Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Carla
Espósito Guevara
“Puedo
permitir que mi hija se case hasta con un negro, pero nunca con una mujer”
fue el lapidario comentario de un ciudadano en el debate abierto en un programa
radial a propósito de la Ley de Identidad de Género recientemente aprobada por
el Parlamento. Esta afirmación resume con precisión los prejuicios homofóbicos
y racistas que circulan libremente en nuestra sociedad, que afloraron nuevamente
gatillados por la promulgación de la Ley, y es asimismo la prueba de cuan
entrelazados están los fenómenos de la homofobia, el racismo y la opresión
femenina.
Lamentablemente la
Iglesia católica, en lugar de ponerse del lado de los débiles, una vez más se
ha dado a la tarea de liderar los prejuicios sociales más profundos y arcaicos
de la sociedad. La Ley le ha dado la
excusa para traer nuevamente a colación el viejo lema de Dios patria y familia,
que numerosas veces en la historia fue utilizado por líderes fascistas para
justificar sus crímenes, pero agregando un componente más: “el de
las razones biológicas”. Lo que justamente emparenta la opresión
racial, la homofobia y la opresión de las mujeres es el justificativo
biológico, es decir, la biologización de la identidad que utiliza la anatomía
como fundamento de una supuesta condición mental, psicológica o social.
Lo que los grupos
conservadores no logran entender en su ignorancia, es algo que el movimiento
feminista demostró hace tiempo: que género y cuerpo biológico son dos cosas diferentes.
Una realidad es el cuerpo biológico y otra muy diferente la construcción
identitaria que se construye sobre ese cuerpo. La primera es un dato biológico,
la segunda una realidad construida cultural y socialmente, pero no existe una
relación de necesidad entre ambos. Lo que revolucionó el pensamiento feminista fue
el haber demostrado que la feminidad y la masculinidad no se hallan
exclusivamente atados a la egida de la anatomía, de ahí la importancia de la
introducción de la noción de género, cuyo origen es independiente de los sexos.
Los argumentos
utilizados por la Iglesia Católica y los grupos conservadores en contra de la
Ley, ignoran olímpicamente esa gran revolución del pensamiento feminista que
tanto ha contribuido para desmontar las diferentes cadenas de opresión sobre
las mujeres, y lo que buscan es reintroducir una ideología naturalista y
biologicista que corporeiza las realidades psíquicas e identitarias retrotrayéndonos
a un debate del siglo XIX que ata el destino de las personas a una fatalidad
biológica.
Unos dicen que va
contra Dios, otros que va contra la patria, otros que va contra la moral,
otros, los más burdos, que es una excusa para escapar del servicio militar.
Todos esos argumentos merecen la más profunda condena, repudio e indignación.
Ni Dios, ni la familia, ni la moral, ni menos el servicio militar están en
peligro. Todo lo contrario, esta Ley nos convierte en una sociedad más digna,
más justa, más democrática y sobre todo más humana.
Desde nuestro punto de
vista su promulgación es un gran avance, más aun en una sociedad tan
conservadora y atravesada por prejuicios homofóbicos y racistas como la
nuestra. Pero la tarea que nos resta por delante es usarla para empezar a desmontar
los fundamentos culturales de esta forma de opresión y establecer las
interconexiones con el patriarcado y el colonialismo. Las tareas no terminan
con la Ley, recién empiezan con ella.
y Twitter: @escuelanfp
Comentarios
Publicar un comentario
Escriba sus comentarios