Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Edmundo
Juan Nogales Arancibia
Los
últimos años, en la región, se posicionó la idea de que terminó el ciclo
progresista en Latinoamérica y que la población apostó por el retorno de la
derecha porque el progresismo se habría agotado y caído en la corrupción dañando
la democracia con una supuesta actitud autoritaria.
En
este artículo se busca analizar las causas del debilitamiento de la izquierda
en la región y el reposicionamiento de la derecha a partir del descuido de la
izquierda sobre la lucha de clases y el impacto que tendrá la lucha social contra
las políticas neoliberales que se aplican en los países encabezados por
gobiernos neoliberales.
El
llamado ciclo progresista en América Latina dio inicio con el ascenso al poder
por parte de Hugo Chávez en Venezuela, ascenso que fue resultado de la lucha
del pueblo Venezolano contra las políticas neoliberales que incrementaron la
desigualdad, el desempleo, la pobreza y extrema pobreza como lo describió el
propio Chavez en un texto de los años 90 “el hecho
criminal de que entre 1988 y 1991, el número de venezolanos por debajo de la
línea de pobreza crítica se incrementó de 45% a 60% y ahora con ultrashock se
acerca al 90%, mientras que la pobreza extrema saltó sus barreras históricas
desde un 25% hasta la descomunal cifra d 50% en mayo de 1996, nivel de cuyo
registro no hay precedentes en la memoria histórica venezolana, ni siquiera en
los años posteriores a la larga y dolorosa Guerra de Independencia y que a su
vez precedió a la Revolución Federal. Por encima de todo esto, avanza la Agenda
Venezuela, aplaudida en los lujosos salones de Washington y Caracas, con el
mismo rigor con que es sufrida por millones de hogares de la clase pobre
venezolana.” [1]
Aquella
lucha también se llevó adelante en varios países en los que se logró romper el
dominio hegemónico neoliberal permitiendo arrebatar el poder político y
desplazar a las clases dominantes de aquel espacio en el cual gobernaban
directa o indirectamente a través de intermediarios.
Ese
ascenso llevó a la izquierda al poder en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador y
posteriormente en Paraguay.
Tres
de esos procesos llevaron adelante procesos constituyentes para refundar sus
Estados; Venezuela, Ecuador y Bolivia. Esa refundación permitió algo que les
faltó al resto de procesos de izquierda, reestructurar la organización del
Estado y las instituciones del Estado, elemento de gran importancia cuando
vemos que el Estado no es solamente el gobierno sino que son también la suma de
instituciones públicas y privadas que luchan constantemente por el poder.
Los
países que no llevaron adelante esa refundación, ya sea por no haberlo
planteado o no haber tenido la posibilidad de hacerlo, fueron víctimas de los
primeros golpes institucionales que frenaron el ascenso de la izquierda.
Otro
elemento que ha sido importante fue la lucha dentro del Estado, en el caso
Argentino la derecha operó a través de los medios de comunicación para
desgastar al gobierno de los Kirchner, hicieron a un lado todo lo positivo que
se había hecho por el pueblo Argentino y se enfocaron en desgastar y limar la
imagen empujando la opinión pública hacia la corrupción. Situación similar se
observó en Brasil que llevó a que desde el Poder Judicial se imponga el golpe
judicial contra la investidura de Dilma Rousef y el líder histórico del PT Lula
Da Silva.
Un
tercer elemento tiene que ver con la transformación de las condiciones de vida
de un gran margen de población en estos países, que permitió que se reduzcan a
la mitad o más los márgenes de pobreza y extrema pobreza que existían, sin
embargo, esa mejora de condiciones no fue acompañada con una formación crítica
que mantenga presente las causas de la miseria y explotación en Latinoamérica,
se crearon grandes cantidades de consumidores que empezaron a pensar en el
consumo más que en el futuro de sus procesos.
Así
como muchos analistas no observan la importancia del análisis de las
instituciones en el Estado y el su rol de lucha por el poder, (razón que no
permitió ver el desgaste provocado no solo por medios de comunicación, sino
también el robo de conciencias a través de la industria del consumo,
entretenimiento y moda, el sistema educativo y las llamadas organizaciones no
gubernamentales que construyen o desgastan el sistema hegemónico) tampoco se
intentó ver la lucha de clases e intereses dentro de los propios procesos de
izquierda, considero que así como el Estado es un espacio de lucha, un gobierno a su interior
también los es por que aglutina fuerzas internas que no necesariamente trabajan
los mismos objetivos y que también representan diferencias ideológicas
internamente y forman distintas estructuras de poder.
No
sería la misma Venezuela si Chávez no habría elegido a Maduro como su sucesor, no
por el individuo solamente sino por lo que representa y significó una decisión
que no fue aceptada por varias fracciones del chavismo provocando división
interna pero manteniendo el rumbo del proceso revolucionario, tampoco significó
lo mismo postular a Scioli en Argentina en lugar de Cristina o haber llevado a
Lenin Moreno como sucesor de Correa, quien luego de ganar, en representación de
las fracciones contrarias al correismo dentro de su propio partido se unió a la
derecha para impedir el retorno de Correa. En el caso de Brasil Dilma impidió
el retorno de Lula al concluir su primera gestión, y terminó acercándose a los
sectores conservadores para ser reelecta llevando como vicepresidente a quien luego
le traicionaría, Michel Temer.
Esa
disputa que a veces parece tener una imagen de lucha personal por el poder va
más allá, muchos de los mencionados representan fracciones de poder en las
organizaciones políticas que formaron el bloque de izquierda en la región.
Otro
elemento a consideración en la discusión, es el del fortalecimiento de las
posiciones conciliadoras dentro de los procesos progresistas, que apuntaron
como únicos enemigos, luego de haber conquistado el poder, a las corporaciones
transnacionales, intentando así trabajar no solo por los intereses populares
sino también para los empresarios nacionales, ese fue un gran error, porque el
proyecto político de clase de los empresarios no es el de la izquierda.
Solamente
en Venezuela y Bolivia se mantienen los mismos procesos, esto también se debe a
que la base movilizada de ambos mantiene presente una mirada de lucha frente a
las clases dominantes, pese a que internamente existan fracciones de lucha
distintas en cada gobierno.
En
general, la posición conciliadora de trabajar por todos llevó a que se reduzca
el elemento de lucha que forma a las clases sociales, dejando como resultado
una llamada clase media desideologizada, más preocupada en aspirar a vivir como
los empresarios y olvidar su origen.
Las
medidas actualmente llevadas adelante en los países más grandes de la región,
Argentina y Brasil, recordando que en Brasil la derecha gobierna no por
elecciones democráticas sino por un golpe judicial y parlamentario, revitalizan
una lucha que parecía olvidada, cada vez más las medidas político económicas
aplicadas por Macri recuerdan los días de la crisis del año 2000 en aquel país
y ante ellas se reorganizan los trabajadores para hacer frente a esas medidas.
Si
bien es cierto que las condiciones económicas por sí solas no provocan la caída
del sistema hegemónico, cada una de las medidas aplicadas por el neoliberalismo
en aquellos países golpea más política, económica y socialmente a los sectores
no empresariales de la sociedad, esto en Brasil ha fortalecido al Partido de
los Trabajadores y a Lula.
No
es el determinismo lo que permitirá la conquista del poder en ningún país, sino
el desarrollo de la lucha de clases, la lucha por el poder político y
económico, el grado de organización política, el grado de interpelación del
discurso hegemónico en una sociedad con la visión de lograr un cambio que no
solo apunte a quitar el poder político sino también el poder económico.
La
lucha entre proyectos políticos tiene que incorporar una mirada crítica al poder
del Capital globalizado que ha socavado a los gobiernos de izquierda, porque manteniendo
su poder político en las ciudades más conectadas al Capital en aquellos países los
convirtieron en bastiones de la derecha con el apoyo económico, mediático e ideológico
(a través de universidades y ong´s).
Los
nuevos matices que toma la lucha de clases en cada país definen determinados
escenarios que darán como resultado el ascenso de gobiernos de izquierda que tal
vez no tengan la misma mirada de los gobiernos de hace 10 años, algunos porque
de inicio se apartan de procesos como el Venezolano sin cuestionar que en sus
propios países el discurso dominante muestra a Venezuela como un fracaso, al mismo
tiempo que ocultan que la difícil situación allá es culpa del sabotaje
político, económico que incluso llegó a ser un sabotaje violento y armado.
El
caso de Venezuela demostró que se puede mantener un proceso de pie
radicalizándose. Frente a la oleada de violencia del año 2017 logró
posicionarse con un llamado democrático a elecciones para una Asamblea Constituyente
y abrir la posibilidad de refundar el Estado, derrotando a la fracción violenta
de la oposición y quedando en cancha con la fracción de la oposición que
apuesta a ir a elecciones, pero que por su demora perdió presencia en la
Asamblea Constituyente, todo ello permitió el fortalecimiento del PSUV en las elecciones
de gobernaciones conquistando 18 de las 23.
Son
varios elementos a considerar, sin embargo así como la lucha forma a las clases
sociales, las nuevas condiciones de lucha formarán distintos bloques de
izquierda en la región, las cuales no tomarán el poder por la sola crisis del
sistema político o económico del capitalismo, sino también por el nivel y grado
de organización, de la ruptura de la hegemonía formada hasta ahora que debe
proyectarse hacia una mirada de construcción de una nueva hegemonía de manera
permanente que permita reestructurar los propios Estados y fortalezca el cambio
constante de las relaciones sociales involucrando al pueblo en cada acción como
medida fundamental para transformar la
realidad y la conciencia social.
[1] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=8748
Integrante de la Escuela Nacional de Formación Política
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