Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rossemarie Caballero
Vega
Lindaura
nació en el Valle de Tojo (cantón de la provincia Avilés, departamento de Tarija),
nieta del aristócrata marqués de Tojo. A sus 16 años quedó huérfana de madre y
también a esa edad perdió a su hermano. Más tarde se comprometió y casó con el
coronel Campero, con quien viajó a Europa cuando el coronel fue designado embajador
en Francia, en 1888. A su retorno, quizá influenciada por la cultura europea,
publicó su primera novela…. Utilizaba dos seudónimos para escribir. El Novel y
Tres estrellas, llegando a publicar el total de cinco novelas: La madre, 1891;
La mujer nerviosa, 1891; Luis, 1892; Cuidado con los celos, 1893;
Huallparrimachi, 1894; Don Manuel Ascencio Padilla, 1976; el ensayo Cómo se
vive en mi pueblo. Estampas, 1892, y varios poemas, según el libro Más de cien
escritores bolivianos (2017) de combate cívico, entre ellos el emblemático
Bolivia, dedicado a su esposo, develando el sufrimiento de una mujer y madre en
tiempos de la Guerra del Pacífico.
El
por qué del título del presente ensayo se explica con el fragmento de Urquidi:
Los azares de la política y lo precario de la situación económica (…) siempre
la hallaron de rara entereza de carácter, a prueba de vicisitudes. Sufriendo el
general Campero hostilidad encarnizada… (1919, 83), fragmento que rescato como
base del título de este documento “La rara entereza de Lindaura Anzoátegui de
Campero, primera novelista feminista boliviana”.
Virginia
Ayllón (2006) señala: “Primera dama por su doble característica de
ser esposa del
presidente Narciso Campero
(presidente entre 1880 y 1884),
pero también por ser la primera narradora boliviana, la
primera en usar
la pluma para
la denuncia de
la situación del
indio en la nueva República, la primera en impugnar
las vicisitudes de la vida política y la
primera en cuestionar la situación de la mujer en el nuevo país denominado
Bolivia”. Y con toda razón complementa que “el carácter de la literatura de Lindaura
Anzoátegui de Campero es fundacional en las letras bolivianas”. Asimismo, en
otro estudio, Ayllón & Olivares la declaran escritora “suicida”, junto a
las pioneras autoras bolivianas Adela Zamudio, María Virginia Estenssoro e
Hilda Mundy: “Este ensayo se acerca a la vida y obra de cuatro escritoras que
se suicidaron frente a la sociedad, aceptaron, cada una a su modo, ponerse en
boca de las demás, o sea hacerse palabra pública” (2010:149). Unas más que
otras sufrieron por su atrevimiento, las cuatro optaron por caminos vedados
para su época.
Si
recurrimos a la cronología de autoras bolivianas nos encontramos con pioneras y
el género en el que destacaron, a saber: Josefa Mujía (Sucre, 1812,
poeta); Mercedes Belzu Gorriti de Dorado
(La Paz, 1835, poesía); Lindaura Anzoátegui (Tarija, 1846, novela); Hercilia
Fernández de Mujía (Potosí, 1860, poesía); Adela Zamudio (Cochabamba, 1854,
poesía); Virginia Estenssoro (La Paz,
1902, novela) e Hilda Mundy (Oruro, 1912, poesía), entre otras. El texto
Bolivianas ilustres; heroínas, escritoras, artistas; estudios biográficos y
críticos, de José Macedonio Urquidi (1918) la identifica como literata eximia,
la mejor novelista acaso de la República, cantora de sus tradiciones de gloria.
Casi
un siglo después, los descendientes de Anzoátegui Campero de Campero, en 2006,
publican Desafío de mujer, vivir sin el velo de la ilusión, por Editorial
Plural de La Paz, en cuya contratapa se lee: “Al igual que la de otras, la de
Lindaura Anzoátegui de Campero forma parte de la rica tradición de mujeres
bolivianas, quienes desde la cultura han abierto brechas para la activa
participación de la mujer en la vida contemporánea de nuestro país. Sara Romero
de Salamanca, en su discurso de presentación del libro Don Manuel Ascencio
Padilla (2006), señala: “Creo que en el Año Internacional de la Mujer es
oportuno que una de las grandes escritoras bolivianas merezca el homenaje de
dar la estampa su novela histórica inédita. Será un doble reconocimiento: a Lindaura
Anzoátegui de Campero y su personaje preferido y admirado, Juana Azurduy de
Padilla, refiriéndose a ella como: “La guerrera americana más ilustre (1919).
La heroica amazona de la gran guerra, la libertadora de Bolivia, la gran Juana
Azurduy de Padilla, de donde las mujeres bolivianas heredamos la valentía y el
denuedo de mujer patriota”. En la obra Huallparrimachi, la denominan
‘endemoniada viuda’ por el terror que inspiraba la fortaleza y lucha de
Azurduy, nacida el siglo XVIII en Alto Perú.
Urquidi
(1919) destaca su inteligencia descollante y excepcionales virtudes. Narradora
y detallista. Sus escritos tienen originalidad, hay variedad en la trama que
interesa, los diálogos son naturales, espontáneos. El lenguaje es fácil y
correcto. Ahí muestra la autora talento de amplias vistas, genio vivaz e
intuición rápida, su estilo es ágil, sobrio y pintoresco en éstas como en todas
sus obras (p.84) Mientras que al general Campero describe como “uno de los
presidentes más patriotas, más abnegados y más honrados que ha tenido la
República de Bolivia, comparado con Sucre mismo, hizo la transmisión legal del
mando supremo en 1884 en la capital”.
Ayllón
(2006) lo confirma: “Es con su obra Cuidado con los celos que Anzoátegui ha
logrado su conciencia de ser escritora y el oficio que esto implica: a través
del ser mujer y el ser indio en la Bolivia del siglo 19. En esta novela,
mujeres e indios comparten dos características en su deber ser: la lealtad/fidelidad
y el sacrificio. Ambos llegan a ser cuando se sacrifican” (…) En Bolivia,
indios y mujeres no tenían derecho al voto, la gran Adela Zamudio (1854) lo
denuncia en su poema Nacer hombre: “Vota el pillo peor, permitidme que me
asombre, porque es hombre”. La revolución de 1952 concedió a la mujer el
ejercicio de sufragar en las elecciones de 1956; es decir, un siglo y 31 años
después del nacimiento de la República de Bolívar, hoy Estado Plurinacional de
Bolivia.
El
carácter pionero de Lindaura, más allá de su rol como primera dama o primera
narradora, es en palabras de Ayllón: Denunciar la situación de la mujer, el
deber ser femenino construido en la Bolivia del siglo XX, porque avizora los
que después Zamudio nombra e instaura, crea a la mujer boliviana. Como se
advierte, Anzóategui percibió algunos elementos de la estructura del Estado
colonial y los nombró desde el reclamo de la atención a la mujer, habida cuenta
de su aporte a la construcción de la nación y también intuyó la estructura
colonial jerarquizada del nuevo Estado (Ayllón, 2016). Estos elementos nos
muestran fehacientemente la preocupación y lucha de Anzoátegui por los derechos
de la mujer durante el siglo XIX. Es en virtud a esa lucha que me animo a
distinguirla como la primera narradora feminista de Bolivia.
La autora es Poeta, ensayista, narradora y
docente cochabambina
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios