Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Foro Andino de desarrollo Rural
Con el fin de contribuir a la seguridad alimentaria de Bolivia han surgido
propuestas para cuadruplicar la frontera agrícola hasta 13 millones de
hectáreas para 2025. Priorizar el tema alimentario a futuro como política de
Estado parece acertado; sin embargo, es pertinente plantear algunas reflexiones
sobre la base del debate del II Foro Andino Amazónico de Desarrollo Rural,
realizado recientemente en la ciudad de La Paz.
Si la expansión propuesta se basa en la actual estructura productiva del
agronegocio soyero en Santa Cruz, es preciso cuestionar su contribución directa
a la seguridad alimentaria nacional, ya que del total de soya producido, el 80%
se destina a torta de soya que es exportada para alimento de ganado. El 20%
restante se convierte en aceite y, de esta cantidad, solo una quinta parte se
destina al consumo nacional. En contraste, la superficie cultivada de alimentos
como papa, trigo y maíz es seis veces menor que la de soya.
Además, ampliar la frontera agrícola bajo esta lógica implica altos niveles
de deforestación. En la última década se perdieron 2 millones de hectáreas de
bosque debido a la agricultura mecanizada, provocando incendios forestales,
degradación del suelo y cambios en la humedad y en los patrones de lluvias.
Adicionalmente, el 95% de la soya es transgénica y se fumiga con glifosato,
ocasionando serios impactos en el medioambiente y en la salud de las
poblaciones que viven cerca de los cultivos.
Por otro lado, el sector soyero ha sido siempre beneficiado con políticas
estatales: construcción de carreteras, preferencias arancelarias e impositivas
y un subsidio indirecto de Bs 5,80 por litro de diésel importado. Sin este
apoyo estatal, no podría competir en los mercados externos ya que tiene el
rendimiento más bajo de la región y costos de producción más elevados. ¿Cuánto
aporta este sector al Estado? Argentina cobra un impuesto del 35% a la
exportación de soya, pero en Bolivia no existe nada parecido.
Es visible la contribución económica de la soya para la economía regional
de Santa Cruz, pero ¿cuán sostenible es este modelo y qué implica su expansión?
El desafío de lograr la seguridad y la soberanía alimentaria en el país, debe
ser compartido por todos los sectores de la sociedad, definiendo colectivamente
qué alimentos cultivar, quiénes los producen, en qué lugares y fundamentalmente
cómo se utiliza la tierra para ello. Este gran acuerdo nacional aún está
pendiente.
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