Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Vivimos
en sociedades patriarcales, misóginas y machistas; como resultado de este
patrón, la violencia contra las mujeres es sistemática y estructural. Y
también, por más indigno que sea es una violencia normalizada porque la mujer
sigue siendo vista como un objeto que le pertenece a quien lo compra. Por esa
razón vemos a padres, hermanos, abuelos, amigos, compañeros,
creyéndose dueños de sus hijas, hermanas, nietas, amigas, compañeras.
Y
lo mismo con los desconocidos, se creen tan dueños de cualquier mujer que se
sienten con la libertad de poder excluirlas, insultarlas, golpearlas,
violarlas, asesinarlas y desaparecerlas. Una violencia sistemática y
estructural que comienza con el “es una niña” y termina en feminicidio. Si se
nace mujer, se nace con todo en contra. Violencia que nos dice que las niñas
juegan con muñecas y de casita.
Violencia
que nos dice que los niños pueden practicar deporte y las niñas no, porque el
deporte es para niños y las niñas que limpien la casa. Violencia que nos dice
que los hombres de la casa van a la escuela y las niñas no, porque su función
en la vida es casarse, tener hijos y atender el hogar. Violencia que nos dice
que pocas mujeres logran poder acceder a la educación superior, porque esa
violencia sistemática sigue pensando que la mujer es un objeto y como objeto no
piensa, no siente, no actúa y no tiene derechos.
Violencia
que dicta que el papel de la mujer en la vida es abrir las piernas y criar
hijos. Punto. Una violencia que también ejerce la mujer contra la mujer, cuando
unas dicen creyéndose castas, puras y santas, que las otras merecían ser
violadas por: putas, alcohólicas, calientes, rogonas, provocadoras, cascos
ligeros, promiscuas y drogadictas y, avalan con esto el patriarcado del cual
también forman parte y ayudan a alimentar. Ignorando que al exponer a una mujer
al escarnio público de la doble moral por su comportamiento y estilo de vida,
también se exponen ellas que pertenecen al mismo género.
Una
violencia estructural que alimenta un sistema que manipula, excluye y violenta
a las mujeres en todos los niveles de la sociedad. Una violencia que dice que
las mujeres no pueden decidir sobre sus propios cuerpos, y que ese cuerpo no le
pertenece, le pertenece al escarnio público y al señalamiento de la religión.
Por eso se sigue negando el derecho al aborto. La violencia contra la mujer
tiene varios rostros, innumerables formas por eso muchas veces es
imperceptible, se disfraza de sutileza cuando muchos creen que halagan cuando
en realidad lo que hacen es violentar con el acoso callejero. Violencia
estructural y sistemática que sigue negando atención médica, educación y
oportunidades de desarrollo a mujeres.
Un
sistema de justicia patriarcal, misógino y machista, con jueces machistas, con
fiscales machistas, con abogados machistas, con policía machista, con condenas
inexistentes porque las decisiones se toman desde la misoginia que es el odio
contra la mujer. Violencia obstétrica que irrespeta a la mujeres cuando están
pariendo. La que la señala por cómo se viste, actúa y vive. Hablar de violencia
contra la mujer es hablar del inicio del tiempo. Cada 25 de noviembre se
celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Lucha
que inició en 1981, para conmemorar la fecha en que fueron asesinadas (en
feminicidio) en 1960, las hermanas Mirabal: Patria, Minerva y María Teresa, en
República Dominicana por órdenes del dictador Trujillo. Desde 1999 las Naciones
Unidas llaman a los países del mundo a pronunciarse contra la violencia contra
mujer.
Sin
embargo, dado que la violencia es estructural y sistemática, lo que tenemos que
cambiar es el sistema, los patrones de crianza, porque como decía al principio,
el feminicidio es la expresión más atroz del patriarcado sobre la mujer, pero
inicia con la exclusión y la degradación solo por su género. Para erradicar los
feminicidios tenemos que erradicar el patriarcado, para erradicar el
patriarcado tenemos que cambiar el sistema.
Para
tener sociedades equitativas e igualitarias, en derechos y obligaciones,
tenemos que arrancar de raíz el patriarcado. Un ejemplo de violencia contra la
mujer, que es subliminal, es la de pareja, cuando es la compañera la que se
opera para no tener hijos, porque el compañero como es hombre jamás se haría
una vasectomía porque perdería la hombría.
Estereotipos
del patriarcado. La violencia contra la mujer es tema en el que debemos
insistir, y que nos compete a todos, en todas las capas de la sociedad, a los
urbanos y rurales, porque es obligación de todos erradicar el patriarcado, la
misoginia y el machismo. Empezando por dejar de llamarles culos a las mujeres,
al referirse a ellas.
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