Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Ana Lizárraga
Por fin
salieron un par de resoluciones sobre tres “periodistas” que se dedican a
emitir mentiras en vez de noticias, que creen que difamación es lo mismo que
información. Se trata de la decisión tomada por un juez que ordena al señor Humberto
Vacaflor retractarse de una temeraria acusación contra Evo Morales, y de una
resolución del Tribunal de Ética Periodística que emplaza a las señoras Amalia
Pando y Roxana Lizárraga a retractarse de los comentarios mentirosos que
hicieron contra la ministra de salud, Ariana Campero, en el mes de marzo de
este año. Sobre este último caso me quiero referir.
Primero
debo aclarar que no tengo ningún parentesco con Roxana Lizárraga. Somos harina
de dos costales diferentes, muy diferentes.
En cuanto
a Amalia Pando siempre he pensado que desde hace mucho tiempo ella hace
programas de un género amarillista, irresponsable y tóxico. Su estilo es
denunciar y luego ver qué pasa. Es de las que cree que no es el periodista el
que está obligado a probar lo que dice ya que para eso están los fiscales. En
otras palabras, según el particular código pandiano, el periodista tendría una
especie de inmunidad ya que debe atreverse a decir lo que supuestamente el
pueblo quiere escuchar, no importa si lo que afirma son verdades probadas,
hipótesis, medias verdades, especulaciones, trascendidos, rumores o simplemente
mentiras. Amalia Pando se acostumbró a decir lo que le viene en gana, a
llevarse por delante con su lengua viperina a quien sea, a no medir las
consecuencias de lo que afirma. Se creyó, o le hicieron creer, que está por
encima de todos y todas, que desde su púlpito ella tiene el derecho
de “hacer periodismo de denuncia” y, claro, como los chismes son populares pues
entonces hay que hacer pasar los chismes por verdades. Y para que la mentira
sea creíble hay que acudir al consabido expediente: “fuentes confiables me han
indicado”.
Como decía
quien fue mi maestra, la señora Ana María Romero, hay veces que el fácil
recurso de mencionar las “fuentes confiables” suena a coartada para disimular
la pereza del periodista que no hizo bien su trabajo. Ahí está la diferencia
entre una señora periodista como en vida fue Anamar con la sistemática irresponsabilidad
con que actúa Amalia Pando.
Pero por
fin se encontró con la horma de su zapato. Tuvo que ser una joven mujer ministra
la que le pusiera freno. Ariana Campero podría haberse amilanado, dejar las
cosas así, tomarlo como de quien viene y callarse. Pero decidió denunciar a la
falsaria, poner en el banquillo a la mentirosa y a su ocasional colaboradora Roxana
Lizárraga, que ahora está calladita en cinco idiomas, cuando en marzo hablaba
hasta por los codos y se deleitaba con cada uno de sus cuentos.
Lo que ha
logrado Ariana Campero es muy importante. Ha obligado a la que se creía
intocable Amalia Pando a retractarse “de rodillas” como ella mismo dijo en el
espacio que tiene en una radio.
Pero la
Pando no ha tenido la dignidad de reconocer su error y ya. Siguió lanzando su
veneno cuando dijo “ahora le pido a la ministra que se disculpe con el señor
Cusi”. ¿Qué tiene que ver la ministra Campero con el episodio en que otra
persona, el ex ministro Juan Carlos Calvimontes, mostró que no tenía ningún
escrúpulo médico cuando reveló públicamente la grave enfermedad que padecía el
señor Gualberto Cusi?, ¿o ahora Pando dirá que sus “fuentes confiables” le
dijeron que Ariana estuvo tras ese exabrupto de Calvimontes?
Se
confirma que Amalia no tiene cura, que seguirá mintiendo al micrófono, sólo que
ahora ya sabe que hay gente dispuesta a salirle al paso, ahora sabe que su
credibilidad ha quedado irremediablemente dañada.
Felicitaciones
Ariana.
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