Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Roberto Navia
Desde la terraza del hospital de segundo nivel de la Villa
Primero de Mayo, su director, Óscar Mario Arana, apunta hacia el parqueo y
dice: “Ahí nadie quiere estacionar, por miedo a que desde el barrio de los
ayoreos tiren piedras y le rompan los vidrios del motorizado”. La comunidad
ayorea Degüi tiene un portón ancho en su entrada, pero no existe un vehículo en
su interior, sus pocas calles son pasadizos peatonales y por ahí solo se puede
caminar a pie o, a lo sumo, en alguna bicicleta vieja que reposa debajo de un
árbol que habla con el viento.
Desde
fuera hay vecinos que dicen temer a los habitantes de Degüi, especialmente a
los niños, que, según testimonios, se entran a las casas a recoger lo que no
les pertenece. Desde dentro, uno se entera de que hay medio centenar de niños
huérfanos o que viven solo con la mamá, que, a su vez, los deja con algún
pariente, porque debe salir a la ciudad a buscar trabajo, a vender las
artesanías que hace con sus manos de artista anónima. Desde dentro uno se
entera de que ellos extrañan a los pájaros cantores que se posaban en los
árboles de los abuelos y las fogatas ancestrales donde se reunían al calor de
la palabra, el rugido del cielo en las noches de tormenta y el amanecer
despreocupado que anidaba en los bosques de otros años donde vivían antes del
éxodo a este mundo, que sigue siendo desconocido. El Dr. Óscar Mario Arana no
habla con rabia, solo cuenta. Cuenta que desde la comunidad Degüi los niños
utilizan la hondas para romper los ventanales de blindex del hospital y que hay
adolescentes que beben y los sábados suelen asaltar a las enfermeras que se
marchan a casa. Pero también dice que los vecinos del barrio Libertad se han
reunido con los dirigentes de Degüi y se ha logrado un acuerdo para convivir
pacíficamente.
Desde dentro el pueblo ayoreo recuerda que hace 40 años este
lugar de Santa Cruz no estaba atropellado por la urbanización y que ellos
vivían rodeados de árboles, que después se vieron apretados entre las moles y
se les puso cemento donde antes se bañaban y cazaban, como lo hacían en los
primeros tiempos, cuando allá, en la selva, los niños jugaban a atrapar el
viento.
y Twitter: @escuelanfp
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