Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Camilo
Katari
Almagro
no es ciertamente un apellido de grata memoria para los pueblos originarios del
Abya Yala, por el contrario, junto al de Pizarro son los apellidos emblemáticos
de la invasión y el genocidio.
Hoy
otro Almagro, no el invasor colonial, quiere cumplir igual papel recibiendo
órdenes de su rey Donald II —Donald Trump— (el primero es el de Disney),
pretende dividir los lazos de unión creados a fuerza de solidaridad entre los
pueblos de la Patria Grande.
Alejar
a Venezuela de la OEA por órdenes de un enemigo de la humanidad es doblemente
infame porque la actitud servil, que es directamente proporcional a su falta de
dignidad y respeto a los países del sur, es traicionar los principios del
grande Bolívar, que decía: “El día que nuestros plenipotenciarios hagan el
canje de sus poderes se fijará en la historia diplomática de América una época
inmortal, ese sueño bolivariano de una patria grande”.
Almagro
es la medida donde llega el servilismo de una burocracia hipotecada a los
designios imperiales, sin importarle la memoria histórica del continente, sino
la obediencia debida a los intereses de los que se consideran amos del mundo,
que hoy se dedican a enjaular a niños y niñas, como en los mejores tiempos
esclavistas.
El
colapso del sistema capitalista está demostrado con las atrocidades que decide
el Gobierno norteamericano, con la crisis de la Unión Europea y los esfuerzos
por mantener un orden económico que es, en sí mismo, genocida; a ese sistema moribundo es que Almagro
sirve sin reparos y con desprecio para los patriotas de este continente.
Estamos
en tiempos de repensarlo todo, nuestras fronteras, las teorías que las
formaron, nuestras formas de gobierno y sus orígenes y por supuesto los
intentos de mantener separados a pueblos que siempre habitaron el territorio
tomando en cuenta sus diferencias, pero con un objetivo común: la armonía entre
ser humano naturaleza economía y organización social.
Nuestro
horizonte histórico es la “época inmortal” a la que se refería Bolívar, que no
es otra cosa que la unidad de los pueblos para consolidar una vida digna, libre
de condicionamientos, con soberanía y culturas diferentes; todo esto le es
ajeno al señor Almagro, él es depositario del pensamiento servil y domesticado,
un hombre sin patria como el capital que defiende.
Almagro,
sin guardar las apariencias de la diplomacia tradicional, se pone al servicio
de quienes atentan a la unidad americana y se convierte en verdugo de los
procesos progresistas de la región, en esa medida son acertadas las palabras
del comandante Fidel Castro: “La OEA tiene una historia que recoge toda la
basura de 60 años de traición a los pueblos de América Latina” (14 de abril de
2009).
Almagro,
el invasor, encabezó la llamada ‘guerra civil’ (1537-1554) producto de la
ambición por el poder territorial entre ‘almagristas y pizarristas’. Hoy el
Almagro de la OEA pretende crear las condiciones para una guerra civil en
Venezuela, Nicaragua, Bolivia, por encargo del patrón del norte, pero los
aprendices de brujo siempre tienen la respuesta adecuada cuando desatan fuerzas
que no conocen.
Es
escritor e historiador potosino.
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