Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Rafael Puente
A partir de la crisis de Enatex el gobierno de
Evo Morales, el gobierno del cambio, el gobierno del pueblo, el gobierno de los
trabajadores está a punto de enajenarse el apoyo de la Central Obrera
Boliviana (COB), una ruptura que tendría un preocupante significado simbólico.
Adelantemos que la COB no es la de antes. En realidad,
era sujeto central del viejo modelo nacionalista nacido en 1952; ahí sí jugaba
un papel decisivo y no olvidemos que su fuerza fundamental era la Federación de
Mineros. Hoy dicha federación se encuentra sustancialmente disminuida (no podía
ser menos con la minería en manos privadas y cooperativizadas), por lo que la
COB ya no es un actor decisivo. Pero sigue siendo un actor significativo al que
no se puede ignorar. En la COB siguen estando los trabajadores fabriles -en
este momento los más agredidos y los más descontentos-, como siguen estando
muchos otros con fuerte capacidad de movilización (como por ejemplo el
magisterio).
Pues bien, esa COB había llegado a establecer un pacto
de unidad con el actual gobierno -cosa que nunca había hecho en su
historia- convencida de que el gobierno de Evo sí es el gobierno del pueblo en
general y de los obreros en especial. Y ahora ese pacto -que en su momento
había sido objeto de críticas por dirigentes y analistas que lamentaban su
pérdida de independencia- corre peligro de romperse. Dicha ruptura no
significaría una crisis para el Gobierno, pero no dejaría de tener un
preocupante valor simbólico. Veamos por qué.
Quedaría a la vista una innegable inconsecuencia de
nuestro Gobierno en lo que se refiere al trato con la población trabajadora. No
puede ser que se deje repentinamente sin trabajo a más de 800 personas y que se
considere que con pagarles su finiquito está todo resuelto. El finiquito es un
derecho de por sí. La estabilidad laboral es otro derecho.
Quedaría a la vista que la vocación productiva de este
Gobierno y de este proceso de cambio ha fracasado, y que la producción sería
nomás una tarea de la empresa privada (cuyas históricas limitaciones conocemos
de sobra, de ellas nació Enatex). Además, la creación de dicha empresa fue
iniciativa del actual Gobierno y es responsabilidad suya que haya llegado a
quebrar (entre otras cosas por la libre importación de textiles y por el
prácticamente libre contrabando).
Se vería seriamente dañada la credibilidad del
Gobierno. Y a estas alturas está sobre el tapete del ridículo la declaración
del Ministro de Trabajo cuando afirmaba que este año el índice de desempleo
¡bajará al 0,5 %! y que, por tanto, a ningún trabajador de Enatex le será
difícil conseguir empleo.
¿En qué país vive nuestro ministro? Podríamos darle
datos abrumadores sobre el incremento permanente del desempleo en Bolivia. Por
lo demás, ¿cómo va a mejorar la tasa de empleo si para empezar estamos
permitiendo que las poderosas empresas chinas que vienen a trabajar en nuestro
país se traigan sus trabajadores desde la China (para poder superexplotarlos
impunemente, de una manera que no les sería posible con obreros bolivianos)? A lo
mejor es por ese deprimente perfil que muestra el Ministro de Trabajo que el
Gobierno prefiere que su representante para dialogar con la COB no sea él, sino
el Ministro de Educación…
Pero el valor simbólico se concentraría en el hecho de
que nada menos que la COB estaría desahuciando el carácter popular de nuestro
actual Gobierno, que en este momento lo que necesita es más bien recuperar
credibilidad y dejar de padecer permanentes movilizaciones sociales (de una
intensidad y frecuencia mucho mayores que en los diez años anteriores). Y
añadamos, de paso, que acusar a la COB de estar obedeciendo consignas de Doria
Medina es una falta de respeto (a la COB), a la vez que una
sobrevaloración de la capacidad política de dicho empresario opositor; y, en todo
caso, una forma poco hábil a la hora de negociar…
¿No será que estamos a tiempo de recapacitar, de
dialogar sin condiciones previas y de recuperar la confianza de la COB? Ojalá.
El autor es miembro del
Colectivo Urbano por el Cambio (CUECA) de Cochabamba
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y Twitter: @escuelanfp
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