Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por: Miguel Albarracín Paredes
No es el espíritu de gente derrotada, a pesar de que la gran mayoría de
los trabajadores recogieron su finiquito (en teoría ya todo debería estar
solucionado con el cobro), están en pié de lucha, es más, no son sólo los
trabajadores de Enatex, no son sólo los fabriles en marcha, otros sectores
obreros están participando de la columna que ya asciende a 700 marchistas
aproximadamente. Con seguridad pasarán Calamarca, y llegarán a Pocohota, San
Antonio, la Apacheta, y para el lunes estarán en El Alto.
Pero, ¿es necesario tanto esfuerzo?, ¿acaso campesinos y obreros,
gobierno y trabajadores no somos hermanos?
Movilización
pacífica
Ahora la Gerencia de la empresa dice que Enatex no es rentable, que es
deficitaria. De ahí dos preguntas básicas saltan a la luz: ¿alguna vez fue
rentable?, ¿recién se han dado cuenta de que no es competitiva? Debemos ser
sinceros, esta historia está a medio contar, tanto es así que han hecho
reaccionar a los obreros.
Más de un derechista se debe estar frotando las manos pensando que los
obreros son enemigos del proceso de cambio, y hasta deben pensar que pueden
sacarle provecho a este acontecimiento. Sin embargo, debemos darles el balde de
agua fría que se merecen: los obreros ni son de la derecha ni están contra el
proceso. Los trabajadores asalariados en su gran mayoría siguen acompañando y
apoyando a Evo Morales, como compañero, como parte de este proceso
antineoliberal, y por considerar que el camino al socialismo es posible, así lo
han dicho en sus documentos políticos y congresos. Pero hay que mirar con los 2
ojos: también señalan que existen políticas que están equivocadas y que deben
ser corregidas, Enatex es un ejemplo, los temas de manejo económico y
desarrollo industrial deben ser discutidos, entre compañeros y hermanos, con la
confianza que se llegará a un acuerdo y a soluciones conjuntas.
Por eso la marcha pacífica debe ser vista con ojos de compañero: una
movilización pacífica, que es un campanazo de alerta para el gobierno, hay un
descontento, hay una crítica sobre las decisiones que se están tomando, sobre el
cómo se están tomando las decisiones, inclusive sobre algunos funcionarios que
están mal implementando las políticas económico-productivas del país.
Alianza
estratégica

Pongamos un pequeño ejemplo: el año pasado la gerencia de Enatex dijo
que la fábrica no podía funcionar con 1.500 obreros, que debía reducirse a 900
para poder “salir a flote”; en ese entonces mi persona estaba como Director
General del Trabajo y se me encomendó explicar a los obreros esa realidad, y así
lo hice: “compañeros este barco con 1.500 obreros se va a hundir, y puede salir
a flote con 900”. Tuvimos sendas reuniones donde hablamos de las consecuencias
y los problemas que habían en la fábrica. Dijeron que no se les hacía
partícipes de los planes de trabajo, sentían como si se hubiese cambiado un
patrón por otro patrón, inclusive existirían en almacenes materiales dañados
por una mala decisión gerencial, más aún, decían que no existía ningún tipo de
planificación y que todavía la gente de Marcos Iberkleid (el empresario que
vendió Ametex al Estado) era la que tomaba decisiones importantes.
Pero a pesar que cerca de la mitad de los trabajadores fueron
despedidos, al final ellos aceptaron el retiro forzoso, decidieron no
movilizarse y esperar que la empresa se reactivara. Y es que nadie ama más una
fábrica que sus propios obreros, por los años que le dedicaron, por ser su
fuente de ingreso, porque son los que realmente conocen de la importancia de
mantener una fábrica abierta y de la importancia para el país, por eso había
que tomarles en cuenta y no verles como simples personas dispuestas a recibir
órdenes, verles como les vio Marx y Lenin: como la clase revolucionaria, inclusive
para tomar decisiones administrativas. No se lo hizo, y ahora ellos están
marchando.
Preguntas
urgentes

Los economistas y los estudiantes de economía suelen decir que para emprender
una empresa productiva debes atender con todos tus sentidos todas las opciones,
y muy particularmente con el sentido común: ¿la maquinaria es buena?, ¿los
trabajadores tienen mano de obra calificada?, ¿existe mercado para sus productos?,
¿es un proyecto sostenible?, ¿existe posibilidad de expandirse?, ¿si la empresa
es rentable por qué el empresario la está vendiendo?
Cualquier emprendimiento debe tener 100 preguntas previas, y basta que exista
una respuesta negativa para que el proyecto sea inviable, lo cual ameritaría un
cambio de estrategia, y nuevamente a la pregunta: ¿se actuó correctamente? Esas
explicaciones se merecen los obreros, para que sepan en que nos equivocamos y
qué impulsó al gobierno a iniciar este proyecto, por lo visto fallido.
Aprendamos de nuestros errores, pero no para golpearnos ni castigarnos –quizás los
responsables deban ser sancionados– sino para no repetir errores similares o sacar
conclusiones equivocadas: “los obreros son conflictivos”, “ya no debemos tomar
más emprendimientos”, o conclusiones apresuradas.
Corresponde sentarse entre hermanos y explicar los problemas que se han
enfrentado para este triste desenlace, explicar cuál es el plan de desarrollo
económico, productivo, donde los obreros deben ser co-partícipes y co-responsables,
no como individuos, sino como clase social.
Una ruptura entre el gobierno y la clase obrera es impensable, pero es
momento de poner todas las cartas sobre la mesa: necesitamos una discusión
programática, cómo vamos a sacar al país de su crisis, cómo vamos a enfrentar
la política desestabilizadora del imperialismo y la crisis económica mundial.
Es tiempo de sentarse a dialogar, escuchar, para que esta movilización
sea el principio de un reencuentro programático, en base a las tesis de la COB,
al impulso que los obreros pueden darle a la lucha por el socialismo
comunitario, que se depure todos los elementos negativos que se han incrustado
en el gobierno, y que de esta discusión salgan conclusiones para avanzar, para
que las luchas que se avecinan nos encuentren juntos.
*Abogado laboralista y ex Director
General del Trabajo, del Ministerio de Trabajo.
y Twitter: @escuelanfp
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