Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carla Espósito Guevara
La
primera vez que estuve en Colombia fue en 1998, desde entonces desarrollé
entrañables lazos con ese maravilloso país y su gente. En aquel momento el
conflicto armado llevaba casi 40 años de existencia y era ya el más prolongado
de la historia de esta región. Confieso que siempre me fue muy difícil entender
cómo una sociedad podía sostener un conflicto armado por tanto tiempo, pero lo
que me fue más difícil entender es la gran vitalidad del pueblo colombiano, su
enorme amabilidad y alegría de vivir pese a tanta violencia.
Una
amiga solía decir que Colombia lo ha visto todo en términos de Violencia, y que
sus expresiones y formas más horrendas, allí ocurrieron. Violencia se escribe
en Colombia con V mayúscula y cómo no, si el conflicto armado ha dejado más de
8 millones de víctimas, entre ellas 7 millones de personas desplazadas, 220.000
personas asesinadas y alrededor de 80.000 desapariciones forzadas, aunque estas
cifras pueden variar según la fuente.
Hace
poco volví a tomar conciencia de la magnitud de la violencia desatada en ese
país cuando vi las conmovedoras imágenes de Abad Colorado, fotógrafo colombiano
que es quizás quien mejor ha registrado el dolor de la guerra en Colombia. Su
familia fue también víctima de la violencia. Años antes de que él naciera, una
noche la turba entró en su casa, asesinó a su abuelo, que era liberal y degolló
al menor de sus hijos, niño aun. Su esposa no quiso alimentarse más y murió de
dolor a los cuatro meses. Toda la familia se vio obligada a escapar hacia
Medellín, allí volvieron a vivir la guerra entre los años 70 y 90 (1).
Entre
otros eventos dramáticos de esa guerra que Abad registró con su lente están las
imágenes de la tragedia de Bojayá, una de las más recordadas de este conflicto,
para muchos la herida de esa tragedia todavía sigue abierta. Ocurrió el 2 de
mayo de 2002, cuando guerrilleros de las FARC, en medio de un enfrentamiento
con efectivos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), grupo paramilitar
de extrema derecha, lanzaron una bomba que cayó en la iglesia de la población y
mató a 100 de las 300 personas que allí se refugiaban. Aparte de los muertos,
esa bomba dejó una dantesca imagen de cadáveres mutilados por todos lados.
Muchos perdieron a más de un familiar. Durante años las mujeres de Bojayá
cantaron vestidas de negro recordando a las víctimas de esa tragedia. Uno de
los momentos más emotivos del acto de firma del Acuerdo de paz en Cartagena,
fue ver a esas mismas mujeres vestidas ahora de blanco cantando majestuosos
“alabaos” a la paz.
Los puntos del acuerdo

¿Por qué fracasó el referéndum?
Este
domingo el pueblo colombiano debería haber refrendado el Acuerdo de paz firmado
días atrás en Cartagena con su voto, pero no lo hizo. El No ganó por casi
54.000 votos, contra el 49,78% que votó SI. La pregunta del plebiscito era: ¿Apoya
el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz
estable? Cómo explicar que Colombia eligió responder NO a esa pregunta?
El
referéndum gozó de una bajísima convocatoria, tuvo una abstención del 63%,
considerada muy alta en la región, pero quizás no tanto en Colombia, tomando en cuenta la cultura política de ese
país, se caracteriza por la abaja credibilidad del sistema político. Eso significa
que solo un 19 % decidió el destino de toda una nación y la continuación de la
guerra.
Una de
las hipótesis sostenidas para explicar el triunfo por el NO en el plebiscito es
que la gente no estaba de acuerdo con la impunidad y que pedía penas duras para
los crímenes de las FARC, pese a que el Acuerdo contemplaba que no serían
objeto de amnistía o indulto delitos de “lesa humanidad, genocidio y los graves
crímenes de guerra, u otros delitos como la toma de rehenes, tortura,
desplazamiento forzado, desaparición forzada, ejecuciones
extrajudiciales y violencia sexual”.
Sin
embargo un análisis rápido de los datos muestra que el SI ganó justamente en
los lugares más afectados por la guerrilla: Toribio 85% por el si - 15% por el
no; San Vicente por el 63% Si - 37% por el No; Caloto, Cauca: Sí: 72,9%,
No: 27%: Miraflores, Guaviare: Si: 85%, No: 14%; Barbacoas; Nariño: Sí:
73%, No: 26%; Valle del Guamuez, Putumayo: Sí: 86%, No: 13% etc.. El caso
más emblemático es la población de Bojaya, un 96% votó por el SI y solo 4% por
el No.
Lo que
demuestra que no es la sed de revancha de la gente afectada por la guerra lo
que hizo fracasar el plebiscito, sino el espíritu guerrerista de los que lucran
con el conflicto pero no lo sufren.
Fueron las ciudades alejadas del conflicto, los grandes terratenientes y la
extrema derecha los que decidieron la continuación de la guerra con un discurso
hipócrita, pues si se denuncia impunidad lo mismo debe pedirse para los
paramilitares, los militares, hacendados y empresas que financiaban la guerra.

John
Carlin, afamado periodista británico, experto en conflictos alrededor del
mundo, dijo hace poco: “Si votar por el SI es traicionar a los muertos, votar
por el No es traicionar a los vivos”. Lamentablemente Colombia eligió
traicionar a los vivos. Con el fracaso de este acuerdo se fueron al bombo
cuatro años de negociación, miles de esperanzas de construir un país mejor y lo
único que se obtuvo es que la paz se postergue por mucho más tiempo. Creo
firmemente en que la paz llegará, tardara más tiempo, pero llegará.
[1]
http://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-37452970?SThisFB
y Twitter: @escuelanfp
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