Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Ángel Guerra
Viendo en Telesur los discursos de los jefes de Estado y gobierno en la
V Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe(CELAC), en
República Dominicana, era inevitable pensar en Bolívar, San Martín, Martí,
Fidel y Chávez, que soñaron y lucharon por ver unida nuestra región en una
comunidad de naciones. Para decirlo con palabras de Martí en su ensayo Nuestra
América: andando “en cuadro apretado como la plata en las raíces de Los Andes”.
Nada de unidad en el orden institucional se alcanzó en el siglo XX como no
fuera la OEA dirigida por los Almagros de entonces, como señaló el presidente
Nicolás Maduro. La OEA solo sirvió para validar injerencias, intervenciones
armadas y golpes de Estado fraguados y orquestados desde Washington.
Pero en el siglo XXI se dieron pasos de gigante. De la reunión del Grupo
de Río, también en República Dominicana(marzo, 2008), en la que se demostró la
capacidad de nuestra región para desmontar mediante el diálogo –sin la
presencia de Estados Unidos y Canadá- una solución política a la crisis creada
entonces por la incursión de las fuerzas armadas de Colombia a territorio
ecuatoriano. Una solución que jamás se habría alcanzado en la OEA.
De aquella memorable cita mi mente voló a Salvador de Bahía, en Brasil,
donde la Cumbre de América Latina y el Caribe por la Integración y el Desarrollo(diciembre,
2008), convocada por el presidente Lula da Silva, juntó por primera vez a todos
los jefes de Estado y gobierno de la región.
De allí a Cancún, México, sede de la Cumbre de la Unidad de América
Latina y el Caribe(marzo, 2001), convocada por el presidente Felipe Calderón, y
quedó fijada Venezuela como la sede de la reunión constitutiva de la CELAC.
Allí, en medio de debates por momentos apasionados y subidos de tono se
insistió mucho en la unidad en la diversidad como divisa de la empresa que se
estaba gestando, puesto que en la CELAC convivirían gobiernos de signo
ideológico muy distinto: neoliberales y bolivarianos; de derecha y socialistas.
En Caracas se celebró la Cumbre de la CELAC (diciembre, 2011), convocada
por el presidente Chávez, ya enfermo pero todavía muy enérgico y lúcido.
“Estamos poniendo aquí -dijo el anfitrión- la piedra fundamental de la unidad,
la independencia y el desarrollo sudamericano. Vacilar sería perdernos… La
unidad, la unidad, la unidad. Solo la unidad nos hará libres, independientes”.
Y más adelante puntualizaría que el Sur en su visión era un concepto mucho más
que geográfico, histórico para explicar que abarcaba por eso a toda nuestra
América.
Han pasado seis años desde entonces y ha habido retrocesos pero como
dijo el presidente Correa: nunca se había avanzado tanto en América Latina y el
Caribe como en los últimos años. Retrocesos como el golpe de Estado
parlamentario-judicial-mediático en Brasil y la victoria electoral de una
derecha cerril en Argentina. En ambos casos se le ha dado marcha atrás en meses
a las conquistas sociales y políticas de más de una década de gobiernos
independientes, soberanos y antineoliberales. Sus jefes no asistieron a la
Cumbre pues no son partidarios de la unidad de nuestra región.
Pero paradójicamente no habrá gobierno en América Latina y el Caribe que
pueda sostenerse si se aparta de la CELAC. La situación económica y financiera
mundial es la peor que se haya conocido, la desigualdad social es mayor que
nunca, la pobreza continúa creciendo.
La llegada de un gobierno de extrema derecha a la Casa Blanca exige a
nuestra región cerrar filas. El caso de México frente a un Trump que quiere
atrincherarse tras muros de cemento y lo amenaza desde que era candidato
demuestra que del Bravo a la Patagonia ningún gobierno en soledad –sea de
derecha o izquierda- podrá desenvolverse en un mundo tan incierto. Antes de
Trump, la desaparición de nuestra especie era un peligro de una magnitud sin
precedente, fuera por la guerra nuclear o el cambio climático.
La proclama de la CELAC que declara a nuestra región zona de paz donde
todos los conflictos han de solucionarse a través del diálogo, el respeto a la
soberanía y el derecho de cada pueblo a darse el sistema de gobierno que decida
es lo que debe regir las relaciones entre sus miembros y de estos con el mundo.
El presidente Raúl Castro enfatizó con energía en la cumbre que la
unidad de nuestra América es más necesaria que nunca y reiteró la disposición
de Cuba a negociar con Estados Unidos, siempre que no implique hacer
concesiones en la soberanía y la independencia de la isla.
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