Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: M. Javier Astorga
M.
El carácter fetichista del mundo de las mercancías para K.
Marx aparece sólo cuando una sociedad produce mercancías para el Cambio (venta y ganancia), es
decir cuando el trabajo humano no solamente genera valor de uso sino también
valor de cambio, o como algunos autores afirman el Fetichismo de la mercancía
es “…La cosificación de las relaciones humanas…” (Hammacher). El propio Marx
nos dice que “…el fetichismo consiste en que las relaciones directamente
sociales de las personas en sus trabajos se les presentan como relaciones
materiales entre personas y relaciones sociales entre cosas…” (El Capital).
La descripción de este fenómeno le sirve para explicarnos la
ciencia que el descubrió. Nos dice por ejemplo que”… todo el misticismo que
oculta al mundo de las mercancías como productos del trabajo fundados en la
producción de mercancías se esfuma de inmediato cuando emprendemos camino hacia
otras formas de producción…” (K. Marx El Capital). Formas de producción donde
las condiciones estructurales determinaban la relación directa entre producto y
productores, nos dice que ni en la sociedad antigua ni en el feudalismo y menos
en la forma primitiva del trabajo colectivo podía existir este fenómeno. De esta
manera sostendrá que la sociedad de las mercancías (Capitalismo) no existió
siempre y por lo tanto tampoco es eterna (como sostienen algunos economistas
burgueses) y podrá ser superada juntamente con el fetichismo en una nueva
sociedad de productores libremente asociados o socializados cuyo producto
social deberá ser distribuido también socialmente.
En esta pequeña parte del primer capítulo de El Capital nos
dice, que una sociedad en la cual la producción domina al productor y por
supuesto al mercado, terminará en el inevitable consumismo y solo podrá ser
superado cuando se planifique la producción según las necesidades humanas y no
las del mercado.
Una tercera e importante aporte a la ciencia y a la
filosofía también la encontramos en cuanto a la consideración que hace de la
naturaleza como el laboratorio del ser humano. En sociedades en donde el
fetichismo no existía, la producción estaba ligada al vínculo íntimo que une la
naturaleza con el ser humano creando una economía natural. La sociedad de
producción de mercancías y del fetichismo desligó al ser humano de ser parte de
la naturaleza y la convirtió en dueño de ella.
La liberación social del fetichismo también significará el
retorno del hombre a su condición de ser humano en una nueva organización social
en donde el desarrollo de las Fuerzas Productivas significará un salto
cualitativo de la civilización. Las Fuerzas Productivas sólo pueden
desarrollarse 1.- con el trabajo humano que genera valor 2.- el instrumento de
trabajo (tecnología) y 3.- la naturaleza como fuente de recursos vitales. Una
sociedad como la actual (el Capitalismo) que está destruyendo a dos factores
primordiales del desarrollo de la civilización está condenada a perecer.
Marx también Nos habla del reflejo superestructural de la
religión como parte de todo modo de producción y que en el actual la más
conveniente sería el cristianismo en su versión del protestantismo cuya base
estructural sería la producción burguesa. Esta relación entre estructura y
superestructura que algunos autores la niegan, nos la gráfica claramente en la
siguiente cita en respuesta a la crítica que le formuló un periódico germano
norteamericano. “… lo indiscutible es que ni la Edad Media pudo vivir del
catolicismo ni el mundo antiguo de la política. Es a la inversa, el modo y
manera en que la primera y el segundo se ganaban la vida lo que explica por qué
en un caso la política y en el otro el catolicismo desempeñaron el papel
protagónico…” (K. Marx, El Capital).
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