Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás
Por: Nila Heredia Miranda
Parte I
Constitución del Plan Cóndor
El
Plan Cóndor fue un mecanismo de coordinación internacional organizado durante las
décadas del 70 y 80 por los responsables
de las dictaduras que regían en los países del Cono Sur: Chile –donde residía
la coordinación principal–, Argentina –donde se produjeron el mayor número de
delitos–, Uruguay, Bolivia, Paraguay y Brasil. Se incorporaron Perú y
coadyuvaron los gobiernos de otros
países. El objetivo era destruir todo tipo de protesta o resistencia a las
dictaduras, y especialmente a los movimientos guerrilleros de izquierda que
hasta esa época habían logrado desarrollar un sistema de luchas sólidas en cada
país.
El
Plan Cóndor formó parte de la Estrategia de la Doctrina de la Seguridad
Nacional, durante la denominada Guerra Fría, diseñada por la Central de
Inteligencia Americana (CIA), dirigida por Henry Kissinger.
Originalmente
el Plan fue constituido como un sistema de intercambio de información respecto
de las organizaciones político sindical y popular que habían logrado
establecerse en los gobiernos anteriores, con el fin de controlarlos y
destruirlos. El año 1973, a semanas del derrocamiento del gobierno de Salvador
Allende, se realizó una reunión de altos jefes militares de América, quienes
tomaron como tema la organización de este sistema de información y organización
de una base de datos, mismo que fue perfeccionado
en la reunión organizada por la
dictadura chilena en octubre de 1975. A la reunión asistieron representantes
militares de varios países entre ellos: Argentina, Paraguay, Chile, Uruguay, Brasil y Bolivia,
cuyo representante fue el Coronel Carlos Mena y el Coronel Ernesto Cadima
Valdivia, quien junto con el Coronel Loayza dirigía el aparato represivo del entonces Ministerio del Interior.
El tema central de la mencionada cita fue
establecer el sistema de información para controlar las acciones de los grupos
guerrilleros y particularmente de la Junta de Coordinación Revolucionaria
(JCR), constituida por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP/PRT)
Argentino, el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile, el
Movimiento de Liberación Nacional (MLN) Tupamaros del Uruguay y el Ejercito de Liberación
Nacional (ELN) Boliviano.
Implementación
De
una primera etapa de intercambio de información y constitución de un banco de
datos de inteligencia, se pasó en un segundo momento a la identificación de las
fuerzas y localización particularmente de los “blancos terroristas”, que no
eran otros que los líderes de la guerrilla o personas consideradas clave, las
que podían/debían ser asesinadas, desaparecidas o entregadas al país que lo
considerase necesario.
“La tercera fase, la más confidencial de la Operación
Cóndor, incluyó la formación de equipos
especiales de los países miembros preparados para trasladarse a
cualquier parte del mundo, a países no miembros del acuerdo para llevar a
cabo sanciones y hasta asesinatos contra terroristas o partidarios de
organizaciones terroristas de los países miembros de la Operación Cóndor.
Por ejemplo indicaba el Gral. chileno Manuel Contreras, “si en un país
europeo se ha detectado a un terrorista
de un país miembro o a un partidario de una organización terrorista
de un país miembro de la Operación Cóndor, un equipo especial será enviado
a localizar y reconocer el blanco. Cuando la operación de vigilancia haya
terminado, un segundo equipo de la “Operación Cóndor” viajaría a llevar a
cabo la sanción real contra el blanco. Equipos especiales que
usarían documentación falsa de los países miembros de la Operación Cóndor”. En los “Archivos
del Terror” encontrados en el Paraguay se encuentran detalles del asesinato del
Gral. Juan José Torres de Bolivia; del Gral. Carlos Prats de Chile en la
Argentina; del ex canciller chileno Orlando Letelier en Estados Unidos, los que
ejemplifican la magnitud de esta operación.
Hugo Banzer y el Cóndor en Bolivia
El
grado de involucramiento de los gobiernos fue tal que una de las declaraciones
realizadas por el Gral. Banzer a propósito de las acciones de Estados Unidos y
Europa en relación a la Guerra Fría indico: “mientras
en Europa se peleaba con la diplomacia, en Latinoamérica nosotros poníamos los
muertos.” Por su
parte, el Gral. Mario Adett Zamora, ex ministro del Interior del Gral. Banzer
afirmó que estaba orgulloso de haber sido parte del control de los subversivos
durante esa época.
Durante
la dictadura del Gral. Hugo Banzer se calcula que al menos 60 militantes fueron
desaparecidos en Bolivia y alrededor de 30 bolivianos fueron desaparecidos o
asesinados en la Argentina.
Entre
los años 1976 y 1977 se produjo el mayor intercambio de información entre
Bolivia y Argentina. Comisiones de la Policía Federal Argentina asistieron al
equipo represivo boliviano en la identificación, interrogatorio y tortura a
militantes activistas bolivianos y extranjeros en dependencias del Departamento
de Orden Político, DOP. El Ministerio del Interior boliviano entregó a la Argentina a cuatro
compañeros de origen argentino, militantes del Ejército de Liberación Nacional
(ELN) boliviano: Graciela Rutilo, Efraín Villa Izola, Luis Stamponi y Óscar
Gonzales de la Vega se encuentran desaparecidos.
Graciela
Rutilo Artes fue presa junto con su hija de 9 meses y separada de ella fue
utilizada como medio de extorción para lograr declaraciones de su parte. Fue entregada a la represión Argentina cuando la
niña había cumplido 1 año y dos meses. Todos habrían sido depositados en el
centro clandestino de represión denominado Automotores Orletti, centro donde eran
recluidos los extranjeros apresados en suelo argentino o los argentinos
entregados por otros países. La hija de Graciela Rutilo, Carlita, fue
recuperada después de 9 años de intensa búsqueda por su abuela Matilde Artes,
el año 1985. Se había apoderado de la niña de sólo 1 año y dos meses, el
segundo represor en línea de Automotores Orletti, el paramilitar Eduardo Ruffo,
miembro de la Triple A y de la banda de Aníbal Gordon. (Eduardo y Amanda Ruffo
fueron sentenciados a prisión por apropiación indebida de Carlita; Graciela
Rutilo permanece desaparecida –Testimonio
Nunca Más–, al igual que Efraín Villa Izola, Luis Stamponi y Óscar Gonzales
de la Vega, entregados en junio y octubre de 1976).
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Publicado en el semanario La Época
y Twitter: @escuelanfp
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