Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Jorge Mansilla Tórrez
En
diciembre de 1996, hace 21 años, hubo una matanza de pobladores originarios en
Amayapampa, allí donde comienza el norte de Potosí, por la posesión del oro.
Reproduzco lo que escribí en esos días (21 coplas en el nombre del oro y sus
perversiones) para que la memoria histórica boliviana siga fresca y en guardia.
A los
juglares nos toca contar historias reales con palabras remendadas y versos
artificiales. Tengo un nudo en la garganta siempre que nombro el destino de las
riquezas mineras en el norte potosino.
Este es
el primer romance de otra matanza que ha sido contra la gente más pobre sobre
el suelo enriquecido. Lugar: Ayllu Chayantaka. Fecha: día 22. Diciembre 96.
Testigos: la piedra y Dios.
Charanguito
bien punteado para avisar que aquí cerca, en Kapacirca y Amaya, la gente se ha
puesto terca.
Desde
hace 500 años es dueña de un yacimiento áureo, privatizado recién por el
Movimiento. Entonces una ordenanza fue enviada al general que se puso firme y
dijo: ¡Es su orden, mi capital!
Y
desplegaron soldados de La Paz, de Potosí, de Oruro, como a la guerra. No me
contaron, lo vi. Antes de la Nochebuena, reyes magos del azoro quemaron
incienso y mirra en el pesebre del oro.
Charanguito
zapateado; la plata, el oro, el estaño, nunca fueron de Bolivia, siempre de un
poder extraño.
Detrás
de Aymaya y Chayanta, como si fuera una rampa, el Ejército tendió la muerte
como una trampa. A los que escupieron fuego ni se les movió la cara, en
Kapacirca mataron como si nada importara.
La
muerte bailó su tincu como en el 65, como en San Juan, en Tolata, igual y un
poco distinto. Si quieren más referencias del sangriento sucedido, por la radio
Pío Doce la historia no se ha perdido.
Charango
kalampeadito, airampo de color fino, vivir es morir al tiro en el norte
potosino.
No sé
si les gustará que siga con esta historia, pero en Bolivia la vida es olvido y
es memoria. Anteayer fue por la plata, ayer fue por el estaño, esta tarde, por
el oro… ¡Ay país del desengaño!
De
Amayapampa hacia arriba están Panakachi y Kari, territorios del suplicio de los
hermanos Katari. Y aquí no les voy a hablar de Llallagua y Siglo Veinte, de sus
cien años de sangre no faltará quién les cuente.
Charanguito
en temple diablo, siempre hemos sabido cómo los entreveros del oro se
solucionan con plomo.
Paisano,
aquí pongo fin a este testimonio fiel, vieja historia de Caín que sigue matando
a Abel.
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios