Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Gideon Levy
No hay
prácticamente ningún servicio de combate en el ejército israelí que no implique
a soldados que llevan a cabo misiones despreciables como la que se describe a
continuación.
Se
reunieron en la estrecha calle, en una noche fría y oscura. Estaban tensos. El
aullido de un chacal distante rompió el silencio. Para algunos era su primera
misión operativa. Siempre la habían soñado y habían estado en el entrenamiento
por un largo tiempo. La adrenalina estaba fluyendo, de manera que les gustó.
Esto es para lo que se alistaron.
Antes
de partir enviaron un mensaje a sus padres para decirles que no se preocupasen.
Cuando irrumpiera el amanecer y regresasen a salvo a su base les mandarían otro
texto. Sus madres no les preguntarán lo que hicieron y ellos no lo van a
contar. Así es siempre. Sus padres están orgullosos de ellos: son los soldados
de combate.
A
medida que se formaban antes de salir sus comandantes comprobaron sus equipos y
municiones y les dieron sus órdenes finales. El oficial de inteligencia les
dijo de los dos hombres buscados, que debían encontrar a cualquier precio.
Entonces la fuerza salió a la noche. Treinta soldados. Se fueron a la colina a
pie.
Llegaron
a su destino en algún momento después de la medianoche. El pueblo estaba sumido
en el sueño, las luces de seguridad de color naranja del asentamiento guiñaban
en la distancia. Y se dio la orden: ¡Ataque!
Saltaron
a la puerta trasera de la casa y la sacudieron hasta que casi la arrancaron de
sus goznes. Una tenue luz emanaba de la segunda planta y un hombre bajó en
pijama, aún medio dormido, para abrir la puerta de metal. Ninguno de ellos se
preguntó qué estaba haciendo allí. Quizás pasará cuando crezcan un poco más.
Los
cuatro primeros entraron con sus ametralladoras en la mano, listas. Máscaras
negras cubrían los rostros. Sólo sus ojos asomaban. Empujaron a los
aterrorizados palestinos hacia atrás. Él trató de explicarles que los niños
estaban durmiendo y no quería que se despertasen con la visión de un soldado
enmascarado encima de su cama.
Los
soldados querían a Tariq. Y también a Maliq. Ordenaron a los palestinos
conducirlos a ellos. Los dos hombres buscados dormían en una habitación que
estaba toda de azul, incluidas las sábanas. Los soldados les despertaron a
gritos. Los hombres buscados despertaron en estado de pánico.
Los
soldados les ordenaron que se levantaran. Entonces agarraron sus brazos, los
empujaron hacia dos habitaciones separadas y los encerraron allí. Otros
soldados irrumpieron en la casa, cuyos habitantes habían despertado en el
ínterin. Mahmoud, de seis años, comenzó a llorar: "¡Papá, papá!"
Los
soldados advirtieron a los dos hombres buscados de que no se atrevieran a
participar en ninguna otra manifestación. "La próxima vez te vamos a
disparar o arrestarte", dijeron a Maliq. Él permaneció encerrado durante
unos 40 minutos, hasta que la fuerza se fue. En su camino hacia la salida los
soldados lanzaron granadas de aturdimiento en los patios de las casas por las
que pasaban, la guinda del pastel.
Todo
esto ocurrió hace unos 10 días en Kafr Qaddum. Todo ello sucede todas las
noches en toda Cisjordania.
Los dos
hombres buscados tenían entre 11 y 13 años. La voz de Tariq aún no ha cambiado
y Maliq tiene una sonrisa tímida. Desde esa noche van a dormir solo en la cama
de sus padres. Mahmoud ha empezado a mojar la cama. La pesada fuerza de
soldados entró en la oscuridad de la noche sólo para intimidarles y, tal vez,
también para mantener su superioridad.
El
portavoz de la unidad del ejército de Israel no se avergonzaba al decir: eso es
lo que hacen soldados del ejército israelí. "Los soldados hablaron con los
jóvenes que habían participado en las manifestaciones regulares en
Qaddum". Mantienen conversaciones nocturnas intimidatorias con niños. Es
para lo que se alistaron. Eso es de lo que están orgullosos.
Kafr
Qaddum, vale la pena señalarlo, es un lugar que merece respeto. Ha estado
luchando durante unos cinco años, con valor y determinación, por la reapertura
de su camino de acceso que fue bloqueada debido al asentamiento de Kedumim. El
asentamiento había crecido hasta el borde de la carretera, lo que llevó a su
cierre.
El
viernes pasado Amos Harel informó a Haaretz de un fuerte descenso en el número
de hombres jóvenes de familias acomodadas dispuestos a prestar servicio en
unidades de combate. La Policía de Frontera es ahora la unidad más codiciada y
sus puertas están atestadas por los sectores más débiles de la sociedad, a los
que Israel incita cínicamente contra los palestinos, por lo que todos ellos
quieren ser sargentos como Elor Azaria.
Tal vez
sea bueno que los ricos estén abandonando el servicio en los territorios. O tal
vez es malo, porque están dejando paso a los demás. Hoy en día prácticamente no
hay servicio de combate en el ejército israelí, que no implique la realización
de misiones despreciables como la operación en Kafr Qaddum.
Este
viernes, o el siguiente, Tariq y Maliq reanudarán las manifestaciones en el
camino y tal vez también van a lanzar piedras. No olvidarán los terrores de esa
noche tan rápidamente; esos terrores darán forma a sus conciencias.
¿Y los
soldados? Ellos siguen siendo héroes, a sus propios ojos y a los de su gente.
y Twitter: @escuelanfp
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