Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Ha de ser en Vallegrande, dentro de 15 días, cuando
comience un ciclo de conmemoraciones de la inmolación del guerrillero a manos
del imperialismo, la CIA y la dictadura de Bolivia. Ese evento se organiza en
Santa Cruz por un “grupo impulsor del cincuentenario del Che” y allí
propondremos, al gobierno del cambio y al pueblo revolucionario, la
reivindicación de las gestas de cinco mujeres bolivianas que asistieron al Che
en los aciagos 8 y 9 de octubre de 1967. Ellas fueron Ninfa Arteaga, Graciela
Rodríguez, Susana Osinaga, Élida Hidalgo y Julia Cortez, quienes le dieron
ternura y protección frente a los machos y cobardes que lo capturaron,
maniataron, encerraron, insultaron, golpearon y mataron en su fatal inermidad.
Asesinos todos, porque como dicen en los pueblos, tanto peca el que mata a la
vaca como el que le sujeta la pata.
También sugeriremos a los vecinos de Vallegrande
invitar una sopa de maní, como hizo doña Ninfa, a quienes visiten esa histórica
ciudad, ávidos de saber de la vida y muerte del guerrillero heroico. Será
significativo decirles que el Che probó ese bocado unas cuatro horas antes de
ser ametrallado. Que los anfitriones digan, en fin, que es una sopa de maniche,
por maní y Che. Eso hacemos algunos bolivianos en México desde hace 20 años, cuando
es 8 de octubre.
Y bien, al cumplirse 49
años de estar sin el Che, el médico beniano Jaime Ortiz Moreno cantará en
Vallegrande unos versos míos alusivos a esas mujeres con un estribillo de su
creación: San Ernesto de La Higuera/ comandante Che Guevara/ cinco mujeres te
honraron/ en tu última batalla. Las décimas que compuse dicen: 1) La memoria
nos descubre cinco gestas solidarias de mujeres voluntarias el 8 y 9 de
octubre. La verdad se hace más grande y en la leyenda se expande, ¿dónde,
quiénes, cómo y qué? Cinco mujeres y el Che en La Higuera y Vallegrande. 2) La
maestra Julia en la aurora quiere ver al prisionero para gritarle “invasor”,
pero oye una voz que valora su ser social, profesora, la combatiente aguerrida
de una guerra no perdida, la educación, lo que vale son los niños. Ella sale
con otra luz a la vida. 3) Doña Ninfa llega allí, a la escuela, donde el hombre
está preso sin su nombre, para darle, porque sí, una sopa de maní. Élida, su
hija, la espera montando guardia, portera. Come el preso lo servido en silencio
agradecido... Todo esto pasa en La Higuera. 4) Han matado al prisionero por
instrucción del imperio (“saluden a papá en serio”). Y en Vallegrande el lucero
femenino brilla entero. Graciela, la lavandera del hospital, quien la viera,
limpia el cuerpo, frota y frota, el polvo de la derrota, agua y jabón,
compañera. 5) Otra mujer de ese vuelo es Susana, la enfermera, que con cariño y
tijera le acicala barba y pelo, “Tiene de Cristo la cara”, dice como si rezara.
Las cinco llenas de gracia en la hora de tu desgracia, comandante Che Guevara.
y Twitter: @escuelanfp
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