Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Verónica Córdova
Un anciano yatiri de 76 años y su sobrino de 21 años fueron
remitidos a la cárcel de Cantumarca en Potosí por el delito de biocidio.
Resulta que los encontraron sacrificando a un cachorro como parte de un ritual
para curar a la esposa enferma del muchacho. Para los defensores de los
derechos de los animales, este caso sienta un precedente importante para evitar
que se sacrifique la vida y el bienestar de los animales por razones culturales
o religiosas.
¿Y qué decimos del sacrificio animal para la ciencia o la
alimentación humanas? ¿Cómo se crían los pollos o los cerdos y cómo se faena a
las vacas o se asesina a las truchas para que lleguen a nuestra mesa? ¿Cómo se
sacrifica o tortura a los monos, las ratas y los conejos para testear en ellos
drogas y procedimientos médicos? ¿Vale la pena sacrificar un animal para
asegurar la sobrevivencia de una persona? Es probable que el anciano yatiri
potosino y su joven sobrino hayan creído que la respuesta a esta última
pregunta haya sido sí (como creen científicos y ganaderos en todo el mundo).
Hay que preguntarse cuán enferma está una sociedad en la que
un esposo desesperado tenga que acudir al sacrificio de un cachorro para salvar
la vida de su esposa. Es probable que la falta de recursos o de acceso al
sistema de salud público haya llevado a ese joven a acudir a su tío curandero.
Pero también puede ser (no lo dice la noticia publicada sobre el caso) que el
muchacho haya actuado guiado por la fe, como lo hacen a diario cientos de
creyentes evangélicos que ponen su salud en las manos curativas de Cristo y del
pastor de turno.
Sin embargo, la noticia sí menciona la advertencia que hizo
la autoridad a la población de no dejarse engañar con este tipo de rituales.
¿Qué diferencia hay entre una misa de sanación que se hace en los templos del
ritual de un yatiri? ¿Es una religión más digna de respeto que la otra? ¿Es una
forma de fe más valiosa o menos engañosa que la otra?
Claro que se dirá que en uno de los rituales no se está
violando ninguna ley, ni se está sacrificando ningún cachorro. Y es cierto. Lo
triste del caso es que una familia marcada por la enfermedad debe ahora lidiar
con un problema adicional: el esposo de la muchacha enferma y su tío yatiri
están ahora presos. La ley dispone de una pena de dos a cinco años de cárcel
para las personas que maten a un animal con ensañamiento o por razones fútiles.
¿Qué motivo es fútil, me pregunto yo? ¿Cuántos perros vemos aplastados en las
carreteras porque los choferes no consideraron que la vida de un animal se
merecía disminuir la velocidad o apretar el freno? ¿Qué es ensañamiento, me
pregunto yo? ¿Cuántos pollos nos hemos comido que han vivido una vida completa
de tortura, encerrados en jaulas donde no pueden ni estirar las alas,
engordados a base de hormonas y de impedirles moverse ni para tomar agua?
¿Cuántas veces hemos visto ovejas amarradas en la parrilla de un minibús, y
vacas o cerdos apilados en camiones, transportados de pie, sin alimento ni agua
a veces por varios días?
No pretendo defender el sacrificio animal, no estoy abogando
por el veganismo ni criticando la ley en defensa de los animales que era muy
necesaria y que, este caso nos muestra, está empezando a ser implementada. Lo
que me da pena es que, como siempre sucede, solo se cumplen las leyes cuando
afectan a los que tienen menos influencias. Lo que me indigna es que justamente
una familia pobre y desesperada es la que deba servir de precedente, la que nos
sirva para demostrar cómo en nuestro país a los animales se los respeta, y cómo
somos de hipócritas.
La autora
es cineastaSíguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
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