Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Luego de que salieran a la luz
las denuncias por corrupción en el Fondo Indígena, muchas cosas han sucedido,
como la detención preventiva de la exministra Nemesia Achacollo, demostrándose
que no debe haber impunidad para nadie; sin embargo, no todo lo que ha acaecido
en este tiempo ha sido positivo.
Muchos se han sumado y prestado
al racismo y discriminación contra los trabajadores campesinos e indígenas, por
el prado paceño, a personas que andaban con poncho, aguayo o pollera, comenzaron
a gritarles “donde está la plata”, “devuelvan el dinero del Fondo Indígena”,
muchas de nuestras compañeras y compañeros indígenas se han visto golpeados por
algo que tal vez ni siquiera conocieron.
Con los actos de quienes tuvieron
a su cargo esos fondos, entre ellos no solamente dirigentes y autoridades sino
también personal técnico y profesional que hábilmente esquivó responsabilidad
por no ser quienes directamente firmaban los desembolsos, se tildó a todo el
movimiento de corrupto, olvidando que son los actos de individuos concretos.
Antes de decirle ladrón a alguien
nuestros queridos “ciudadanos” debieran preguntarse si no viven y comen del
trabajo del campesino o indígena. Deberian conocer el esfuerzo que hacen
las personas que viven en el área rural para sanear sus tierras, realizar
gestiones administrativas en la ciudad, dejando por algunos días su trabajo,
juntando el dinero que tienen para venir a hacer trámites, y que a diferencia
del cómodo “ciudadano” que vive en el área urbana no puede hacerlo cualquier
día a unas horas de su casa, sino que debe viajar y quedarse lejos de su casa y
de su familia.
Pero no es la única dificultad
que tienen, también están castigados por un mercado que no es justo con su
trabajo ni esfuerzo, por ejemplo, quienes van a comprar al mercado saben que
muchos campesinos llegan con bolsas de papa luego de la cosecha para venderlas
a las dueñas de los puestos de mercado que a veces no les pagan ni la mitad del
precio en el cual venden, y son esos campesinos que con lo poco que obtuvieron
de muchas jornadas de trabajo se van comprando algunas cosas que necesitan como
pilas para las linternas y todo aquello que vayan a necesitar en la medida que
les alcance, y se van con una pequeña bolsa de cosas que compraron dejando los
sacos de papa que representan su trabajo.
El cómodo citadino que desprecia
al campesino debería estudiar un poco de la historia de nuestro país, y darse
cuenta que los pueblos y naciones indígenas han dado mucho por un Estado que
recién en la última década existe para ellos; cuando la miserable casta criolla
de nuestro país no tenía dinero para pagar al ejército de la naciente república
“Bolivia” traicionó la voluntad del Libertador Bolívar, quien había determinado
el fin de la servidumbre y que se reconozca el trabajo y los derechos de los
indígenas, pero como no tenían otra fuente de ingreso mantuvieron el tributo
indígena y el dominio de los españoles, incluso empeorando las condiciones de
vida de los indígenas. Al punto que se puede afirmar que los indígenas tenían
más derechos en la colonia que en la república.
Fueron los mismos indígenas los
que mediante su trabajo convirtieron a Patiño en uno de los hombres más ricos
del mundo, quien se llevó la industria y el imperio económico que construyó
fuera de nuestro país; lo propio va para nuestra ridícula burguesía que, por
cierto, no es muy productiva ya que hasta la agroindustria se beneficia de la
subvención al diesel y sin eso su negocio no sería rentable, mientras que al
campesino e indígena nadie le subvenciona su producción.
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