Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Eric Holthaus
La
semana pasada, en un centro de congresos de Nueva Orleans reconvertido en su
día temporalmente en refugio para miles de personas durante el paso del huracán
Katrina, un grupo de científicos polares emitieron una declaración alarmante:
el Ártico, tal como lo conocíamos, ya no existe. La región está evolucionando
definitivamente hacia un estado libre de hielo, dijeron los científicos, con
amplias repercusiones en los ecosistemas, la seguridad nacional y la
estabilidad del clima planetario. Era un lugar idóneo para un recordatorio
tajante de que, de seguir así, la civilización está jugándose la existencia
frente a la biosfera del planeta.
En un
informe anual de apoyo sobre la salud del Ártico[1] –titulado “El Ártico no
muestra indicios de volver a ser la región fiablemente congelada de las últimas
décadas”–, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), que
supervisa toda la investigación oficial de EE UU en la región, ha acuñado un
término: “Nuevo Ártico” 2/. Hasta hace más o menos un decenio, la región
resistía bastante bien, a pesar de calentarse casi al doble de velocidad que el
conjunto del planeta. Sin embargo, en los últimos años ha experimentado un
cambio abrupto que ahora lo caracteriza. El Ártico es nuestro atisbo de una
Tierra en evolución, que se transforma en algo radicalmente diferente de la de
hoy.
En una
conferencia de prensa convocada para anunciar la nueva evaluación, el
administrador en funciones de la NOAA, Timothy Gallaudet, subrayó el “enorme
impacto” que tienen estos cambios en todo, desde el turismo hasta la pesca y
los modelos climáticos de todo el mundo. “Lo que ocurre en el Ártico no se
queda confinado allí, sino que afecta al resto del planeta”, dijo Gallaudet.
En una
entrevista con la radio pública nacional (NPR) 3/, el científico marino Jeremy
Mathis, director del Programa Ártico de la NOAA, ha ido aún más lejos. Con
respecto al Ártico, ha dicho Mathis, ya no existe un estado normal: “El medio
ambiente está cambiando con tanta rapidez en tan poco tiempo que no podemos
formarnos una idea de cómo va a ser este nuevo estado.” Sobre la base de
registros naturales de 1 500 años, recopilados a partir de sedimentos
lacustres, núcleos de hielo y anillos de árboles como contexto, el informe de
la NOAA indica que el Ártico está cambiando a un ritmo que no tiene nada que
ver con lo que ha ocurrido en la región durante milenios 4/. “El ritmo de
cambio no tienen precedentes en los últimos 1 500 años y probablemente en
periodos incluso más largos”, ha dicho Mathis. “No solo estamos viendo grandes
cambios, sino que también vemos que la rapidez de estos cambios va en aumento.”
En el
informe de la NOAA, los científicos que estudian el Ártico exponen sus mejores
ideas sobre lo que podría significar este cambio para el mundo. Sus augurios
son aterradores. Veamos, por ejemplo, la hipótesis del científico de la
Universidad de Alaska-Fairbanks Vladimir Romanovsky sobre el permafrost: hasta
ahora, el año 2017 ha sido el que ha registrado las temperaturas del permafrost
en Alaska más altas desde que se efectúan registros. Si este calentamiento
continúa al mismo ritmo, en tan solo diez años podría comenzar un deshielo
extendido. El impacto de este deshielo “será muy, muy grave”, dice Romanovsky,
y podría causar la destrucción de infraestructuras locales como carreteras y
edificios en todo el hemisferio norte y la liberación de gases de invernadero
adicionales que han estado atrapados en el hielo durante generaciones.
La
pérdida de hielo en el mar ya está provocando profundos cambios hasta la misma
base de la cadena alimentaria de la región ártica. Al incidir más luz solar en
las oscuras aguas abiertas, estas retienen más energía térmica y las
temperaturas suben todavía más. Esto dispara lo que Mathis, del Programa Ártico
de la NOAA, denomina “algo así como un efecto de huida”, que incluye la
prolongación de la temporada de crecimiento vegetal, el reverdecimiento de la
tundra, la proliferación de incendios y la aceleración del crecimiento del
plancton. Todo esto comporta conjuntamente una vasta alteración de patrones en
los que los indígenas del Ártico han basado su sustento durante milenios 5/.
Los
efectos también se hacen sentir mucho más allá. “Ahora estamos bastante
convencidos”, ha declarado Mathis, de que el calentamiento del Ártico “crea las
condiciones para que comiencen a producirse más fenómenos climáticos extremos
en Norteamérica”. Por ejemplo, diversos estudios independientes, publicados
este mismo mes 6/, detectan un vínculo claro entre la fusión del hielo marino
del Ártico y el aumento del riesgo de sequía en California.
El
hecho de que el Ártico sea ahora una reliquia de un tiempo pasado –la primera
parte importante del planeta que se halla en la cuenta atrás– debería
sacudirnos. Es uno de esos hechos que quienes seguimos de cerca el cambio
climático sabíamos que iban a ocurrir. Y su advenimiento, es devastador en su
totalidad. La pérdida del viejo Ártico está tan cerca como tan lejos ha llegado
la humanidad en la transformación del planeta en algo fundamentalmente
diferente de lo que ha dado pie a la civilización a lo largo de los últimos 10
000 años. Es una transición aterradora y que hemos de lamentar. Pero también es
un recordatorio de que nuestro destino como individuos y como sociedad no está
prefijado. Si el Ártico puede cambiar con tanta rapidez, la humanidad debe
hacer lo mismo.
Véanse
más gráficos en el artículo original:
http://grist.org/article/let-it-go-the-arctic-will-never-be-frozen-again/
Notas:
1/
ftp://ftp.oar.noaa.gov/arctic/documents/ArcticReportCard_full_report2017.pdf
2/ http://www.arctic.noaa.gov/Report-Card/Report-Card-2017/ArtMID/7798/ArticleID/691/Collecting-Environmental-Intelligence-in-the-New-Arctic
3/ https://www.npr.org/sections/thetwo-way/2017/12/12/570119468/arctics-temperature-continues-to-run-hot-latest-report-card-shows?
utm_source=twitter.com&utm_medium=social&utm_campaign=npr&utm_term=nprnews&utm_content=2041
4/
http://www.arctic.noaa.gov/Report-Card/Report-Card-2017/ArtMID/7798/ArticleID/690/Paleoceanographic-Perspectives-on-Arctic-Ocean-Change
5/ https://www.nytimes.com/interactive/2017/11/25/climate/arctic-climate-change.html
6/
http://www.sciencemag.org/news/2017/12/vanishing-arctic-ice-could-drive-future-california-droughts
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