Ir al contenido principal

El fascismo está actuando en Santa Cruz, el gobierno debe investigar

Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...

Navidad y la opción por los pobres

Por: Delfín Arias Vargas
En una pequeña aldea judía llamada Belén y en el seno de una familia pobre de un grupo minoritario, hace más de 2.000 años nació Jesús —el hombre más trascendente de la historia de la humanidad—, en una noche como la de este domingo que los fieles católicos celebraron en gran parte del mundo.
La Biblia sustenta que Jesús nació en un humilde pesebre, en un establo desvencijado ubicado en Belén. El hijo del carpintero vio la luz como la mayoría de los judíos de entonces: marginado y excluido de sus derechos que jamás le fueron reconocidos.
María “dio a luz a su hijo primogénito y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón”, relata el apóstol Lucas.
No obstante, la Iglesia que fundó Pedro, que asumió el cristianismo como doctrina de fe y que fue perseguida por el imperialismo romano en sus primeros tiempos, conforme fue pasando la historia no sólo se alió muchas veces y de forma progresiva con el poder político y económico, sino que ella misma se constituyó en poder en todas sus formas.
En muchos casos dejó atrás el mensaje evangélico de fraternidad universal y convirtió ese mensaje en una religión que hasta nuestros días se refuerza apoyándose en el poder, porque es parte sustancial de él. Los ejemplos están a la vista.
En ese contexto, el nuevo nacimiento de Jesús sucumbió ante la vorágine consumista en una feria de vanidades: regalos, comida, champán, etcétera; a tono con la modernidad y con la portentosa publicidad. Y claro está, se lo disfrutó como supuestamente Dios manda.
Ahora bien, hace más de dos milenios los ángeles anunciaron la buena nueva a un grupo de pastores, mientras que en Belén los padres terrenales de Jesús: María y José, buscaban dónde hospedarse. Lo único disponible que hallaron fue un humilde establo, y ahí, junto a animales y sencillos pastores, nació quien, para los fieles católicos, sería el Salvador.
Por entonces, los judíos estaban en espera de un gran Mesías que había de venir, esperaban a un rey como David, quien vendría en poder y los libraría del yugo del imperio romano, pero no se imaginaban que ese rey vendría en humildad, llegaría como un siervo, llegaría como un niño muy humilde que sería llamado Jesús.
Sin embargo, a más de 2.000 años del nacimiento de Jesús, la Navidad hoy se torna como una oportunidad comercial en el que el mercado y los bienes materiales que promociona han desplazado su esencia espiritual y humanitaria.
Pareciera que poco importa recordar que Jesús nació en cuna humilde, que su padre fue un modesto carpintero y su madre una mujer de pueblo, que desde muy niño trabajó para aliviar su situación de pobreza, y que esencialmente fue generoso, justo y honrado.
Por lo mismo, pareciera que a muy pocos les importa que se aliente a seguir su ejemplo y a poner en práctica –por lo menos en la época de Navidad– los valores que cultivó a lo largo de su corta pero trascendental vida. En los tiempos que corren, la Navidad está caracterizada por el exceso, las compras, los regalos, las ofertas y los arreglos ostentosos.
Es cierto que las luces multicolores y las decoraciones nos pueden apuntar hacia el gozo de su nacimiento, pero nuestros ‘nacimientos inmaculados’ se encuentran muy lejos de la realidad de aquel día, cuando en un establo sucio y despreciado nació Jesús.
Nos enfocamos tanto en lo que queremos comprar, regalar y en nuestra vanidad, que pasamos por alto que Jesús nació, vivió y murió pobre.
Ahora bien, ¿por qué lo mataron, por qué murió y cuáles fueron las consecuencias de su muerte para él, para sus discípulos y para nosotros?
Según Fray Marcos, la muerte de Jesús fue consecuencia directa de un rechazo frontal y absoluto por parte de los jefes religiosos de su pueblo, rechazo a sus enseñanzas y a él mismo, ya que los sacerdotes, escribas y fariseos no eran gente mala que se opusieron a Jesús porque era buena persona, sino religiosos que pretendían ser fieles a la voluntad de Dios, que para ellos estaba definida en la Ley de Moisés.
Por eso se cuestionaban: ¿si era Jesús el profeta, como creían los que le seguían, o era el anti profeta que seducía al pueblo y le llevaba fuera de la religión judía?
La respuesta no era tan sencilla. Por una parte, Jesús iba claramente contra la Ley de Moisés y contra el Templo, signos inequívocos del anti profeta; pero por otra, los signos de amor a todos que hacía eran una muestra de que Dios estaba con él.
Entonces, Jesús murió crucificado porque denunció a las autoridades religiosas judías por utilizar a Dios y la religión para enriquecerse y oprimir al pueblo, aunque aquellos siguieron pensando que era Dios el que legitimaba ese dominio sobre la gente humilde. Lo mataron por afirmar, con hechos y palabras, que el hombre concreto está por encima de la ley y del Templo.
A Jesús lo asesinaron porque desenmascaró el engaño de su tiempo: la falsía religiosa y ésta no soportó su insolencia. En el Israel de esa época dos grandes instituciones regían la vida de las personas: la Ley de Moisés y el Templo.
A decir del jesuita Jorge Costadoat, ambas vías hacían accesible a Dios, ambas eran exigentes al pedir amor a Dios y al prójimo, pero el cumplimiento de la ley, demandado por los fariseos, se había vuelto agobiante.
Nadie habría sido capaz de observar los innumerables preceptos generados por los fariseos para cumplir la Ley de Moisés, aunque cumpliéndola se obtenía ubicación y prestigio social.
El Templo estaba en manos de los sacerdotes pertenecientes a la aristocracia de Jerusalén, los saduceos. De estos dependía la realización de los sacrificios gratos a Dios, pero este era el problema: habían convertido a Dios en su ‘producto’.
Es decir, el mercadeo se hacía en los atrios del Templo y los sacerdotes, a través de subcontratados, vendían a los peregrinos los animales para los sacrificios y estos debían ser puros, pero solo ellos vendían animales puros. Entonces, el negocio era total.
Jesús –dicen las escrituras– sacó a latigazos a los comerciantes del Templo y, de esta manera, arruinó el monopolio de los potentados de Jerusalén. No atacó tan fuertemente a los vendedores de palomas como al sistema y la mentalidad mercantil que había traicionado la fe de Israel. Y esta fue la gota que rebalsó el vaso, por eso lo mataron.
Además, durante su corta vida Jesús eligió la opción por los pobres y no sólo se acercó ellos, sino que compartió su suerte y de hecho, nació, vivió y murió pobre. Su acercamiento a los pobres hizo de Jesús un marginado, un perseguido y un crucificado sobre el que cayó todo el peso de la ley de los poderosos.
Por eso, identificado hasta la muerte con los pobres y abandonados del mundo, Jesús se vio privado de sus derechos, de su dignidad y de su propia vida. Sólo en la resurrección encontró Jesús la respuesta definitiva del Padre, porque ‘siendo rico, se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza’.

Comunicador social y periodista. Fue docente universitario.


Síguenos en Facebook:  Escuela Nacional de Formacion Politica 
Twitter: @escuelanfp


Rellene el siguiente formulario para suscribirse.


En Bolivia:









Comentarios

Entradas populares de este blog

Pedro Ignacio Muiba, el héroe

Por: Homero Carvalho Oliva En 1975, mi padre, Antonio Carvalho Urey, terminó una investigación iniciada en la década de los sesenta que habría de cambiar la historia nacional. Después de muchas visitas al Archivo Nacional de Bolivia, dirigido en ese entonces por Gunnar Mendoza, extraordinario intelectual e historiador, quien le ayudó a ubicar los folios que habrían de probar toda una hazaña que da testimonio que los indígenas moxeños participaron activamente en la Guerra de la Independencia de nuestro país, al mando del cacique Pedro Ignacio Muiba. Esta investigación se publicó, primero en septiembre de 1975, en un policopiado financiado por la Universidad Técnica del Beni, en un pequeño tiraje de 200 ejemplares y luego en la famosa Biblioteca del Sesquicentenario de Bolivia. Dos años más tarde, en 1977, Antonio publicó el libro titulándolo Pedro Ignacio Muiba, el Héroe y de esa manera se reparó una injusticia histórica. En sus investigaciones, Antonio se basó, entre otros, en...

La despatriarcalización

Por: Julieta Paredes Al igual que el Seguro Universal de Salud (SUS), la despatriarcalización, como nombre para una política pública, tardó mucho, pero llegó. Entonces, en este marzo de luchas de las obreras, es necesario analizar, ¿qué es lo que realmente llegó? Fruto de una serie de movilizaciones de mujeres pertenecientes a las organizaciones sociales del proceso de cambio, se lograron algunas medidas en el Ejecutivo. Fueron movilizaciones que se realizaron a lo largo del año pasado, con encuentros departamentales. Así fue que se logró concretar un listado de demandas que más o menos se repitieron a lo largo de estos años, con algunas interesantes novedades. Entre ellas podemos señalar la exigencia del salario al trabajo doméstico y la necesidad de un espacio en el Gobierno para este sector. Algo así como un Ministerio de las Mujeres, instancia que tenga la jerarquía necesaria para efectuar las tareas que corresponden a la mitad de la población de Bolivia que somos las mu...

Idiosincrasia e ideología

Por: Félix Tarqui Triguero No son posibles las revoluciones económicas sin las revoluciones culturales porque todos aquellos contenidos que constituyen el fundamento de determinada cosmovisión propia de cada nacionalidad o sociedad pueden ayudar o frenar su avance por ser una manera de pensar de cada agrupación humana, en funcion a su historia y cultura. Así nace la idiosincrasia propia de cada pueblo, sin embargo, se enfrenta a la idiosincrasia forzada o alienante que influye día a día a las grandes masas de la población mundial de manera globalizante, en ese contexto necesitamos ver que Bolivia es un país de molde capitalista y sub desarrollado (empobrecido por la clase dominante que gobernó desde 1825 exceptuando a Antonio José de Sucre, Andrés de Santa C. hasta el 2005), La ideología como el estudio de las ideas es también un proceso de construcción critica, influenciado tan pronto el individuo se encuentra inmerso en las realidades sociales, económicas, culturales...