Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Lourdes
Montero
Más
de 2.300 feministas de 30 países de América Latina y el Caribe nos reunimos la
semana pasada en Montevideo, en un encuentro de intercambio, discusión y
propuestas. Bajo la consigna “Diversas, pero no dispersas”, la capital uruguaya
se convirtió en la sede del 14° Encuentro Feminista de América Latina y el
Caribe (EFLAC).
Y
no hay mejor título que refleje el encuentro. Diversas, pero no dispersas
parece ser la marca del movimiento feminista de hoy, que ha pasado de ser una
demanda social a favor de los derechos de las mujeres para constituirse en una
plataforma política, desde las mujeres, que busca desmontar el patriarcado, el
capitalismo y el colonialismo como forma articulada de dominación. Y es que,
contra lo que algunos suponen, la lucha desde las mujeres se desborda desde el
cuerpo y las diversas identidades a las políticas extractivistas, la economía
centrada en el lucro, los problemas medioambientales, el debilitamiento de
nuestras democracias, el análisis de los fundamentalismos religiosos, el
racismo y las diversas formas de discriminación, entre otros temas que nutren
las agendas de lucha feminista.
La
propia delegación boliviana, compuesta por 75 feministas de diferentes
departamentos, expresaba esa diversidad de experiencias, estrategias de lucha y
posicionamiento frente al mundo; ejemplificando ese abanico diverso de un
movimiento social y político que hoy se presenta potente y vital.
El
evento tuvo una fuerza simbólica especial, ya que Montevideo, hace 36 años, fue
la sede del primer encuentro feminista de la región. Aquella vez, las
feministas, frente al incremento de la violencia contra las mujeres, decidieron
dedicar el 25 de noviembre como Día internacional de lucha para erradicar la
violencia hacia las mujeres. Casi cuatro décadas más tarde se pudo constatar
que esa violencia, en lugar de erradicarse, se ha recrudecido, y hoy se expresa
incluso con mayor crueldad. Como recordatorio fiero de este contexto, al llegar
a Uruguay nos encontramos con la noticia de que, en los días previos al
encuentro, dos niñas fueron abusadas sexualmente y asesinadas.
El
evento se cerró con una marcha multitudinaria tomando la central avenida 18 de
Julio. El discurso de cierre estuvo a cargo de la diputada dominicana Minou
Tavárez Mirabal, hija de Minerva, una de las emblemáticas hermanas Mirabal que
lucharon contra la dictadura de Trujillo. Su voz resonó en la explanada de la
Intendencia de Montevideo: “Hoy más que nunca tenemos que estar fuertes, unidas
y alertas, cuidando nuestras espaldas, dando batallas en todos los frentes,
porque las violencias no paran. Hemos marchado hasta esta explanada para decir
que ya basta de sociedades y gobiernos que siguen tolerando esta crueldad
extrema hacia las mujeres. Ya basta de crímenes de poder. Hemos llegado de 30
países, de las islas o de la América firme, a dejar clara nuestra voluntad de
lucha y resistencia feminista para impedir que el cuerpo de las mujeres siga
siendo un territorio de conquista patriarcal”.
Y
con ese llamado cada quien volvió a su país. En este mundo feroz, como fue
caracterizado en el encuentro, las mujeres nos sentimos convocadas a seguir
soñando y luchando por ese sueño. Y fantaseamos con poder vivir y organizar
nuestras sociedades de otra manera… con una forma distinta de concebir el
poder, a través de prácticas económicas alternativas, experiencias de cuidado
fraterno, de saber compartido, de trabajo cooperativo, de solidaridad…
Prácticas diferentes a la maximización del rendimiento, a la producción
ilimitada y al orden patriarcal.
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