Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Camilo
Katari
El
famoso Triángulo de las Bermudas, ubicado en el océano Atlántico, recobra la
leyenda de un lugar donde las cosas se extravían (especialmente aviones y
barcos). Tomando como base esta leyenda, podemos hablar de un Triángulo de las
Bermudas en Bolivia. Y es que tenemos un lugar, un espacio, un territorio que
ha logrado que parte de la sociedad boliviana se “extravíe”, se pierda.
El
Triángulo de las Bermudas se encuentra definido entre Miami (EEUU), Puerto Rico
y las Islas Bermudas, en nuestro caso los puntos de este nuestro triángulo
están definidos por el trotskismo criollo (incrustado en las universidades y en
el gremio del magisterio), en una de las aristas, la segunda, está la Iglesia
católica y finalmente, en la tercera, están los medios de comunicación afines
al neoliberalismo.
Este
curioso triángulo tomó forma en la larga resistencia al proceso desencadenado
por los pueblos originarios, los unos como revancha a su pensamiento, que
considera que los cambios solamente se pueden realizar si son los proletarios
los protagonistas, cosa que no ocurrió en Bolivia, pues fue un productor de
coca y sus sindicatos los que formaron su instrumento político y lograron una
de las victorias más rotundas en la vida democrática boliviana.
Así
pues, el trotskismo no le perdona a Evo Morales el haber quebrado su dogma
principal, y si hablamos de dogma quien mejor lo utiliza es sin duda la Iglesia
católica. ¡Más de dos mil años!, eso es tener la sartén por el mango, pero como
Bolivia se declaró un Estado laico, todas las congregaciones, curas, frailes y
clérigos iniciaron su santa cruzada contra este demonio andino llamado Evo
Morales y ahí encontramos la coincidencia con el trotskismo boliviano, beatas y
clérigos caminan y protestan del brazo de avezados ‘comunistas’.
Para
cerrar este triángulo, que en el fondo es también restaurador, tenemos que
referirnos a los medios de comunicación y sus rostros concretos, que son la
última arista de este fenómeno. Hoy por hoy con fuerte presencia e influencia
por encima de las redes sociales, de acuerdo con los sondeos de la Agencia de
Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación (Agetic).
Referirse
a los ‘medios’ en general no es bueno, por eso hay que precisar de quiénes
hablamos y ahí encontramos a periódicos ya muy conocidos, como Página Siete (o
Página miente), El Deber, El Día, Los Tiempos; radios como Fides, Panamericana,
Erbol; canales de televisión como Unitel, PAT, Red Uno y toda una larga cadena
de medios religiosos (protestantes, evangélicos, católicos, etc.)
Este
triángulo se engulle de esperanzas, de dignidades, conciencias y actitudes,
como en una licuadora lo revuelve todo y lo reduce a una sola fórmula: ¡NO!
Las
teorías de la leyenda del Triángulo de las Bermudas fueron cuestionadas y hoy
existe poca credibilidad de aquello que en su tiempo era noticia y comidilla
infaltable en los coloquios y diálogos cotidianos; de igual manera, los
discursos y lemas elaborados por nuestro criollo Triángulo de las Bermudas
boliviano están siendo cuestionados por la terca realidad que se mira, se
palpa, se siente y sobre todo se construye.
A
aquellos y aquellas que de manera voluntaria quedaron atrapados en este
triángulo les será difícil salir a flote, como ocurre con las decenas de
embarcaciones que se encuentran en el fondo del océano Atlántico; los y las que
son atraídas por este fenómeno tienen que echar mano de la experiencia de
Odiseo (Ulises), que pidió ser atado a un fuerte mástil para no sucumbir ante
el canto de las sirenas, y es que nuestro triángulo tiene esa característica,
tiene sirenas cantoras, de rojo color y
sacras letanías, en ambos casos sus divulgadores no son las trompetas de
Jericó, sino los modernos medios de comunicación que son en realidad medios de
adoctrinación.
Aquí
no cae ese dicho de que todo parecido con la realidad es mera coincidencia,
porque esta realidad no es de ciencia, ni de ficción, sino que tiene la trágica
realidad que siempre ha formado parte de nuestra historia, desde los caudillos
militares, pasando por los barones del estaño y terminando en los restauradores
del Siglo XXI; en consecuencia, este triángulo es una palpable realidad.
Es
escritor e historiador boliviano
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