Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Puente
Ante la nunca vista escasez de agua potable -además en lugares como La Paz, que nunca la habían padecido- se han multiplicado las voces que piden la renuncia de la ministra Alexandra Moreira. Personalmente no pienso sumarme a esa petición -menos aun faltando días para la renuncia colectiva de todo el gabinete, solicitada por el Presidente- dado que conozco a la Ministra y tengo constancia de su capacidad personal y de su consecuencia política. Pero, precisamente porque la aprecio, no puedo dejar de comentar su artículo explicativo que se publicó el pasado 1 de enero en La Razón.
Dicho artículo es coherente y se encuentra bien documentado. En él se nos informa que el Gobierno ha invertido casi 19 mil millones de bolivianos en el llamado Plan Integral del Agua, la mitad de los cuales estaba destinada a agua potable y saneamiento básico, llegando a una "cobertura” del 85%. Y se añade que las áreas bajo riego han crecido el doble que durante los gobiernos anteriores. Y nos habla de los programas Mi Agua y Mi Riego, para terminar atribuyendo la actual crisis del agua a la impericia (concretamente en el caso de EPSAS) y también a la generalizada irresponsabilidad municipal…
El informe parece serio y creíble, salvo ese dato de una "cobertura” del 85%, que puede ser real en referencia al "acceso” teórico a los servicios de agua potable, pero no en referencia a la existencia real de agua y menos en términos de tiempo (24 horas diarias) ni de calidad. Pero quisiera hacerle notar a la compañera Alexandra que su ministerio no sólo tiene que ver con agua, sino también con medioambiente y que eso no es casualidad, sino que efectivamente son dos conceptos íntimamente relacionados.
Y aquí viene la notable inconsecuencia de nuestro actual Gobierno, e inevitablemente de la ministra Moreira: su ministerio es de Agua "y” Medio Ambiente, dos temas íntimamente relacionados, no puede darse el cuidado del uno sin el cuidado del otro. Y, sin embargo, el Gobierno del que forma parte ese ministerio está dañando de tal manera el medioambiente -más que los anteriores gobiernos- que de poco sirven las notables inversiones en el tema agua. Veamos:
En primer lugar, la destrucción de nuestra masa forestal es peligrosamente creciente y amenaza con producir auténtica desertización, y ninguna explicación es válida: ni la de abrir campos de cultivo, ni la de abastecer a las empresas madereras, ni la de construir megarrepresas hidroeléctricas; nada justifica acelerar el cambio climático. Y no me vengan con las campañas de reforestación, que tienen más sentido educativo que otra cosa; comparativamente son mínimas, pero además se sabe que en el mejor de los casos resultan exitosas en un 10%…
En segundo lugar, está la actividad minera, totalmente descontrolada, que nunca en nuestra historia consumió -y envenenó- tanta agua como lo hace actualmente. Además, para dejar exiguas ganancias para el Estado, pero aunque dejaran lo mismo que los hidrocarburos, no tendrían sentido unos ingresos que desertizan el país.
En tercer lugar está la urbanización desenfrenada, desplanificada -y convertida en negocio para toda laya de loteadores-, que impide la recarga de acuíferos y, por tanto, hace que se pierda la poca agua que nos queda.
Y para terminar, cuando el Gobierno anuncia la construcción de una planta de energía nuclear -que consume interminables cantidades de agua, del agua que ya no tenemos- ¿dijo usted algo querida Alexandra Moreira?
Por tanto, el informe que nos proporciona sobre el Plan Integral del Agua, sin dejar de ser valioso y digno de aplauso, resulta totalmente insuficiente. Incluso resulta contradictorio invertir tantos millones en un plan mientras voluntariamente se está colaborando a la desaparición del objeto de ese plan, que es precisamente el agua. ¿No cree?
El autor es miembro del Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba
y Twitter: @escuelanfp
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