Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Verónica Rocha Fuentes
Mientras la opinión pública opta por amargarse o entretenerse
con la especulación respecto a los cambios políticos propios de inicio de
gestión, parecen lejanos los anhelos con los que se esperaba este momento
tiempo atrás (estoy pensando en el 2009), y en los que la ruta de la
construcción de un Estado Plurinacional igualitario y con justicia apuntaba a
que, en el marco de la despatriarcalización y la descolonización, los gabinetes
estaban obligados, cuando menos simbólicamente, a constituirse en los marcos de
la paridad y de la interculturalidad.
Así, la noticia de aquellos 23 de enero pasados consistía en
cómo y a través de quiénes se iba a manifestar esta voluntad política. Y claro,
esto sucedía junto al debate en torno a cómo la paridad, como un hecho numérico
y simbólico, podía transformar cualitativamente la gestión pública y el
ejercicio mismo del poder político. Sin embargo, la práctica simbólica ha ido
disminuyendo con los años y, como con tantas otras cosas, nos hemos ido
acostumbrando a que la cantidad de mujeres vaya mermando poquito a poco en cada
nuevo gabinete.
Y el debate tampoco ha cesado; siguen confrontándose aquellas
posiciones que señalan que la discriminación positiva no es precisamente el
mejor mecanismo para despatriarcalizar las relaciones de poder o el mismo
servicio público. Más bien, las voces que defienden que el mejor mecanismo de
integración de las mujeres a lo público es el “esfuerzo propio” (aquellas que
olvidan que la estructura patriarcal nunca otorga igualdad de oportunidades) se
han regodeado los últimos eneros, cuando en realidad, casi como tendencia, son
cada vez más las ministras que salen respecto a las que entran, y peor aún,
estamos hablando de salidas entre vergonzosas y escandalosas.
A días de que recibamos una de las noticias políticas más
esperadas de cada año, el panorama es poco alentador. Se sabe, en off (acá
seguiremos jugando con la especulación), que una buena parte del gabinete
saliente serán ministras.
Y también se especula que la última prioridad ante tanto
cambio será velar por el principio de paridad. Con dos exministras tras las
rejas y en medio de procesos judiciales y una exministra que renunció a pocas
horas de rendir cuentas a la sociedad, por medio de nuestros y nuestras
representantes en la Asamblea, hablar de que la paridad debe ser un principio a
respetar en el venidero nombramiento ministerial, ciertamente podría parecer un
absurdo, sobre todo ante quienes señalan precisamente que el hecho de ser mujer
no garantiza absolutamente nada en términos de desempeño político y en gestión
pública.
Y es cierto, no garantiza nada respecto al desempeño
particular de las personas, pero, con seguridad y convicción, determina de
manera fundamental la modificación simbólica del ejercicio de lo público,
primero, y luego, permite la transformación material de las lógicas dominantes
(pasa que solemos olvidar los grandes ejemplos que también hay de ello).
Ante todo ese panorama, ciertamente no es algo fácil mantener el entusiasmo por la demanda de paridad en agenda, porque es justo también entender que, para un país que espera tanto de las decisiones políticas del siguiente lunes, buscará acomodar sus expectativas bajo otros parámetros. Pero, con todo, somos feministas que sabemos que ha pasado mucho y que habitamos en la maravillosa utopía de que despatriarcalizar el espacio público contribuirá a que éste sea un lugar más digno para los y las que vienen. Entonces, nos permitimos creer e insistir en que este nuevo gabinete llegue también con una buena señal paritaria.
Ante todo ese panorama, ciertamente no es algo fácil mantener el entusiasmo por la demanda de paridad en agenda, porque es justo también entender que, para un país que espera tanto de las decisiones políticas del siguiente lunes, buscará acomodar sus expectativas bajo otros parámetros. Pero, con todo, somos feministas que sabemos que ha pasado mucho y que habitamos en la maravillosa utopía de que despatriarcalizar el espacio público contribuirá a que éste sea un lugar más digno para los y las que vienen. Entonces, nos permitimos creer e insistir en que este nuevo gabinete llegue también con una buena señal paritaria.
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios