Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Javier Larraín P.
Fue
el cantor uruguayo Alfredo Zitarrosa quien popularizó la canción de Armando
Tejada Gómez y César Isella, “Triunfo agrario”, cuyo estribillo rezaba: “¡Hay
que dar vuelta el viento como la taba, el que no cambia todo no cambia nada!”.
La
década dorada –en realidad tres lustros– de las fuerzas nacionalistas,
progresistas y de izquierda de nuestra América comienza a vivir sus primeros
reveses, sufriendo el pasado martes 30 de agosto una de sus páginas más oscuras:
el golpe de estado parlamentario contra la presidenta Dilma Rousseff en Brasil.
Paralelamente,
la derecha y el gorilage venezolano, al grito de: “Nos tomamos Caracas: ¡el 1
de septiembre cae Maduro!”, se ha decidido por arrebatarle las calles al chavismo,
sacudir a la población civil –hasta el cansancio– en los espacios públicos,
golpeando institucionalmente, a través del Parlamento, a la Revolución, al
tiempo de combinar formas de lucha violenta de subversión. Ante el evidente
fracaso del objetivo la burguesía ha convocado a otras dos grandes
concentraciones para los días 7 y 14 de septiembre.
También
acá, en Bolivia, sufrimos nuestra propia tragedia con el bestial asesinato del
Viceministro Rodolfo Illanes, luego de una seguidilla de poco claros hechos en
torno al conflicto Gobierno-Cooperativistas mineros, cuyas dirigencias
descabellada y neciamente se esforzaron por arrastrar el diálogo continuamente
a punto cero.
Fue
el presidente ecuatoriano Rafael Correa el primero en advertir que una “nueva Operación
Cóndor” se cierne contra los gobiernos de la región que han decido desafiar a
Washington. Fue también él quien hizo notar que este estratagema es de alcance
continental y cuenta con el beneplácito de las burguesías autóctonas,
ciertamente coordinadas internacionalmente, alcanzando contundentes triunfos en
Argentina y Brasil, y otros parciales en Venezuela y Bolivia.
El
expansionismo fue uno de los elementos centrales que caracterizó a los padres
fundadores de los Estados Unidos, durante los siglos XVIII y XIX. Asimismo, la
sujeción de los pueblos vecinos, considerados “sujetos despreciados y
despreciables”, fue el complemento perfecto para un pueblo que expresaría todo
su odio hacia la otra América, la nuestra.
Sobran
las razones para creer que una de las tareas principales de la administración
Obama fue la desarticulación, utilizando todos los métodos a su alcance, del
proceso integrador latinoamericano; transitoriamente ha logrado cierto
éxito.
Sin
embargo, las fuerzas reaccionarias han contado en su favor con los errores
políticos y vacilaciones de gobiernos que tampoco se han decidido a chocar de
frente no ya contra el neoliberalismo sino contra el orden burgués capitalista,
golpeando sus cimientos. El caso de Rousseff es el más patético de todos, pues,
a riesgo de restarse base popular –cosa que de hecho sucedió– estableció
inmerecidas concesiones al derechismo carioca que terminó por enjuiciarla
políticamente, como si la derecha respetara acuerdos y creyera en la
democracia.
Los
tiempos que se avecinan para el progresismo e izquierdismo en nuestra América
no parecen ser nada halagüeños, por el contrario, una derecha envalentonada está
decidida a sepultar políticamente a Maduro y Evo. La única salida posible ha de
ser la de siempre: concientizar y movilizar permanentemente a los humildes del
campo y las ciudades, delegar el poder a los humildes para que sean ellos los
que materialicen sus propios sueños, no ceder un ápice a negociación alguna con
el gorilage, y responder a la internacional del terror con la
continentalización de la esperanza, pero de veritas esta vez.
Profesor de Historia
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y Twitter: @escuelanfp
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