Las casetas del populoso mercado Mutualista en Santa Cruz comenzaron a quemarse la noche de ayer domingo, justamente al día siguiente de que los gremialistas anunciaron que no acatarán el anunciado paro de 48 horas decidido por la Gobernación y el Comité Cívico cruceños, a la cabeza de otras instituciones totalmente controladas por la derecha, como la Universidad Gabriel René Moreno. Aunque se desconocen las causas que originaron este desastre, llamó enormemente la atención que los pocos hidrantes de la zona no tenían agua, por lo que el fuego que inició en algunos puestos pudo extenderse rápidamente. Vanos fueron los esfuerzos de los comerciantes, que trataron de recuperar la mercadería que tenían en sus kioscos, arriesgando sus vidas. Con la llegada de los bomberos y colaboración de los mismos comerciantes se combatió el siniestro; luego, cuando arribó al lugar Luis Fernando Camacho, fue recibido con mucha hostilidad porque varios comerciantes abiertamente lo acusaron de estar detrás...
Octubre rojo y nunca negro
Por: Agustín Tarifa Camacho
La historia muestra que sólo la fuerza imparable de los pueblos transforma las estructuras más sólidas de las viejas sociedades; son momentos en los que las condiciones de exclusión, miseria y explotación se revelan frente a las estructuras de dominación y subordinación de las clases dominantes. Es el momento en que los explotados ya no quieren vivir como antes y las elites no pueden gobernar como siempre; dicho de otro modo, son momentos de emancipación y rebelión que hace que el mundo cambie de cara y se alce triunfante el oprimido sobre el opresor a costa del sacrificio de la vida y la sangre del pueblo, así es una revolución.
La historia del pueblo boliviano lleva marcado en su ajayu, las más bellas páginas escritas con su noble sangre, demostrando siempre que la historia se escribe a fuerza de lucha. El chuyma valeroso de los andes y la amazonia, del chaco y los valles es la rebelión constante en busca del jacha uru, inalcanzable unas veces y otras tan cerca que en sus manos se disipa; quién mejor que el pueblo boliviano para enseñar al mundo que la lucha incesante entre explotados y explotadores es real y no falacias occidentales ni colonizantes del sentimentalismo pequeño burgués; sino verdad que palpita en sus campos, minas y calles, en la zafra y la hacienda del Chaco; en la fábrica y hasta en el poder político de la sede de gobierno en la vieja La Paz.
Diez años de la memoria corta y la crisis como método, donde el fantasma insomne despertó para revivir a los Katari y los Willca que el señorío colonial y feudal de la República, desterró en el seno de la pacha; diez años en que la bella ilusión del socialismo rozó nuestros rostros como briza mañanera en invierno andino, estremeciendo los intereses del imperialismo y sus lacayos nacionales para anunciar un nuevo amanecer por un luminoso sendero. Diez años de aquel octubre wila y no negro como el eufemismo pequeño burgués bautizó para esconder su oportunismo pragmático a nombre de emancipación.
Octubre de 2003, no sólo fue un hito más en la historia de Bolivia, sino otro ensayo de emancipación popular que nos recuerda que aún la noble tarea de la revolución está inconclusa, octubre también debe ser un momento de inflexión en el sopor de la lucha del movimiento popular boliviano que agite banderas de rebelión en busca de mejores condiciones vida; donde la conquista de una emancipación total después de diez años, sea real y que hoy está fuera de cauce y entró en el viejo ciclo en el que las clases dominantes acostumbran simplificar la rebeldía popular por migajas a nombre de pan.
Hoy, después de diez años en que el pueblo alteño puso sobre sus hombros el destino del país como ejemplo de humildad y rebeldía, marcando el sendero de la lucha antiimperialista, arrinconando a las elites genocidas del pueblo boliviano pero sin haberlas derrotado; el mejor homenaje es el compromiso ferviente de continuar escribiendo la historia hasta alcanzar una sociedad de nuevo tipo; pero al mismo tiempo estos diez años deben significar reflexión para el pueblo, pues nuestro letargo exitista ha permitido la recomposición de la clase dominante, casi derrotada el 2003 pero hoy en franca ofensiva con discurso indígena popular arremete nuevamente a nuestro pueblo para marcar su dominio y hegemonía capitalista; por eso octubre es un recordatorio de que está en nuestras manos la construcción de un futuro brillante que aún está pendiente y porque la rebelión siempre se justifica.
Chuquiago Marka, octubre 17 de 2013
No leí una declaración tan cierta y atinada a lo que vivimos bajo esta opresión y la realidad es tan latente que necesita ser escuchada por las nuevas generaciones, esta en nuestras manos por la capacidad que siempre demostró el pueblo boliviano, a seguir en la lucha de un nuevo despertar
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