Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Emir Sader
La era de la hegemonía norteamericana y del
neoliberalismo es, por definición, un tiempo de turbulencias e incertidumbres.
Nadie ni nada permiten prever con un mínimo de certidumbre el futuro inmediato,
menos todavía el de mediano y largo plazo. Pero el cúmulo de acontecimientos permite
proyectar a 2017 como un año en que se dibujará, con más claridad, el
surgimiento de un mundo multipolar.
El final de la Guerra Fría hizo que el mundo retrocediera
al período histórico de hegemonía británica, en que una única potencia
detentaba el predominio mundial .La decadencia británica introdujo un tiempo de
disputas hegemónicas, primero entre EE.UU. y Alemania, con dos guerras
mundiales de por medio, después entre EE.UU. y la Unión Soviética, en el
escenario llamado de “guerra fría”.
La desaparición de la Unión Soviética tuvo como efecto
que la humanidad volviera a un mundo unipolar, esta vez con la hegemonía
imperial norteamericana. No se tardó en anunciar que la historia terminaría
desembocando en esa hegemonía, que traería la economía capitalista de mercado y
la democracia liberal como horizontes insuperables de la historia. Seguirían
habiendo acontecimientos, pero todos encerrados en ese marco, que nos
aprisionaría definitivamente.
En lugar de moverse hacia adelante, la historia habría
retrocedido y quedado congelada. La superioridad militar, económica, política e
ideológica de EE.UU. no permitiría alimentar ilusiones en otra dirección. El fin
del socialismo, que sería el futuro de la humanidad, en la concepción
derrotada, relegaba ese tipo de sociedad al museo de la historia, como un largo
paréntesis finalmente concluido. La economía capitalista pasaba a ser “la
economía”, la única posible y la democracia liberal también la única posible.
Sin embargo, la Paz Americana no trajo el final de los
conflictos bélicos, sino su multiplicación, al tiempo que el reino del mercado
no trajo de vuelta el crecimiento económico, sino la recesión prolongada. Como
resultado de esas contratendencias, han surgido gobiernos antineoliberales,
como en América Latina, así como fuerzas que se coordinan por la construcción
de un mundo multipolar, como las que las congregadas en los Brics.
Un episodio que parecía ser simplemente uno más del
ejercicio de la superioridad militar de EE.UU. y de sus aliados del bloque imperialista
occidental –como ya había ocurrido en Afganistán, en Irak, en Libia–, el de la
destrucción del gobierno de Siria, con paso previo al bombardeo de Irán,
terminó promoviendo una gran revuelta que, sumada a otros fenómenos, apunta
hacia el surgimiento de un mundo multipolar.
EE.UU. no había logrado crear las condiciones para
bombardear a Irán, ni adentro, ni con sus aliados externos. Rusia aprovechó
para proponer un proceso de negociación entre EE.UU. e Irán, que tuvo éxito,
desarticulando los planes bélicos de Israel, apoyado por Arabia Saudita y
poniendo en práctica el primer proceso de resolución pacífica de un conflicto
bélico importante en el mundo, en mucho tiempo.
Este éxito fue el preámbulo que permitiría también una
resolución de la aparentemente
interminable guerra en Siria. Arabia Saudita, derrotada en las negociaciones
con Irán, intensificó el apoyo al llamado Estado Islámico (EI), que se ha
vuelto la fuerza fundamentalista y terrorista que pasó a amenazar no solo a
gobiernos de Medio Oriente, sino en todo el mundo con sus acciones terroristas.
Como uno de sus efectos, la guerra en Siria quedó polarizada entre el EI y el
gobierno sirio, sacando definitivamente del escenario a las supuestas fuerzas
moderadas de oposición, usadas como pretexto para Washington en su respaldo a
los intentos de derrumbar al gobierno sirio. El acuerdo entre Rusia, Turquía e
Irán, apoyado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, basado en la
derrota militar del EI, por intervención decisiva de las tropas rusas, promovió
un nuevo acuerdo de paz, esta vez sin EE.UU.
A este nuevo horizonte se suma la alianza alrededor de
los Brics, con Rusia y China como protagonistas esenciales, como fuerzas que
promueven el fortalecimiento de modelos de desarrollo económico con
distribución de la renta, como contrapartida del agotamiento del neoliberalismo
y la prolongada recesión a que ha desembocado ese modelo.
El Brexit y la victoria de Donald Trump en las elecciones
norteamericanas apuntan hacia retrocesos en el proceso de globalización, con
políticas proteccionistas y el debilitamiento de los procesos de libre comercio
en dos potencias que, desde hace más de un siglo, han estado a la cabeza del
bloque imperialista en el mundo.
La combinación de esos factores, junto con la retirada de
Gran Bretaña de la Unión Europea,y la toma de posesión de Trump, marcarán en el
2017 lo que ya se venía dibujando como el agotamiento del modelo neoliberal,o
sea, la incapacidad de EE.UU. para concluir las guerras de Afganistán y de Irak
y su impotencia frente a la extensión de los conflictos bélicos en toda la
región, así como el fortalecimiento de Rusia como actor político y militar
global, lo cual redundará en un nuevo escenario mundial.
Un nuevo escenario que tiene que ser, para América Latina, un espacio de nuevas oportunidades, para salir definitivamente del modelo neoliberal y de la hegemonía norteamericana, buscando profundizar alianzas que promuevan la solución pacífica de los conflictos y apoyen políticas de desarrollo con distribución del ingreso. Brasil, Argentina, México, y todos los países del continente tienen que decidir dónde quieren ubicarse en ese nuevo escenario mundial.
Un nuevo escenario que tiene que ser, para América Latina, un espacio de nuevas oportunidades, para salir definitivamente del modelo neoliberal y de la hegemonía norteamericana, buscando profundizar alianzas que promuevan la solución pacífica de los conflictos y apoyen políticas de desarrollo con distribución del ingreso. Brasil, Argentina, México, y todos los países del continente tienen que decidir dónde quieren ubicarse en ese nuevo escenario mundial.
y Twitter: @escuelanfp
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