Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Fue
Michel Foucault el que descubrió las complejas estructuras de poder que
devienen de la relación entre los médicos y los pacientes. No hay nadie más
frágil que un ser humano desnudo frente a alguien que sabe lo que éste ignora.
Y eso se potencia cuando el profesional empieza a hablar en el lenguaje médico,
que es una mezcla entre griego antiguo y otras lenguas. El pobre y adolorido
sujeto a los exámenes siempre, o casi siempre, cree que la expresión adusta del
galeno es porque no sabe cómo darle una mala noticia. Felizmente en muchos
casos no se trata de eso y hasta hay bondadosos doctores que se bajan de la
nube de creerse dioses para hablarnos en el lenguaje de los comunes para que
podamos saber qué padecemos.
Por
supuesto hay extraordinarios seres humanos entre los galenos, entre las
enfermeras y entre el personal paramédico. Lo he comprobado muchas veces.
Incluso hay los que se conduelen del dolor de los pacientes y de su familia,
que se amanecen por ellos y cumplen con su juramento de aliviar el dolor y
salvar vidas. Lastimosamente, como en toda profesión, no lo son todos.
También
están los que lucran con la enfermedad y que prefieren la ley del poco
esfuerzo. Incluso los hay que estudiando gratis en la universidad pública (o
sea, solventados por los impuestos de los bolivianos) luego se van del país.
Pero cada quién debe elegir qué hacer con su vida. Aquí hay de todo en la viña
del Señor y generalizar es absurdo, como también lo es el hecho de creer que el
artículo 205 del nuevo Código Penal tiene algo que ver con la salud en general.
No,
el mencionado artículo solo pone límites legales a la negligencia médica. No
ataca a todos debido a que la gran mayoría son profesionales responsables. Pero
protege el derecho del paciente o de los familiares de pedir una investigación
y que sea un grupo de médicos los que juzguen si de verdad se cometieron
errores atribuibles a la negligencia. Si los propios colegas del galeno dicen
que no, pues no pasó nada; pero si se lo encuentra culpable, debe reparar los
daños. Esto ocurre en muchas otras profesiones. Sin ir más lejos en la mía,
donde hay una Ley de Imprenta que permite que quien se sienta mellado por una
información y o comentario pueda presentar su caso ante un tribunal de imprenta
o ante la justicia ordinaria.
La
victimización de los profesionales de la salud solo muestra que su dirigencia
intenta politizar el problema. Máxime cuando hasta el momento los médicos no
han presentado una sola propuesta para mejorar la salud en Bolivia. En vez de
estar apedreando policías, bien sería que ofrezcan respuestas a una necesidad
nacional.
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