Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carla Espósito Guevara
En
la segunda vuelta por la presidencia de Colombia no solo se juega una silla
presidencial, sino la posibilidad histórica de cambiar el destino de una
sociedad, de un país y de un continente. Pero ¿Por qué ésta elección
presidencial es ahora tan importante para toda América Latina? ¿Qué hace de ella
en particular algo distinto?
Desde
el pasado mayo Colombia entró oficialmente como observador a la OTAN y eso convierte
a este país en la puerta de América Latina para las fuerzas militares del Norte,
por tanto, dependerá de quién ocupe la silla presidencia los siguientes 4 años,
para que esta categoría de observador, se vuelva o no, en una posibilidad real
y terrorífica para Colombia y para todo el continente.
Si
Duque, el candidato del uribismo, asume la presidencia, es claro que echará por
tierra todos los acuerdos de paz, solo que ahora con un nuevo escenario, en el
que todo el poder militar queda concentrado en las manos de la extrema derecha frente
a unas FARC totalmente desarmadas. Pese a que Duque contaría con una mayoría
parlamentaria abrumadora, que le permitirá gran holgura en el manejo del poder,
ese poder no será usado para resolver el problema de la tierra, principal causa
de la violencia en Colombia, sino para reforzar el latifundio, el despojo de la
tierra y la militarización de su territorio. Ya actualmente Colombia tiene el
segundo ejército mejor armado de todo el continente, después de Brasil, dato
relevante, no solo de cara al manejo militar en sus fronteras, sino también
frente a los movimientos populares, pues el escenario más probable, si Duque
gana, será el recrudecimiento de la represión social en Colombia y el posicionamiento
de ese país como punto geopolítico de control para todo el continente.
En
cambio, sí Gustavo Petro, gana las elecciones, tendrá un escenario político muy
complicado pues, pese a su gran respaldo popular, no gozará de una mayoría congresal
a su favor, Colombia Humana cuenta únicamente con el 27% del legislativo, esto dificultará
mucho los cambios estructurales que formaron parte de su plataforma, pues con
esa relación de fuerzas serán muy difíciles de lograr y supondrán mucha batalla.
Una de las reformas más peleadas será sin duda el impuesto a la tierra que
pretende imponer a los latifundios, asociado a una política de
industrialización del agro, cuyo objetivo es sacar a Colombia de la estructura
agrario-feudal en la que continua sumida en pleno siglo XXI. Otra, será el
cambio del patrón energético del petróleo y el carbón por energías sostenibles,
reforma de gran envergadura y de largo plazo que requiere gran apoyo político. Pero
lo más importante, es que Petro dará continuidad a los acuerdos del proceso de
paz, esto significa también la desmilitarización de su territorio y el
replanteamiento geopolítico de este país como el principal aliado militar del Atlántico
Norte.
Durante
esta campaña electoral, Petro se convirtió en un verdadero fenómeno político. Después
de muchos años un candidato de izquierda logra tanto apoyo popular, en un país de
larga tradición derechista que asesinó sistemáticamente a todos los líderes de
izquierda a lo largo de su historia desde Elicer Gaitan, pasando por Luis
Carlos Galán hasta Carlos Pizarro. Petro expresa la inmensa sed de cambio de
esa sociedad, su discurso sencillo, igualitarista, frente a una sociedad con
una desigualdad tan alta, su denuncia frontal a la corrupción, su compromiso
ambiental y el magistral manejo de los medios de comunicación, hicieron de él,
un candidato muy apoyado entre los sectores populares e intelectuales de su
país.
Que
Petro gane las elecciones, pese a las dificultades que tendría su mandato, no
solo es fundamental para Colombia, para su gente y para la continuidad del
proceso de paz, sino también para el destino político del continente, de lo
contrario, será muy doloroso ver ese país convertido en el laboratorio de
represión de las fuerzas de izquierda de América latina y en un instrumento del
control geopolítico de la región. Petro significa ahora y más que nunca, la paz
y la soberanía sudamericana.
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