Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Bárbara Funes
Un día de furia que abre una nueva
etapa en las relaciones entre México y Estados Unidos, donde la hostilidad es
la vía de negociación para Trump, quien firmó la orden para construir el muro.
Ante el rechazo generalizado al muro. Peña, acorralado, declaró que México no
lo pagará.
Se esperaba el anuncio de la firma de
la medida ejecutiva de Trump, en una atmósfera tensa. Fue esa la bienvenida que
recibieron Ildefonso Guajardo, secretario de Economía, y Luis Videgaray,
secretario de Hacienda, al llegar a Washington para la reunión entre Trump y
Peña Nieto este 31 de enero. Una reunión que ahora está en entredicho.
Uno de los ejes de la campaña de Trump
fue agitar la bandera del racismo y la xenofobia para dividir a la clase
trabajadora y ganar base entre aquellos más golpeados por la globalización
-entendida como el traslado de plantas industriales a lugares donde la mano de
obra fuera más barata para los grandes capitales- y por la automatización de
algunos procesos productivos.
Ordenar la construcción del muro es un
claro mensaje a sus votantes, con el objetivo de profundizar las divisiones
entre la clase trabajadora multiétnica y los sectores populares, para poder descargar
así los costos de la crisis económica en curso -hoy expresada en la
ralentización de la economía internacional.
Las medidas ejecutivas
Trump, retador, jura y perjura que
México pagará por la construcción del muro. Sin embargo, el documento
signado no establece esto, pero sí obliga a los departamentos y agencias del
Gobierno federal a identificar la ayuda al desarrollo, humanitaria, militar o
económica anual que EE.UU. envía a México. Asimismo, incluye el plan de
edificación de nuevos centros de detención cerca de la frontera y la
contratación de cinco mil agentes de aduanas y fronteras.
La segunda orden determina
que muchos migrantes sin papeles “presentan una amenaza significativa a la
seguridad nacional y pública”. Y establece que serán deportados migrantes
criminales o acusados de crímenes, otros que hayan realizado declaraciones
falsas ante representantes del gobierno estadounidense, que se hayan
beneficiado de forma inapropiada de programas públicos, o que un agente de
inmigración lo juzgue amenazante. Para aplicar esto, la administración Trump
debe contratar 10,000 nuevos agentes de migración, y podría implicar
deportaciones masivas. Es decir, el programa migratorio de Barack Obama, pero
acelerando los ritmos.
La tercera orden fue suspender
fondos federales para las llamadas “ciudades santuarios”, que son más
“amigables” con los migrantes. Son más de 200 y entre ellas se cuentan San
Diego, Los Ángeles, San Francisco, Miami, Chicago, Seattle, Houston, Phoenix,
Austin, Dallas, Washington D.C., Detroit, Salt Lake City, Minneapolis,
Baltimore, Portland (ambas Maine y Oregon), Denver, New York City, Chicago y
todo el estado de New Jersey.
Lo que sigue tras el muro
Implementar las órdenes firmadas por
Trump requiere millones de dólares para financiar el muro de la ignominia.
También fondos para la construcción de centros de detención. Y, en lo
inmediato, se le abriría una crisis a la administración estadounidense: como
pueden ahora encarcelar arbitrariamente a los migrantes, no habría espacio
suficiente en las prisiones, y también quedarán en el limbo los niños que
crucen la frontera.
La negociación por el TLCAN
Hoy la balanza comercial entre ambos
países es favorable a México y eso es lo que quiere cambiar Trump. Mientras
México exporta 80% de su producción a Estados Unidos, sólo 16% de las
importaciones a México provienen del gigante del norte. América del Norte -Canadá, Estados Unidos y México- es una de las regiones de
integración más dinámicas del mundo. Sólo entre México y EE.UU. hay un flujo
comercial de aproximadamente medio billón de dólares anuales y más de 33
millones de migrantes.
Según analistas, la autorización de
Trump de la construcción de un ducto proveniente de Canadá -que llegará a
Nebraska y que había sido rechazado por el gobierno de Obama ante la presión
del movimiento Standing Rock- se habría tratado de una maniobra para atraer el
apoyo de Canadá. Y es al mismo tiempo, todo un gesto hacia la industria
energética estadounidense.
La apuesta de Trump parece ser que: los funcionarios
del gobierno de Peña Nieto que hicieron una tibia amenaza de retirar
a México del TLCAN ante las condiciones ofrecidas por EE.UU. sea sólo un gesto y que, ante su amenaza, retrocedan y acepten las condiciones
que él quiere.
En el gabinete del presidente
estadounidense hay quienes pueden buscar el mantenimiento del TLCAN, como el
secretario de Comercio, Wilbur Ross, y también quienes propongan eliminar el
Tratado y presionar a México, estimando que el gobierno peñanietista se verá
obligado a aceptar sus condiciones.
Parece que la visita de Peña se
mantendrá, aun cuando el presidente declaró que consultará con el senado y con
los gobernadores. Mientras tanto, voces desde todo el espectro político se
alzaron para pedirle que cancele la reunión.
#Abajo el muro
Desde el triunfo de Donald Trump, se
han sucedido los llamados a la unidad nacional por parte del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), del Partido Acción Nacional (PAN) y del
Partido de la Revolución Democrática (PRD). Incluso Andrés Manuel López
Obrador, líder del partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena), se sumó
al llamado.
“Pero esta unidad nacional con los
mismos partidos del Pacto por México que han garantizado la subordinación del
país y la entrega de todos los recursos, la precarización laboral de la clase
trabajadora, ostentando los salarios más bajos del mundo va en contra de los
intereses de los trabajadores, las mujeres y la juventud. Son estos partidos
los responsables políticos del gasolinazo, de las reformas estructurales y de
la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.”
La vía propuesta por la dirección del
Morena de resistencia civil y pacífica -mientras López Obrador ha
llamado a sostener la gobernabilidad- ante la magnitud de los ataques actuales tampoco
es la salida.
El muro y sus nefastas consecuencias sólo se pueden derribar con la alianza
de la clase obrera mexicana, las mujeres, la juventud y los pueblos originarios
con sus hermanos del “otro” Estados Unidos, la clase trabajadora multiétnica,
el que enfrenta la precarización laboral, que lucha contra la violencia racial,
que repudia a Trump.
y Twitter: @escuelanfp
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