidad, que se convierten en enfermedades mortales como el cáncer y las
enfermedades cardiovasculares.
El abuso sexual a niños y el infanticidio deben ser
combatidos como se combaten las epidemias, casa por casa, persona a persona,
hasta erradicarlos por imposible que parezca.
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