Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Claudia Peña
Todos
somos conscientes de que la convocatoria del domingo pasado se trataba de
elegir a los magistrados del Órgano de Justicia. Veníamos de la experiencia del
2011, que dejó sabor a poco y a confusión. Pero como en política no es el
resultado legal lo único que cuenta, tengo algunos apuntes.
Primero,
que el trabajo del Órgano Electoral Plurinacional fue impecable, antes de la
elección (esforzándose por difundir el modo de votación, las atribuciones de
los tribunales, los méritos de candidatas y candidatos, aunque muchos se
esforzarán a su vez por no enterarse de nada), y también durante la jornada
electoral.
Por
primera vez tuvimos resultados oficiales al 80%, el mismo día de la votación. A
pesar de los esfuerzos alarmistas por generar desconfianza respecto de la
neutralidad política del OEP, el domingo no sucedió ni de cerca el fraude
masivo que la oposición partidaria, relamiéndose de gusto, esperaba.
El
Tribunal Supremo Electoral ha sabido construir, en los últimos años, capacidad
técnica, legitimidad y credibilidad. Es un logro que se agranda todavía más si
lo comparamos con la nula legitimidad y eficiencia de tantas instituciones. Un
TSE confiable es un oasis de esperanza.
En
segundo lugar, la cantidad de votos nulos y blancos son la expresión de algo
que va más allá de saber cómo votar y de saber por quién votar. No podemos
mirar a otro lado cuando de todas las personas que participaron, menos del 34%
decide emitir un voto válido.
El
fallo del TCP respecto a los derechos políticos del presidente exacerbó los
ánimos y potenció la corriente que se opone a su repostulación. Pero más allá
de quién encabece la fórmula electoral del MAS de aquí a dos años, los
resultados del domingo son una oportunidad luminosa para revisar la gestión
gubernamental y las respuestas institucionales que se están dando a los
problemas de esta nueva Bolivia que no terminamos de reconocer. Y más allá:
¿quién ejerce la vanguardia de nuestro proceso? ¿cómo se renueva y fortalece lo
colectivo, que no es tan orgánico?
En
tercer lugar, así como ningún partido político estaba compitiendo por sus
candidatos, así tampoco ningún partido puede arrogarse ninguna victoria. Ojalá
la oposición partidaria no repita aquel error de ver lo que quiere ver, y ojalá
que todas las estructuras partidarias se sacudan el letargo y la ceguera, para
reconocer que cada vez convencen menos, porque la política les rebasa cada vez
más.
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