Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
La historia que nos cuentan de una madre soltera llamada María que va a parir un hijo de nombre Jesús es un relato que busca conmover, año tras año, durante la Navidad. En Bolivia a Jesús lo llaman niño Manuelito por aquello de Emmanuel, que significa “Dios con nosotros”.
Respeto aquello de Dios, pero yo no me adhiero a nada de eso de dioses. Quiero más bien, a propósito de Jesús (esa wawita que según nos cuentan nació para morir crucificado, difamado y calumniado —uff qué terrible para la criaturita—) resaltar que se trata de un niño que nace calanchito (desnudo), y no sé si su padre le cantaba aquella canción de Savia Andina cuyo estribillo dice “(…) Cada vez que paso su puerta, palomitay, se me acerca el angelito, k’alanchito. / Y me dice casi llorando, palomitay, quizás me lo has traído pancito, papacito (...)”. El padre de Jesús después de embarazar a María se hizo gas, como muchos, pero fíjense que hay hombres bien compañeros de nosotras, las mujeres, como José el carpintero, que ya le chekeaba a la María, pero era tímido, y como la vio en problemas, se atrevió a hablarle. Y este cuate, el José, se hace responsable de la wawita y les acompaña a la mamá y a la wawita en la primera etapa de su vida.
Podríamos decir que es una historia para afirmar la familia heterosexual y que aunque te violen o engañen igual debes parir, aunque no tengas las condiciones de criar a tu wawa. Y que por fe y milagro aparecerá un hombre que te proteja. Sí, también es válida esta versión, pero prefiero aquella del compañero José.
Quiero hablar de María, de José y de su wawita Jesús. El niño Manuelito nació sin la asistencia de médicos no porque estuvieran de huelga o paro, sino porque atender el parto y la salud de las y los pobres es una práctica de los privilegiados (y a fin de cuentas hoy en Bolivia ocurre lo mismo: a los médicos no les importa la gente, les importa su impunidad).
Decía que le fue bien a la wawita, nació sanita y si hubo problemas durante el parto, lo resolvieron entre pastoras y pastores que aprendieron a lamerse las heridas, porque los médicos, además de hacerse a los dioses, nunca están para el pueblo. La mirada nerviosa de José, que sabía de madera, clavos y cola, pero no de wawas, le daba el toque de los mirones compañeros (no hablo de voyeristas). Cuántas wawitas en Bolivia estando sanitas en el vientre de sus mamás al momento de nacer se encontraron con médicos y médicas chacras (ineptos), irresponsables que sin respeto y sin cuidado actuaron con negligencia y la wawita nació asfixiada, con graves problemas en su salud para toda la vida, de ellas y de sus mamás. También pasó que por negligencia médica la madre falleció, y se quedaron huerfanitas, a expensas de muchas violencias por no tener quién las proteja.
Espero que este niño Manuelito crezca este año sin el mandato de ser macho. Que este 2018 Manuelito no golpee ni lastime a sus primitas, porque les duele. Que no oculte su sensibilidad; que llore todo lo que le duela y que abrace a quien llora, preparándose para predicar en el desierto. Bienvenido, Manuelito.
Julieta Paredes, es feminista comunitaria.
y Twitter: @escuelanfp
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