Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Freddy Morales
Desde
el Chacaltaya se puede apreciar muy bien El Alto, cuyo crecimiento urbano se
acerca cada vez más a la montaña. Pero desde las ciudades de La Paz y El Alto
se aprecia cada vez menos el Chacaltaya. Y se lo ve menos porque ya no tiene
nieve. Hasta 1995, la montaña, de más de 5.400 metros de altura (distante a
menos de 40 kilómetros de La Paz), fue considerada la pista de esquí más alta
del mundo. El glaciar se extendía por casi dos kilómetros. En 2000, cuando la
nieve no superaba los 20 metros de longitud, el glaciar fue declarado extinto
por los expertos, quienes además agregaron que se trataba del primer caso en
Suramérica.
Todo
apunta al calentamiento global como el principal responsable de este fenómeno,
aunque aún hay científicos en Bolivia que aseguran que las cenizas negras que
devienen de los chaqueos y se depositan sobre las nieves, aumentando el calor,
han acelerado su derretimiento.
Sea
como fuere el glaciar está muerto, y su extinción me recuerda la película
Samuel en las nubes, del director belga Pieter Van Eecke, que abrió la muestra
de cine latinoamericano que por estos días y por decimotercer año consecutivo
ofrece la Cinemateca. Samuel trabaja en la pista de esquí de Chacaltaya y se ha
quedado prácticamente solo, junto a los fierros de lo que fue el teleférico que
transportaba a los esquiadores hasta la punta del glaciar y que era manejado
por su padre. Ahora deambula por la cabaña, donde invita mate de coca a los
pocos turistas que llegan y les cuenta de las buenas épocas de la montaña. “Una
mirada poética sobre las consecuencias de las alteraciones del clima en la vida
de las personas”, dice parte de la sinopsis de la película.
Durante
el estreno Isabel, quien actúa como científica en la película pero también
trabaja como tal en la vida real, recomendó disfrutar de la vista del Illimani
con glaciar, y advirtió que las montañas sin nieve se quedan sin alma. Sugirió
algunas acciones para mitigar su desaparición, como reducir el tráfico de
vehículos a diésel. Un informe elaborado por la ONG Oxfam afirma que entre 1975
y 2006 los glaciares de la Cordillera Real perdieron más del 40% de su volumen.
Martha,
esposa de Samuel y coprotagonista de la película, recordó que hasta hace no
mucho la ciudad de La Paz se aprovisionaba de hielo de las faldas del
Chacaltaya. Hasta allí llegaban los camiones para cargar los bloques. Y
reflexionó que el hielo es agua y que ve con espanto cómo en las ciudades se
malgasta el agua, pues la escasez de este vital elemento significa muerte en la
ciudad y el campo.
El
Chacaltaya alimentaba a la laguna de Milluni (su vecino el nevado Huayna Potosí
lo sigue haciendo), la cual sirve como fuente de agua para las ciudades de La
Paz y El Alto. El Chacaltaya además es naciente del río Choqueyapu, que genera
parte de la energía eléctrica que se distribuye en La Paz y El Alto; con el
añadido de que el embalse de Milluni está siendo contaminado por las aguas de
cola de la explotación minera en la zona, según advierte un estudio del Club
Andino.
Éstos
son algunos de los datos que nos obliga a recordar Samuel en las nubes, y que
al parecer han quedado olvidados, tal vez porque desde La Paz y El Alto el
Chacaltaya, sin nieve, se aprecia cada vez menos.
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