Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Lourdes Montero
La
semana pasada muchas estuvimos pegadas al internet siguiendo una de las
discusiones parlamentarias históricas en el tema de los derechos de las mujeres
de América Latina. Tras una extensa lucha de los movimientos feministas en
Argentina, la Cámara de Diputados aprobó el 14 de junio un proyecto de ley que
busca despenalizar el aborto. La normativa pasa ahora al Senado para su
tratamiento y eventual sanción definitiva.
Para
entender lo ocurrido en el Congreso argentino, es necesario remitirse 11 años
atrás, cuando se presentó por primera vez el proyecto de ley de Interrupción
Voluntaria del Embarazo (IVE), pero que nunca logró el consenso necesario para
ser discutido. Su promoción es el resultado de la campaña “Aborto Legal, Seguro
y Gratuito”, una alianza formada por un movimiento de mujeres, frentes
políticos y movimientos sociales que habían presentado la iniciativa seis veces
y apenas lograron la firma de 60 legisladores. Actualmente el movimiento suma
305 grupos de organizaciones y personalidades, aunque su cara más visible son
las marchas de mujeres del pañuelo verde, diversas y con masiva presencia en
las calles. Feministas de toda índole, militantes políticas, hippies con
flequillo, chicas fashion o piqueteras es la marca de este movimiento joven.
Y
es que los datos revelados en torno al aborto como problema de salud pública
son espeluznantes: según Unicef, anualmente 3.000 niñas entre los 10 y 14 años
son madres. Según el Ministerio de Salud, el embarazo terminado en aborto es la
primera causa de muerte materna; y uno de los estudios estima que hay entre
371.000 y 522.000 abortos inducidos al año. Todo esto llevó a una discusión
nacional histórica que, desde el 10 de abril, generó que 738 oradores
expusieran en sesiones abiertas del Parlamento sus argumentos; y que el debate
de la Cámara de Diputados se extienda por 23 horas. La votación concluyó con
129 votos a favor y 125 en contra, reflejando una sociedad polarizada en un
tema crucial para la vida de las mujeres.
¿Qué
comprendimos en estas intensas jornadas? En primer lugar, que la participación
política de las mujeres en el sistema de representación democrática ha
posibilitado que los “temas de las mujeres”, que podían ser vistos como
problemas privados o menores, van adquiriendo protagonismo en la escena pública
y pueden constituirse en candentes temas de discusión que incluso rompen con la
tradicional visión de la política de derecha e izquierda (constatamos que en el
caso de Argentina la disciplina partidaria vivió sus límites); movilizan
amplios y diversos sectores en las calles (sobre todo jóvenes, usualmente
desencantadas/os del campo político) y cautivan la atención mediática como
centro de la acción política.
En
segundo término nos permitió constatar un nuevo ciclo de las luchas feministas
que, como en sus primeros momentos históricos, vuelven a las calles y
despliegan una pasión/convicción que rompe con la política institucional. Este
movimiento, denominado la “Revolución de las hijas”, es una inesperada
irrupción que, reclamando promesas incumplidas de igualdad, se plantan pañuelos
y vuelan corpiños para exigir sus derechos desde los colegios a la plaza
pública.
Por
último, rescato tres ideas centrales de la larga discusión congresal: i) el
aborto es un problema de salud pública que requiere urgente atención del
Estado; ii) las muertes por aborto son un tema de justicia social: las que
mueren por complicaciones del aborto son las mujeres pobres, por falta de
atención de salud pública; y iii) votar contra una ley que despenaliza el
aborto no es votar contra el aborto, es votar a favor de la clandestinidad. Los
abortos ocurren y seguirán ocurriendo en un Estado que los penaliza.
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