Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Iván Márquez
Hemos
cerrado en el día de hoy, en La Habana, Cuba, el acuerdo de paz más
anhelado de Colombia. Tierra, democracia, víctimas, políticas sin armas,
implementación de acuerdos con veeduría internacional son, entre otros, los
elementos de un acuerdo que tendrá que ser convertido, más temprano que tarde
por el constituyente primario, en norma pétrea que garantice el futuro de
dignidad para todos y todas.
Podemos
proclamar que termina la guerra con las armas y comienza el debate de las
ideas. Hemos concluido la más hermosa de todas las batallas: la de sentar las
bases para la paz y la convivencia.
El
acuerdo de paz no es un punto de llegada, sino el punto de partida para que un
pueblo multiétnico y multicultural, unido bajo la bandera de la inclusión, sea
orfebre y escultor del cambio y la transformación social que claman las
mayorías.
Hoy
estamos entregando al pueblo colombiano la potencia transformadora que hemos
construido durante más de medio siglo de rebeldía, para que, con ella y la
fuerza de la unión, empiece a edificar la sociedad del futuro, la de nuestro
sueño colectivo, con un santuario consagrado a la democracia, a la justicia
social, a la soberanía y a las relaciones de hermandad y de respeto con todo el
mundo.
Hemos
suscrito compromisos sobre los seis puntos que integran la Agenda del Acuerdo General:
Acuerdo
“Hacia un nuevo campo colombiano: Reforma Rural Integral”, que busca la
transformación de las condiciones de miseria y desigualdad que imperan en las
zonas agrarias de nuestro país, llevando los planes y los programas para el
buen vivir y el desarrollo a partir de la titulación de tierras en poder de las
comunidades rurales.
Acuerdo
“Participación Política: apertura democrática para alcanzar la paz”, en el que
el énfasis está en la eliminación de la exclusión a partir de la expansión de
la democracia que permita la amplia participación ciudadana en la definición de
los destinos del país.
Acuerdo
“Solución al problema de las drogas ilícitas”, que diseña una nueva política de
lucha contra las drogas de uso ilícito, mirando sus connotaciones sociales y
brindando un enfoque con énfasis en los derechos humanos que superen las
falencias de la fracasada “guerra contra las drogas”.
Acuerdo
sobre Víctimas, consistente en un “Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación
y No Repetición”, una “Jurisdicción Especial para la Paz”, una Unidad para la
Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en el contexto y en razón del
conflicto, planes de reparación integral, medidas de restitución de tierras y
garantías de no repetición, entre otras.
Acuerdos
sobre el punto Fin del Conflicto: “1. El Cese al fuego y de hostilidades
bilateral y definitivo; 2. La Dejación de las armas; 3. El Mecanismo de
Monitoreo y verificación que Naciones Unidas puso en marcha mediante el despliegue
de observadores de países de la CELAC; 4. Se definieron acuerdos sobre
garantías de seguridad y desmonte del fenómeno del paramilitarismo creando una Unidad de investigación y
desmantelamiento de las organizaciones criminales, incluyendo las que hayan sido
consideradas como sucesoras del paramilitarismo, y sus redes de apoyo…,
pero con una visión no militarista, sino de búsqueda de soluciones que eviten
más derramamientos de sangre y dolor, y como aspecto quinto, lo más reciente
consensuado fueron los acuerdos sobre Reincorporación de las FARC-EP a la vida
civil —en lo económico, lo social y lo político, lo cual, a partir del indulto
y la más amplia amnistía política, abre el camino para nuestra conversión en
partido o movimiento político legal en el nuevo escenario social que surge del
conjunto de los Acuerdos de Paz.
…
Hemos
cumplido la tarea. En los próximos días estaremos en Colombia realizando la
Conferencia Nacional Guerrillera. Esa es nuestra máxima instancia de autoridad,
a la que debemos subordinación, para someter a su veredicto la obra política
que representa el Acuerdo Especial de Paz de La Habana. Confesamos que ha
sido una construcción dura y llena de dificultades, con luces y tal vez con
sombras, pero trabajada con el corazón lleno de amor por la patria y los pobres
de Colombia. Nos asiste la convicción de que hemos interpretado fielmente el
sentimiento de nuestros compañeros y compañeras de armas y de ideas, que
siempre combatieron pensando en la solución política del conflicto y, sobre
todo, en la posibilidad de una patria justa, sin esos abismos horrorosos que
hoy se interponen entre el desarrollo y la pobreza.
A
los compañeros y compañeras recluidos en prisiones y calabozos del país y fuera
de las fronteras va nuestro mensaje de amor, con la esperanza de tenerlos muy
pronto construyendo en libertad la Nueva Colombia soñada por nuestros padres
fundadores.
Al
pueblo de Colombia lo abrazamos con toda la fuerza de nuestro corazón, para
reafirmarle que la lucha guerrillera que se escenificó en todos los puntos de la
geografía nacional no tuvo razón distinta a la dignificación de la vida humana,
en el marco del derecho universal que asiste a todos los pueblos del mundo a
alzarse en armas contra la injusticia y la opresión. Lamentablemente, en toda
guerra, pero especialmente en las de larga duración, se cometen errores y se
afecta involuntariamente a la población. Con la firma del acuerdo
de paz, que lleva implícito el compromiso de No Repetición, esperamos alejar
definitivamente el riesgo de que las armas se vuelvan contra los ciudadanos.
La
paz es para todos y abraza a todos los estratos de nuestra sociedad llamándolos
a la reflexión, a la solidaridad, y nos dice que es posible sacar el país
adelante. A los estratos que sobreviven en las catacumbas de la desesperanza,
el olvido y el abandono oficial, les decimos que es posible, confiando en la
fuerza interior y decisión que todos llevamos por dentro, levantarnos por
encima de la miseria y de la pobreza. Mientras tengamos vida todo es posible, y
mucho mejor si lo hacemos organizadamente. Ahí están los jóvenes de Colombia,
siempre generosos, desde los claustros y universidades, dispuestos a ayudar en
la búsqueda colectiva de soluciones a la problemática social.
A
los campesinos, hombres y mujeres llenos de humildad y de pureza, que buscan en
el surco, a través de su trabajo y sudor, la soberanía alimentaria de Colombia,
les ofrecemos un puesto de lucha en la Reforma Rural Integral acordada.
A
las comunidades afro de Colombia, a los pueblos indígenas, los invitamos a mirar
en la geografía de todo lo acordado el enfoque étnico diferencial, ganado con
su propia lucha.
A
las mujeres les decimos que haremos valer el enfoque de género que respira el
Acuerdo Especial de Paz.
No
será posible detener la poderosa fuerza del cambio originada en los sueños y
esperanzas de un pueblo que reclama sus derechos. Nada podrá desviarnos del
camino. El pueblo de Colombia exige respuestas a sus inquietudes y el gobierno
debe darlas con acciones tangibles.
…
Tendremos
paz si se respetan los acuerdos. El pueblo debe constituirse en garante
principal de su cumplimiento. Acuerdo Especial de Paz y pueblo deben ser uno
solo como mar y ola, donde los acuerdos son el mar y el pueblo la ola
persistente exigiendo su cumplimiento.
En
nombre de las FARC me dirijo a las naciones del mundo pidiéndoles a los pueblos
y a los gobiernos su solidaridad, su respaldo en todo sentido, para que el más
dilatado conflicto del continente se convierta en un referente y asunto del
pasado que no debe repetir un pueblo.
Al
gobierno de Estados Unidos que durante tanto tiempo apoyó la guerra del Estado
contra la guerrilla y contra la inconformidad social, le pedimos que siga
respaldando de manera diáfana los esfuerzos colombianos por restablecer la paz,
siempre esperando de Washington gestos humanitarios que concuerden con la
bondad que caracteriza a la mayoría del pueblo norteamericano, amigo de la
concordia y la solidaridad. Quedamos a la espera de Simón Trinidad.
Esperamos
que el ELN pueda encontrar un camino de aproximación para que la paz que
anhelamos sea completada con creces involucrando así a todos los colombianos.
Finalmente,
las FARC expresan su más profundo agradecimiento al gobierno liderado por el
General de Ejército Raúl Castro Ruz y al pueblo de Cuba, todo lo que ha hecho
por la paz de Colombia, gratitud eterna a la patria de Martí. Gracias también
al reino y al pueblo de Noruega por su contribución generosa y por su
acompañamiento como garante a los esfuerzos de la reconciliación del país.
Nuestro
reconocimiento y afecto a la República Bolivariana de Venezuela, por su aliento
permanente a su hermana Colombia en la concreción del acuerdo de paz. Gracias
Nicolás Maduro por continuar la obra que le encomendara el presidente Chávez.
Un agradecimiento a la presidenta Michelle Bachelet y al pueblo de Chile por su
acompañamiento extraordinario a una paz que saben muy bien es esencial para
consolidar la paz del continente.
Permítanme
rendir el más sentido homenaje a los caídos en esta larga confrontación
fratricida. A las familias, madres, viudas, hermanos, hijos y amigos nuestras
condolencias por el luto y la tristeza de la guerra. Unamos nuestras manos y
nuestras voces para gritar: ¡Nunca más, nunca más!
Del
cónclave de La Habana ha surgido humo blanco, doctor Humberto de La Calle. Habemus Pacem, tenemos paz.
¡Viva
Colombia!
¡Viva
la paz!
Declaración del Comandante Iván Márquez,
jefe del equipo negociador de las FARC-EP, en el acto de anuncio del cierre de
las conversaciones para la firma del Acuerdo Final, Integral y Definitivo para
la Paz en Colombia, en La Habana, el 24 de agosto de 2016, “Año 58 de la
Revolución”.
y Twitter: @escuelanfp
Rellene el siguiente formulario para suscribirse.
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios