Ir al contenido principal

El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

Dicho en argentino

Por Fabián Restivo
La guerra de Malvinas fue, sin duda, una bisagra continental y una muestra (también) de una de las características de una parte de los argentinos: la bipolaridad casi congénita. Al final ese abril de 1982, cuando escuchabas los gritos en las casas, no se sabía si se festejaba un gol de la selección en el mundial de España o si un Exocet había impactado en la flota británica. Así fue.
Pasaron otras cosas, como la llegada del entonces canciller Costas a Cuba, donde, para su sorpresa, Fidel Castro le mostró un mapa de Malvinas y le recomendó algunas acciones sobre el conocimiento del terreno. La profunda ignorancia del excanciller sobre Malvinas, lo hizo huir despavorido. O, dicho en argentino: arrugó frente al comunista.
Una de las cosas que generó admiración y un cierto tipo de ternura, fueron los “extranjeros” que se enlistaron para marchar a defender esa causa nacional.
Las cifras hablan de aproximadamente 20.000 peruanos, 12.000 bolivianos y 9.000 paraguayos. Las cifras varían un poco, dependiendo de la fuente, lo que resulta realmente irrelevante. Ellos estaban ahí.
En el caso de Bolivia, la historia se remonta a mucho antes: la primera invasión inglesa a las Islas Malvinas, fue en el año 1833. En ese entonces, el Mariscal Santa Cruz era presidente de Bolivia y, enterado del caso, mandó una carta protestando la invasión y dejando en claro que Bolivia solo reconocía a la República Argentina como unidad territorial sobre las Malvinas. Bolivia fue el primer país en protestar la invasión. La carta fue dirigida a la reina de Inglaterra y a su primer ministro, con copia a Buenos Aires. Dicho en argentino: Bolivia puso las bolas sobre la mesa defendiendo a la Argentina.
Tuve el privilegio de llevar una copia de ese documento a Vallegrande, con el exembajador Ariel Basteiro.
Desde todo aquello pasaron muchos años. Y la gente se movió de sus lugares de origen por distintas razones: económicas, de placer, por cambiar de aire. Por amor también, a veces.
Los migrantes suramericanos en Argentina, se calculan en 4,5 millones de personas. Según la CEPAL, hay un total de 28 millones de migrantes regionales, y el país con mayor recepción es Argentina: intelectuales, fabricantes, comerciantes, productores de comida. De la comida de los “argentinos”, de tal suerte que estos no podrán negar nunca la capacidad de trabajo y creatividad que aportaron los inmigrantes al país. Ni los de antes ni los de ahora. Ni los anarquistas españoles, ni los agricultores bolivianos. Ni los “ingenieros” italianos, ni los chapistas peruanos. No podrán negar a los panaderos alemanes, así como tampoco podrán ignorar los albañiles paraguayos. Ni con el justificativo de la bipolaridad congénita.
Ahora bien, el gobierno del presidente Macri, junto con su ministra Bullrich, ante la imposibilidad de negarlos, optó por “delincuenciarlos”. Dicho en argentino: se cagaron en todo.
Dejó de importar, no solo la historia, sino la capacidad intelectual y de trabajo actual que estos inmigrantes le aportan desde siempre al país. En todas las áreas. Solo por dar un dato: el mercado de abasto —que produce las frutas y verduras que consume Buenos Aires— sale de manos bolivianas. Lo mismo en gran parte de la carne y en la industria textil y en el comercio en general.
Con estos datos que seguramente ignora a conciencia el gobierno argentino, se me ocurre una sola pregunta: ¿qué pasaría si los inmigrantes hicieran una huelga general de, por ejemplo, 72 horas? ¿Qué comerían los argentinos? ¿A dónde irían a hacer las compras cotidianas? ¿Qué sucedería con la construcción?
O dicho en argentino: si los inmigrantes fueran a esa huelga… ¿de qué mierda se tendrían que disfrazar mis queridos y bipolares compatriotas para sobrevivir? Y no estoy hablando de la dignidad. Eso sería motivo de varias páginas.
Síguenos en Facebook:  Escuela Nacional de Formacion Politica 
Twitter: @escuelanfp


Rellene el siguiente formulario para suscribirse.


En Bolivia:









Comentarios

Entradas populares de este blog

Pedro Ignacio Muiba, el héroe

Por: Homero Carvalho Oliva En 1975, mi padre, Antonio Carvalho Urey, terminó una investigación iniciada en la década de los sesenta que habría de cambiar la historia nacional. Después de muchas visitas al Archivo Nacional de Bolivia, dirigido en ese entonces por Gunnar Mendoza, extraordinario intelectual e historiador, quien le ayudó a ubicar los folios que habrían de probar toda una hazaña que da testimonio que los indígenas moxeños participaron activamente en la Guerra de la Independencia de nuestro país, al mando del cacique Pedro Ignacio Muiba. Esta investigación se publicó, primero en septiembre de 1975, en un policopiado financiado por la Universidad Técnica del Beni, en un pequeño tiraje de 200 ejemplares y luego en la famosa Biblioteca del Sesquicentenario de Bolivia. Dos años más tarde, en 1977, Antonio publicó el libro titulándolo Pedro Ignacio Muiba, el Héroe y de esa manera se reparó una injusticia histórica. En sus investigaciones, Antonio se basó, entre otros, en...

La despatriarcalización

Por: Julieta Paredes Al igual que el Seguro Universal de Salud (SUS), la despatriarcalización, como nombre para una política pública, tardó mucho, pero llegó. Entonces, en este marzo de luchas de las obreras, es necesario analizar, ¿qué es lo que realmente llegó? Fruto de una serie de movilizaciones de mujeres pertenecientes a las organizaciones sociales del proceso de cambio, se lograron algunas medidas en el Ejecutivo. Fueron movilizaciones que se realizaron a lo largo del año pasado, con encuentros departamentales. Así fue que se logró concretar un listado de demandas que más o menos se repitieron a lo largo de estos años, con algunas interesantes novedades. Entre ellas podemos señalar la exigencia del salario al trabajo doméstico y la necesidad de un espacio en el Gobierno para este sector. Algo así como un Ministerio de las Mujeres, instancia que tenga la jerarquía necesaria para efectuar las tareas que corresponden a la mitad de la población de Bolivia que somos las mu...

Idiosincrasia e ideología

Por: Félix Tarqui Triguero No son posibles las revoluciones económicas sin las revoluciones culturales porque todos aquellos contenidos que constituyen el fundamento de determinada cosmovisión propia de cada nacionalidad o sociedad pueden ayudar o frenar su avance por ser una manera de pensar de cada agrupación humana, en funcion a su historia y cultura. Así nace la idiosincrasia propia de cada pueblo, sin embargo, se enfrenta a la idiosincrasia forzada o alienante que influye día a día a las grandes masas de la población mundial de manera globalizante, en ese contexto necesitamos ver que Bolivia es un país de molde capitalista y sub desarrollado (empobrecido por la clase dominante que gobernó desde 1825 exceptuando a Antonio José de Sucre, Andrés de Santa C. hasta el 2005), La ideología como el estudio de las ideas es también un proceso de construcción critica, influenciado tan pronto el individuo se encuentra inmerso en las realidades sociales, económicas, culturales...