Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carla Espósito Guevara
La semana
pasada, el Centro de Estudios de la Vicepresidencia presentó una reedición del
libro de Javier Hurtado, el Katarismo, libro fundamental en la historia de la
literatura sociológica boliviana, que narra la construcción del movimiento
indígena y campesino como sujeto político y la de su proyecto, desde la ruptura
con el Estado del 52, pasando por la lucha contra el pacto militar campesino,
su resistencia a la dictadura banzerista, hasta la llegada de la democracia.
Esta historia forma parte de la otra
historia, la de la “nación clandestina”.
El Katarismo,
como dijo Esteban Ticona en la presentación, surgió en un momento de auge de
partidos políticos de raigambre marxista que reconocían al movimiento obrero
como la vanguardia del cambio, pero que relegaban el papel indígena a un apéndice,
“el indio para la izquierda no existía”. El surgimiento de este movimiento
sacudió los esquemas coloniales presentes también en la izquierda y obligó a
reconocer al indio ya no como sujeto subordinado, sino como protagonista.
Es
innegable que el Katarismo es una de las principales vertientes ideológicas que
alimentó y dio vida y estructura ideológica al actual proceso político
boliviano. Pese a los vaivenes de su historia y sus divisiones internas, entre
ellas el desmembramiento de Víctor Hugo Cárdenas, tuvo una influencia decisiva y
fue parte fundamental del proceso acumulativo de luchas de la última década. Muchas
de sus propuestas se materializaron en la nueva Constitución, en particular la
propuesta de descolonización, que se tradujo en una de las ideas fuertes de
este proceso que es la construcción del Estado Plurinacional.
Lo
paradójico es que el libro de Hurtado se presenta en un momento de declive del
tema indígena dentro del proceso de cambio. Casi una década después de la
Constituyente, es evidente que las propuestas de descolonización y Estado Plurinacional
han perdido fuerza. La idea del Estado Plurinacional no logró traducirse en la trasformación
de las estructuras estatales de manera que éstas reflejaran la presencia de lo indígena
en ellas. El Estado continúa organizado en torno a las mismas estructuras políticas
republicanas. Un ejemplo llamativo es que no se haya planteado una reforma que
sustituya los mecanismos de elección de representantes plurinominales por
circunscripción, creada por los gobiernos neoliberales para sus propios fines, por
otra basada en criterios plurinacionales, lo que hubiera ayudado a construir
una Asamblea realmente Plurinacional.
La
justicia indígena sigue enfrentando enormes obstáculos para ser reconocida con
igual jerarquía que la justicia ordinaria, mientras ésta última sigue siendo el
espacio más colonizado de la estructura del Estado.
Las autonomías
indígenas, avanzan de manera muy lenta y conviven de manera contradictoria y
sin recursos con las reformas republicanas municipalitas de la participación
popular.
La
demanda por una nueva reforma a agraria, otro de los proyectos políticos fundamentales
del Katarismo, quedó detenida. No se tocaron las grandes extensiones de tierra del
oriente y es más, la última Cumbre Agropecuaria, dio un respaldo al latifundio,
que hoy adquiere cada vez más derechos sobre la tierra extendiéndose sobre las tierras
boscosas.
Restaría
también una profunda reflexión sobre los avances de la descolonización en
Bolivia. Tenemos la ley de idiomas nativos, es cierto, que es una parte de la
descolonización, pero ¿que tanto se avanzó en desmontar las estructuras coloniales?
¿Cuáles son las estadísticas sobre igualdad en términos étnicos? ¿Qué
porcentaje de indígenas han salido de las escalas laborales más bajas? ¿Cómo se
ha transversalizado la descolonización en los planes escolares? Quizás otro
tanto habría que discutir sobre la implementación del artículo 169 de la OIT
sobre la consulta libre e informada y la situación de los territorios indígenas
que coinciden con reservas gasíferas, que generarán gran conflicto en los
próximos años.
A falta
de un desarrollo de lo plurinacional en las estructuras estatales, o el
estancamiento de su agenda, pareciera que estamos asistiendo a un vaciamiento
del concepto de lo plurinacional que parece estar diluido en el concepto de
“proceso de cambio”. Creo que es urgente reforzar esta agenda para no perder el
ajayu de este proceso.
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