Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carlos Aznárez
Otra
vez la sociedad mexicana se encuentra conmovida e indignada. Cuando Atyozinapa
y sus mártires siguen arrinconados en la impunidad, la violencia estatal, ese
terrorismo forjado en las alturas del Palacio Presidencial y expandido como
reguero de pólvora por cada una de las gobernaciones, vuelve a cantar presente.
En esta ocasión como ocurriera con los 43 normalistas secuestrados y
desaparecidos en Iguala, la masacre, esta vez en Oaxaca, tiene nombres y
apellidos, y siempre terminan en ese personaje al que impúdicamente algunos
mandatarios del continente siguen calificando de “demócrata”: Enrique Peña
Nieto.
Allí
están las imágenes gritando al mundo lo ocurrido: maestros de la combativa
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que el fin de
semana marcharon por decenas de miles en la propia Capital del país, exigiendo
que el gobierno ilegítimo (porque no puede denominarse de otra manera a quien
llegó al poder mediante fraude electoral) dé marcha atrás con una reforma
educativa que sólo busca privatizar lo que debería ser gratuito. Reforma que
está amasada, a no dudarlo, en las usinas neoliberales de una derecha que no es
solamente mexicana sino regional y que ahora “está de moda”, atizada por
Washington, embistiendo contra todo aquel que le plante cara. Pero los maestros
mexicanos son duros como el acero, y no se arredran tan fácilmente. De allí que
a pesar de todos los obstáculos represivos, desafiaran en Ciudad de México a
5.000 efectivos policiales que intentaron frenar la manifestación pacífica y
bulliciosa que reclamaba entre otros ítems, la libertad de sus dirigentes
detenidos, como es el caso de Rubén Núñez Ginés.
Sin
embargo, el Gobierno estaba necesitado de mostrar los dientes para conformar a
la oligarquía local. O al poder mediático de Televisa y otros grupos
hegemónicos que no han cesado de reclamar “mano dura” contra los “belicosos”.
Ese es el mensaje que fueron instalando durante todo el conflicto magisterial
que ya lleva meses y que ha derivado en un acampe de tres semanas de protesta
en la Capital, y barricadas y bloqueo de rutas en distintos Estados.
Por eso
no causaron sorpresa, aunque sí mucho dolor, los sucesos ocurridos el domingo
en Nochixtlán, Oaxaca. Hombres y mujeres cuya única voluntad es educar a los
más golpeados por el sistema opresivo que vive el país desde que se traicionara
la Revolución Mexicana, y que se estaban manifestando pacíficamente, fueron
brutalmente atropellados por la jauría policial de la temible PGR. A partir de
ese momento, los maestros y maestras de rostro curtido y acostumbrados a pasar
necesidades como sus educandos, sacaron fuerzas de los confines de su dignidad
para autodefenderse y no dejarse humillar más por uniformados embrutecidos por
sus mandos.

Después
llegaron las explicaciones vergonzosas del gobernador de Oaxaca, Gabino Cué
Monteagudo, ligado al otrora “progresista” Partido de la Revolución Democrática
(PRD), culpando a los maestros y mintiendo descaradamente al decir que “las
fuerzas policiales no tiraron con sus armas”. O las reiteradas declaraciones
incriminatorias a la CNTE del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio
Chong, y de Educación Pública, Aurelio Nuño, dos de los grandes responsables
con Peña Nieto de que México se siga convirtiendo en un país donde la
narco-política acostumbre a su población -y al mundo- que la “democracia” se
forja con fosas comunes, secuestros, asesinatos y cárceles hacinadas de
prisioneros políticos y sociales.
Mientras tanto, en Oaxaca, en Chiapas, en Querétaro, en Guerrero o en las
entrañas del Zócalo capitalino el pueblo llano sigue fraguando la masa
subversiva de la rebelión contra un orden injusto cuya única receta es siempre
la muerte. Frente a esta actitud valiente, lo que queda para quienes viven
fronteras afuera de México es renovar la solidaridad activa con maestr@s,
campesino@s, obrer@s y estudiantes. Urgentemente, para evitar más masacres.
y Twitter: @escuelanfp
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