Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por Marta Clar
Es conocido que la
prostitución es uno de los negocios más rentables del mundo y que además, las
redes de trata, lejos de disminuir se encuentran en continua expansión. Podemos
afirmar, sin temor a exagerar, que la historia de la expansión capitalista
encierra también la historia de la expansión y el aumento de la explotación
sexual de mujeres y niñas.
La prostitución de las
mujeres, una cuestión de clase
La prostitución como institución
patriarcal ha mantenido siempre un fuerte vínculo capitalista, íntimamente
ligada al mercado emergente, las primeras formas de explotación sexual a
mujeres y niñas tienen lugar alrededor de comercios.
Como es de esperar, el
desarrollo urbano que vivió Europa durante el medioevo implicó el aumento del
desarrollo de la prostitución, que afectará a las mujeres, niñas y jóvenes de
los estratos sociales más bajos.
La prostitución se
institucionaliza: se organiza en algunas ciudades mediante burdeles o casas
públicas y es la propia burguesía emergente la que se lucra con tasas e
impuestos. La introducción al modelo económico capitalista y la aparición del
trabajo asalariado facilitan la consolidación de la mercantilización del propio
cuerpo.
Las mujeres en situación
de prostitución pasan a convertirse en un colectivo asalariado terriblemente
débil y perseguido, estas mujeres que en su mayoría provenían de los estratos
sociales más empobrecidos no solo debían hacerle frente a la violencia que los
hombres que acudían a sus servicios ejercían sobre ellas, sino que además
debían someterse al despotismo que las autoridades, con el apoyo de la Iglesia
y la monarquía les imponían.
El desarrollo del
capitalismo, con la acelerada industrialización –con ella la proletarización de
masas- y el avance colonizador expande la miseria de Europa a otros
continentes. Así es como desde sus inicios la prostitución se conforma a partir
de una relación de clases y toma una dimensión internacional, que la estructura
racialmente y que es necesario tener en cuenta.
El hacinamiento en los
grandes centros urbanos, como consecuencia de las migraciones del campo a la
ciudad tuvieron como consecuencia la pauperización, la segregación y la
conformación de un mercado laboral que discriminaba y marginaba a las mujeres
más pobres ofreciéndoles pocas oportunidades de supervivencia: el extenuante
trabajo en las fábricas o la prostitución eran las dos alternativas que el
patriarcado, en alianza con el sistema capitalista, reservaba para la mujer de
clase trabajadora. Durante el siglo XX, la introducción del fordismo también
afectará a la prostitución, que adquiere características típicamente
industriales como el régimen disciplinario de trabajo, concentración y
sistematización.
Mientras que hoy en día,
la globalización y con ella la desregulación del mercado y el aumento del
turismo han provocado, junto a otros factores, la multiplicación de mujeres y
niñas prostituidas, sobre todo en las zonas más pobres del planeta para
beneficio de mafias y proxenetas por un lado y Estados reguladores por el otro,
de este modo la prostitución, lejos de poder considerarse un elemento
accidental en el capitalismo, se convierte en su elemento estructural.
La lucha por la
emancipación de las mujeres desde el feminismo de clase
Comprendiendo antes que
nadie la miseria que el capitalismo reservaba a la mujer trabajadora, Flora
Tristán expone sin vacilar en Paseos por Londres que la prostitución es la
consecuencia más brutal que produce el “reparto desigual de los bienes de este
mundo” y “mientras la emancipación de la mujer no sea una realidad, la
prostitución seguirá creciendo”. Enmarcando las reinvindicaciones de la mujer
con las luchas de la clase trabajadora, sentó un importantísimo legado para la
formación del feminismo obrero.
Clara Zetkin, presidenta
del movimiento internacional de mujeres socialistas, consideró la lucha por los
derechos de las mujeres una lucha que debía ser tomada por el conjunto de la
clase obrera.
Kollontai, que se dedicó
extensamente al estudio de la opresión de las mujeres desde el marxismo, fue
capaz de profundizar mucho más de lo que ninguno de sus compañeros y compañeras
lo hubiese hecho hasta el momento.
Lejos de la consideración
burguesa de la prostitución como un escándalo moral, Kollontai, férrea
defensora de la liberación de la sexualidad y de la idea de que debía ser la
clase obrera la que avanzara en la conquista de una nueva moral sexual capaz de
romper con el puritanismo y la monogamia tan funcionales al patriarcado
capitalista, consideró la prostitución una institución que condenaba a las
mujeres pobres y que además era totalmente contraria a la idea socialista del
amor libre, entre iguales, por estar fuertemente vinculado a una relación
comercial.
La lucha contra la
institución de la prostitución se ejercía a través de la defensa del derecho de
las mujeres a gozar del deseo sexual igual que lo hacen los hombres.
Si la prostitución es una
realidad que surge y se extiende gracias a la confluencia entre patriarcado y
capitalismo, es una utopía pensar que podrá desaparecer dentro del sistema
económico que la produce.
De nada sirve la
persecución ni la criminalización de las mujeres que se encuentran en situación
de prostitución. Muy al contrario, es necesario avanzar en la creación de
nuevas alternativas laborales que permitan acabar con la situación de pobreza o
precariedad en la que se encuentra una gran parte de las mujeres trabajadoras y
que cada día empujan a más mujeres y jóvenes a la prostitución.
Tan solo mediante la lucha
contra la desigualdad y el capitalismo es posible avanzar en la lucha contra la
opresión y la explotación de las mujeres, una lucha en la que tan solo es
posible avanzar contando con la unión y la solidaridad de toda la clase
trabajadora.
y Twitter: @escuelanfp
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