Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
A
punto de cumplirse tres semanas del paro indefinido de las y los trabajadores
médicos y paramédicos del país, en demanda de la eliminación de un artículo del
proyecto de Ley del Sistema de Código Penal, así como en oposición a la
Autoridad de Fiscalización de los servicios médicos públicos, la Caja Nacional
de Salud (CNS) sigue dando motivos para desconfiar.
Semanas
atrás se conoció del caso de numerosos servidores del área de laboratorios en
el Hospital Obrero que realizaban análisis para laboratorios privados usando
los implementos y reactivos que pertenecen a la población asegurada. El
sindicato, lejos de indignarse con la noticia, salió en defensa de los
acusados, demostrando, una vez más, que la transparencia no es un principio que
se valore en la gestión de la más grande aseguradora del país.
Y
ahora último se conocieron los resultados de una auditoría en la que se
descubrió que antiguas administraciones (nadie quiere especificar cuáles y
cuándo) realizaron a cuenta de la CNS inversiones en la Cervecería Boliviana
Nacional (CBN) y en el Banco Nacional de Bolivia (BNB) sin sustento legal ni
conocimiento de los miembros del directorio.
No
son las únicas irregularidades halladas en la auditoría realizada en la oficina
nacional de la CNS y en las nueve regionales. En las oficinas centrales se
identificaron además de las irregularidades ya nombradas otras 39, incluyendo
deudas del personal sin registro y sobreprecios en las compras.
En
las oficinas regionales se identificaron igualmente numerosas anomalías
administrativas: en la regional de La Paz, 35; en Beni, 21; en Santa Cruz, 15;
en Pando, 11; en Cochabamba, 9; en Potosí y en Oruro, 6 en cada una. Los casos
van desde falta de supervisión y control en compras locales, incumplimiento de
procedimientos para dar de baja medicamentos caducados, inexistencia de
documentos que prueben el derecho propietario sobre inmuebles, alquileres y
compras sin procesos de contratación, falta de registro de medicamentos que
ingresan a farmacia y un muy extenso etcétera que demuestra que la CNS sigue
siendo terreno fértil para las ambiciones de personas corruptas.
En
respuesta a los cargos generados en la auditoría, la gerencia de la institución
no solo busca información que permita aclarar las irregularidades identificadas,
sino que anunció que en 2018 ejecutará otras auditorías en los 195 hospitales y
policlínicos de la institución en el país. A su vez, los miles de pacientes
afectados por el paro demandan canales de comunicación para hacer conocer sus
reclamos por el mal trato recibido.
Ya
lo dijimos muchas veces: urge una reingeniería en la Caja Nacional de Salud. Es
posible que la Autoridad de Fiscalización, si funciona, logre poner algún freno
a tanto desorden institucional, pero sin duda el conservar las estructuras como
están hará imposible que la institución salga de los males que la aquejan.
Publicado en la editorial del periódico La Razón
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