Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Por:
Bernal Treviño
Aunque Rajoy ya decía en 2014 que la crisis era historia del pasado, no hay
estadística sobre pobreza o precariedad donde España no encabece las primeras
posiciones.
Lejos de las cifras
macroeconómicas, estos datos muestran la realidad de la calle. Una parte de la
sociedad, cada vez más creciente, víctima de la falta de empleo y la
precariedad laboral. Y, lo peor, ya no es algo puntual de la crisis. Es el
resultado de no aplicar medidas que palíen estas tendencias.
Después de esta
legislatura el balance es más trabajo temporal, menos prestaciones, ausencia de
políticas públicas frente al aumento de la pobreza infantil, caída de los
sueldos, mayor desigualdad y exclusión, y mayor presión fiscal para los que
menos tienen. Las siguientes cifras muestran las consecuencias de los cuatro
años de gestión del PP en materia social.
Falta de ayudas a desempleados y más trabajo temporal
España es el
segundo país de la Unión Europea con más paro de larga duración, con una tasa
del 11,4% lejos del 1,7% que tenía antes de la crisis, y su tasa duplica a la
media. Ya no es un paro puntual, sino estructural. Se ha hecho crónico, a pesar
de los anuncios triunfalistas del Gobierno. También es el segundo país de
Europa con más paro femenino, con casi el 50% de las españolas sin trabajar.
Los últimos datos de los servicios públicos de empleo mostraron que por primera
vez, desde 2010, bajó la cifra de paro de los cuatro millones de personas, pero
a costa de empleo precario y temporal. Sólo el 8,3 de los contratos fueron
indefinidos.
Quienes lo
padecen se enfrentan a un periodo de incertidumbre, donde las prestaciones y
ayudas escasean. Acceder a ellas se ha vuelto más complicado. Por eso, bajo el
mandato de Rajoy las ayudas a los parados se han reducido un 30%. 54.300
hogares tienen a todos sus miembros activos en paro. Y un 27,7% lleva más de
tres años sin trabajo. 7 de cada 10 desempleados ya no reciben ayudas y cerca
del 80% vive gracias a la ayuda de la familia, según un informe. En esta
situación, casi la mitad de los parados está en riesgo de pobreza.
Cuando España fue líder en paro juvenil
En 2013 el paro
juvenil superó el 55% y se convirtió en líder en Europa. En los últimos datos
del INE, se sitúa en el 46,5%. Una bajada de casi diez puntos. Pero para el
colectivo de Juventud Sin Futuro se debe a una única razón: la proliferación de
trabajo ‘basura’. “Lo que más nos encontramos a la hora de buscar empleo son
contratos temporales por horas o días sueltos, por unos 200 euros al mes”,
afirman.
También señalan
que otra razón por la que disminuye el paro es la emigración juvenil. Según
datos del Instituto de la Juventud, desde 2009, 218.000 jóvenes han abandonado
el país. Con estos niveles, recuerdan que resulta muy complicado
independizarse. Cifras de paro insostenibles que repercuten en un freno radical
de sus proyectos de vida: “El 80% de los menores de 30 años no podemos
independizarnos”, apuntan.
Pobreza infantil de las más altas de Europa
Cuando unos
padres no encuentran empleo o es precario, quienes más lo padecen son los niños
y adolescentes. El riesgo de pobreza infantil en España es del 29,6% (INE), una
de las más altas de Europa. Una cifra que muestra una débil política de
protección social: “Mientras los mayores de 65 años tenían como colchón las
pensiones (lo que no significa que estén mejor), los hogares con niños no
tienen prestaciones”, apunta Gabriel González-Bueno, especialista en políticas
de infancia de UNICEF.
De los 28
países de la Unión Europea solo siete países no tienen ayudas universales por
hijo, y esos están entre los diez con más pobreza infantil. Y en España, la
única ayuda que se tenía, que eran los 2.500 euros por nacimiento, se eliminó.
“Han aparecido carencias básicas que parecían del pasado. Un niño necesita más
que pasta y arroz. También alimentos frescos como carne, frutas, verduras o
pescado, que han subido los precios. Ese déficit lo pagará toda su vida”, añade
el especialista.
Entre esas
consecuencias, peor rendimiento escolar, menor desarrollo físico e intelectual,
abandono de estudios, empleos más precarios, menos expectativas, dificultad
para acceder al ocio y cultura, y menos relaciones sociales. “Hay niños que no
hacen fiestas de cumpleaños porque no quieren que vean cómo viven, o no van a
excursiones”, explica González-Bueno. Otro apunte: las tasas de violencia en
países con desigualdad crecen a medio-largo plazo, con una menor cohesión
social y menor participación política. El futuro no aporta buenos datos.
Contratos por más horas y con menos sueldo
Desde el
colectivo Denunciemos los abusos patronales estudian las quejas de quienes
pierden sus derechos laborales. “Muchas empresas quedan sin representación
sindical que promueva las vías legales para defender los derechos, así los
empresarios tienen más margen de maniobra para saltarse la legalidad laboral.
Especialmente en un país como el nuestro, donde la mayoría de los trabajadores
lo ignora”, explican.
Subrayan dos
consecuencias de la flexibilización y los contratos temporales: jornadas más
largas y horarios variables a voluntad de la empresa. “Nos llegan relatos de
personas que trabajan 12 horas diarias o 50-60 horas semanales, sin percibir
las horas extras”, detallan. Desvelan casos como mujeres, sobre todo, que
trabajan 15 o 18 horas semanales con salarios de 300 euros mensuales, con total
disponibilidad horaria e imposibilidad de tener un segundo trabajo, por los
horarios variables e imprevisibles. Un dato más: más de la mitad de las horas
extraordinarias no fueron pagadas, según la EPA.
Desde Oficina
Precaria añaden otra tendencia, el abuso de becas en las empresas. “Son
personas tan invisibles, que ni siquiera ningún organismo en España estudia su
situación y condiciones, lo que genera falta de conocimiento e indefensión
entre los afectados. Con un estudio de la Comisión Europea calculamos que en
España había cerca de 180.000 becarios en 2015”, comentan desde la asociación.
Estas falsas becas que carecen de carácter formativo sustituyen a trabajadores
por un sueldo más barato a la vez que precipitan el retraso del acceso al
mercado laboral.
Una reforma laboral que deja la mayor precariedad de
la zona euro
La reforma
laboral fue uno de los proyectos estrella de la legislatura de Rajoy. Una
reforma que se nutre de las recomendaciones que dicta la Comisión Europea. Hoy
día somos el país que lidera la precariedad en la zona euro, encabezando los
contratos temporales con un 25,2%. Con esta reforma, “las líneas rojas de
nuestro sistema laboral han saltado. La contratación indefinida pierde sus
características de seguridad y pasa a ser un contrato poco seguro e inestable”,
declara Adoración Guamán, Profesora de Derecho del Trabajo en la Universidad de
Valencia.
Desde entonces,
según esta profesora, la gente entra y sale del mercado laboral “sin
expectativas” de lo que debe pedir al empresario, en cuanto a mejoras
salariales y condiciones en la empresa. Otro resultado de la reforma fue frenar
la negociación colectiva. “Se congeló el salario mínimo y se restó peso a los
sindicatos, y como no se puede devaluar la moneda, se devalúa la vida y los
salarios. La precarización no genera empleo, sino que lo destruye”, afirma esta
profesora.
ambién hay
efectos menos evidentes pero preocupantes: “Los jóvenes dejan de ver el trabajo
como algo digno y con derechos, y venden su mano de obra en las condiciones que
pida el empresario porque no tienen otra opción. Es una reforma con peso
ideológico y lo han conseguido. Revertir esto puede ser muy complicado. Nos
lleva a un individualismo radical. El tema del TTIP tendrá un efecto brutal
donde los lobbies podrán decir qué hacer en material laboral. Vamos hacia una
americanización del mercado”, concluye.
España, donde más crece la desigualdad social
Mientras el
Gobierno ensalza cifras de recuperación macroeconómica, la pobreza avanza en el
país. Según datos de Oxfam, España es el país de la OCDE que más ha crecido en
desigualdad, tan solo por detrás de Chipre, y es casi catorce veces más
desigual que Grecia.
Uno de cada
cinco españoles está en riesgo de pobreza, el 22%, según el INE. Esto se
traduce en que, por ejemplo, más de cinco millones de españoles sufren pobreza
energética, en un país donde no han parado de aumentar el coste de los recibos
de luz y gas. La pérdida de derechos y la flexibilidad laboral también ha
originado un aumento de los trabajadores pobres.
Un informe de
Cáritas apunta la creación de una España a dos velocidades. Confirma que los
ingresos de los hogares han caído desde el primer impacto de la crisis, con una
reducción que supera el 10%. Acompañado de un hundimiento de las rentas más
bajas. Desde esta organización advierten que esta tendencia va más allá de un
proceso puntual de la crisis y evidencia que es “una cuestión de modelo
social”.
Misma carga fiscal para ricos y para pobres
Según datos de
la Agencia Tributaria de 2014, una de cada tres personas, el 35%, tenía un
sueldo igual o inferior al salario mínimo. “En 2013, dos de cada tres
liquidaciones del IRPF eran por una cuantía igual o inferior a 21.000 euros”,
matiza Antonio Sanabria, economista de la Universidad Complutense de Madrid. La
concentración de riqueza y el crecimiento de la exclusión social han ido de la
mano en los últimos años. Un fenómeno que Susana Ruiz, de Oxfam, relaciona de
forma directa con el modelo fiscal. “Los veinte más ricos en España concentran
un 20% de la riqueza del país y la aumentaron un 15%, mientras que para el 99%
de la población había caído justo en un 15%”, detalla esta responsable.
La evasión
fiscal tiene parte de la culpa de esta situación. En España se pierden 59.500 millones
de euros por el fraude fiscal y eso genera un vacío de ingresos en las arcas
públicas. Y ese vacío está en el Impuesto de Sociedades. “Desde el 2007 la
recaudación en el impuesto de Sociedades es un 58% más baja; mientras que el
IRPF o el IVA está al mismo nivel de antes de la crisis”, matiza Ruiz. Es
decir, para aumentar la riqueza de unos privilegiados, la sociedad aporta más
en IRPF e IVA, junto a la una bajada de sueldos de un 22%, mientras que el
sueldo los grandes ejecutivos y presidentes de empresas del Ibex han crecido un
80%.
“Esta presión
fiscal deja a los ciudadanos como en un sándwich. El Estado te pide más y, a la
vez, te dan menos. Desde 2009, el gasto público en salud se redujo en 10.000
millones de euros, unos 250 euros por habitante. Y al final el coste del fraude
fiscal de cada ciudadano es de entre 800 y 1.000 euros. Nos cuesta cuatro veces
más a nosotros, que lo que perdemos en sanidad. Lo cual demuestra que con esto
se podría financiar”, confirma la responsable de Oxfam.
y Twitter: @escuelanfp
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