Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Camilo
Katari
Los
personajes ilustres en su mayoría son las personas que han contribuido al
mantenimiento del orden jerárquico de la sociedad y el Estado. Así hemos tenido
a través de nuestra historia los ‘intelectuales de la colonialidad’, que
justificaron la opresión de los pueblos originarios y las culturas subalternas.
En
una larga lista nos encontramos con nombres como Gabriel René Moreno, Alcides
Arguedas, Fernando Diez de Medina y un largo etcétera. La mentalidad colonial
no se expresa solamente en los textos o discurso o hablar muy bien sobre
aspectos históricos o refutar contenidos jurídicos, sobre todo se manifiesta en
las actitudes.
De
ahí que la actitud de Carlos D. Mesa de remover su actitud de víctima y que
pretenden demolerlo también pasa por ese tipo de actitudes, eso se vio
demostrando su elevado narcicismo cuando afirmó hace pocos días: “El Gobierno
parece estar invitándome a ser candidato, parece que le gusta que sea
candidato”, con lo que expresa su vacilante falta de valor de tomar decisiones
por sí sólo, ya que ante la pregunta “¿aceptaría la invitación? Mesa dijo:
“Quién sabe”.
Cuando
en 2002 Gonzalo Sánchez de Lozada decide que su acompañante de fórmula sea
Carlos D. Mesa, es porque éste es un representante de la clase media, no por
sus cualidades políticas. Se trataba de captar votos de un segmento de la
población utilizando el capital social acumulado por Mesa en su calidad de
periodista, pero no por su experiencia política.
La
verdad es que Carlos Mesa ha demostrado desde lo más profundo de su ser una
notable inseguridad y ser complaciente con la corrupción. Pero además, esa
falta de valor la llena con una vanidad sin límites, como es creer que el
Gobierno está preocupado por invitarlo a ser candidato, ya que cuando era
presidente salió tirando la toalla, el pueblo es testigo de las más de dos
oportunidades, entre jueves y domingo, en que amenazaba con renunciar.
Y
más allá de la aclaración sobre su responsabilidad en el caso que investiga la
Policía Federal brasileña, respecto al caso Odebrecht, en el que aparecen las
iniciales C.M. en el pago de sobornos o el caso del pago de resarcimiento de 46
millones de dólares, dictado por un tribunal arbitral en favor de la empresa
Quiborax, lo que debe quedar claro es que el Gobierno no necesita ninguna
estrategia de demolición de su imagen, pues él ha hecho méritos por motu
proprio para derrumbarla.
Vale
decir que fue una especie de ídolo para los ingenuos que creyeron en él, pero
con pies de barros. Cuando Carlos Mesa llegó al poder gozaba de un amplísimo
apoyo popular, pero lo echó por la borda, precisamente porque no tuvo la
valentía de tomar decisiones, que fue lo que en su momento demandaba la
población boliviana, como fue la nacionalización de hidrocarburos y convocar a
la Asamblea Constituyente.
No
vamos a juzgar la actitud de Carlos Mesa, tendrá sus razones, pero sí podemos
afirmar que los hechos de octubre de 2003, su negativa a ser testigo de las
víctimas y tras el fallo en EEUU, así como la labor de su gestión, no pesaron
trascendentalmente como el pueblo esperaba.
Recordar
los hechos históricos y reconstruirlos no como algún ex vicepresidente, sino
también con el propósito de hacerlo visible, califica esta recuperación de la
memoria histórica, en rigor de verdad, que quien lo persigue es la historia.
Así
que no hay intencionalidad alguna de demoler la imagen de Carlos Mesa, pues no
existe necesidad para ello, ya que él mismo ha hecho los méritos suficientes
para su suicidio político y si pruebas faltaran para afirmar que el Gobierno no
quiere “demoler” su imagen, ha sido pues el presidente Evo Morales quien lo
invitó a ser vocero de la causa marítima, con lo que demostró una desprendida
actitud.
Carlos
D. Mesa tiene el legítimo derecho a presentarse como candidato, pero también es
el pueblo el que tiene el derecho legítimo a pedirle coherencia entre los
discursos y los hechos, entre la verdad histórica y los “olvidos”
intencionados.
La
historia, con su registro implacable de las actitudes y los hechos, pinta de
cuerpo entero a las personas que fueron ilustres simplemente por los artificios
de sus entornos mediáticos y la mediocridad aduladora, pero será la misma
historia que se encargará de demolerlo porque nunca fue coherente y trasparente
con su pueblo porque nunca le habló claro.
Es
escritor e historiador potosino.
Síguenos en Facebook: Escuela Nacional de Formacion Politica
y Twitter: @escuelanfp
Regístrate también en nuestro canal en Telegram
Se nota que un indiaco cutre escribió esta pelotudez llena de odio y envidia. Los MASacos van a caer como moscas y ratas muertas cuando caiga su gobierno narcococalero.
ResponderEliminar