Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Discurso del Comandante Timoleón Jiménez, jefe del Estado Mayor Central de las FARC-EP, en la Ceremonia de Firma de Acuerdos de Paz en la Habana, Cuba
Quisiera
pedirles, con el mayor respeto, disculpas, para aprovechar este instante con el
propósito de rememorar a un gran ausente, el Comandante eterno Hugo Rafael
Chávez Frías, un guerrero por la paz de la América Latina y el Caribe, sin cuya
valiosa iniciativa y gestión hubiera sido imposible arribar a este histórico
acto.
…
En
el año 1964, en medio del fragor de la desigual lucha armada, la Asamblea de
los Guerrilleros de Marquetalia produjo su programa agrario, en cuya parte
introductoria dejó sentada la siguiente declaración que ahora recordamos: “Nosotros
somos revolucionarios que luchamos por un cambio de régimen, pero queríamos y
luchábamos por ese cambio usando la vía menos dolorosa para nuestro pueblo, la
vía pacífica, la vía democrática de masas; esa vía nos fue cerrada
violentamente con el pretexto fascista oficial de combatir supuestas repúblicas
independientes, y como somos revolucionarios que de una u otra manera jugaremos
el papel histórico que nos corresponde, nos tocó buscar la otra vía, la vía
revolucionaria armada para la lucha por el poder.”
Hoy,
52 años después, los guerrilleros de las FARC estamos sellando con el gobierno
de Juan Manuel Santos un cese al fuego y de hostilidades bilateral y
definitivo, un acuerdo sobre garantías de seguridad y combate al
paramilitarismo, y otro sobre dejación de armas, que nos dejan a las puertas de
concretar, en un plazo relativamente breve, el acuerdo final que nos permitirá
por fin retornar al ejercicio político legal mediante la vía pacífica y
democrática.
…
Ni
las FARC ni el Estado son fuerzas vencidas y por ende lo pactado no puede
interpretarse por nadie como el producto de alguna imposición de una parte a la
otra. Hemos discutido largamente, llegando incluso a callejones que parecían sin
salida, que solo pudieron superarse gracias a la desinteresada y eficaz
intervención de los países garantes, Cuba y Noruega, y las oportunas y sabias
fórmulas sugeridas por la creatividad de los voceros de ambas partes o sus
acuciosos asesores.
Más
allá de un pobre favor, hacen un daño inmenso a Colombia, a la vida y a la
esperanza de su pueblo, quienes insisten en negar la trascendental importancia
de lo acordado, que solo por su contenido identifica a las partes sentadas a la
Mesa, sin haberlas fundido o entregada una a la otra.
Estamos
seguros de que la nación colombiana, que ha sufrido la guerra y sus
consecuencias, dará la espalda a quienes la siguen convidando al holocausto
quizás con qué oscuro propósito.
…
Desde
el principio sostuvimos que la firma de este acuerdo es la mejor oportunidad
que tendrá nuestro país para enrumbarse hacia la justicia social y el progreso,
sobre la base de que serán abiertas las compuertas de la democracia verdadera
para que los movimientos sociales y políticos de oposición gocen de plenas
garantías, y para que la voz de las comunidades en los escalones local,
regional y nacional adquiera toda su importancia y pueda jugar un papel
determinante en las decisiones públicas relacionadas con su futuro.
Estamos
ciertos de que esa será una realidad que se abrirá paso, poniendo fin a la
tradición de imponer desde arriba, haciendo abstracción de los intereses
populares, las políticas que gobernantes elegidos con sufragios dudosos
consideran más convenientes para ellos. Hay acuerdos sellados sobre esa
materia, y están próximos a definirse en algunos puntos pendientes, como
también en cuestión de reforma rural, integral y cultivos de uso ilícito. Sobre
este último recién se puso en práctica un proyecto piloto de sustitución en
Briceño, Antoquia, que necesariamente habrá que replicar en otras áreas que
padecen el problema. No será todo color de rosa y seguramente habrá que luchar
porque se cumpla integralmente lo firmado, porque como lo decía en el título de
una de sus novelas el escritor colombiano Álvaro Salom Becerra: “Al pueblo
nunca le toca.”
El
acuerdo final será la llave para dar vuelta a esa cerradura, pero requerirá de
la organización y movilización constante de la gente por su cumplimiento. Lo
ponen de presente la insistencia oficial en las cíderes, pese a lo pactado en
La Habana y al reciente Código de Policía, que choca con el acuerdo sobre participación
política suscrito en la Mesa.
El
Acuerdo sobre garantías de seguridad y combate al paramilitarismo tiene que ser
una realidad en los hechos, so pena de conducir el resultado final del proceso
al fracaso histórico.
Duele
profundamente y resulta ya intolerable que a estas alturas tales estructuras
sigan asesinando con plena libertad, como ocurrió entre el 11 y el 13 de este
mes en Barrancabermeja con cuatro jóvenes. Que el SMAD siga triturando
colombianos que salen a protestar con justicia y que el aparato judicial
continúe ordenando privaciones abusivas de la libertad como la del compañero
Carlos Arturo Velandia.
También
se ha llegado al Acuerdo sobre dejación de armas, que pone en evidencia la suma
de invenciones con las que se pretende engañar a la gente de nuestro país,
cuando se asevera que tras los acuerdos, las FARC pretendemos seguir armadas y
haciendo política.
El
país podrá conocerlo a partir de hoy. Claro que las FARC haremos política, si
esa es nuestra razón de ser, pero por medios legales y pacíficos con los mismos
derechos y garantías de los demás partidos.
El
Estado colombiano tendrá que hacer efectivo que a ningún colombiano se le
perseguirá por razones de sus ideas o prácticas políticas. Que la perversa
costumbre de incluir en los órdenes de batalla de las Fuerzas Armadas los
nombres de los dirigentes de movimientos sociales y políticos de oposición
tendrá que desaparecer definitivamente del suelo patrio. Que una vez firmado el
acuerdo final desaparecerán el dispositivo militar de guerra y su anticuada
doctrina de seguridad.
Las
Fuerzas Armadas Colombianas, agigantadas en el transcurso de la guerra,
diestras en contrainsurgencia y acciones especiales están llamadas en adelante
a jugar un importante papel en aras de la paz, la reconciliación y el
desarrollo del país. Fueron nuestras adversarias, pero en lo adelante tenemos
que ser fuerzas aliadas por el bien de Colombia. Su infraestructura y recursos
pueden ponerse al servicio de las comunidades y sus necesidades sin desmedro de
sus capacidades para cumplir la función constitucional de guarnecer las
fronteras.
Por
otra parte, el protagonismo de las comunidades ha de representar también la
oportunidad para comenzar a solucionar el grave conflicto que se vive en las
ciudades: desocupación, inseguridad, falta de servicios públicos. Esclavitudes
como el pagadiario y la explotación sexual, microtráfico, crímenes y bandas
asociadas a la mafia y el paramilitarismo requieren atención inmediata. La paz
rural debe significar una transformación participativa de las urbes.
Necesitamos
que en nuestro país se produzca efectivamente una definitiva reconciliación.
Basta ya de la violencia y los delirios por ella. Ella requiere una paciente e
intensa labor de difusión, educación y concientización de lo pactado en La
Habana, para que la gente de Colombia quede clara de su valioso y positivo
contenido, y para que sepa qué puede y debe reclamar del Estado, para que se
una y organice por conseguirlo y solo así haremos una nueva Colombia.
Las
FARC EP completamos el pasado 27 de mayo 52 años de resistencia
guerrillera, y hoy vemos el sueño de la paz mucho más cerca que nunca. Pensamos
trabajar por la unidad del movimiento democrático y popular en nuestro país,
sin sectarismos ni posiciones hegemónicas, en procura de la confluencia de toda
la inconformidad con el modelo actual de las cosas a objeto de generar
profundos cambios en la vida colombiana, pensando siempre en el interés de las
mayorías.
La
guerra ha costado cientos de miles de millones de dólares a nuestro país. De
hecho la exagerada partida del presupuesto militar ha tenido como justificación
permanente la existencia del conflicto armado. Un país en paz ya no requerirá
de tales argumentos y podrá destinar una buena parte de esos recursos a menesteres
más sanos y productivos. No es cierto que no exista dinero para la paz ni que
todo tenga que ser ayuda internacional, basta con cambiar prioridades.
Sabemos
que nada se conseguirá fácilmente o rápidamente. Entendemos que los principales
beneficiarios de nuestro esfuerzo serán las generaciones futuras, por eso
extendemos nuestra mano a la juventud, es la llamada a construir el nuevo país
y por tanto la más llamada a defender a la defensa de la paz y la
reconciliación, a la promoción de un nuevo tipo de actividad política, a la
consolidación de la civilidad y la más amplia democracia.
Las
FARC siempre hemos sido optimistas, aun en los momentos más difíciles siempre
creíamos que la paz era posible y decidimos intentarlo cuantas veces fuera
necesario, y tuvimos la razón.
El
Acuerdo de cese al fuego y de hostilidades, bilateral y definitivo, es leído
por todo el mundo como el fin de la confrontación armada en Colombia. Así sea.
Confiamos
en celebrar en un plazo prudencial otro acto solemne: la firma del acuerdo
final. ¡Que este sea el último día de la guerra!
Muchas
gracias (Aplausos).
y Twitter: @escuelanfp
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